LENA

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Hacía un terrible calor en National City. El cielo estaba despejado, sin una sola nube a la vista, el sol golpeaba a la ciudad con todo su esplendor. Familias enteras dejaban sus hogares y se decidían por pasar una tarde en los jardines botánicos, parques naturales, zoológicos y acuarios. Cualquier lugar que los acercara a una sensación de unión con la naturaleza.

Lena Luthor estaba fuera de esos planes.

Descansaba en la comodidad de su hogar, mientras utilizaba viejos harapos, como la camiseta oficial de su antigua universidad y los pantalones desgastados que una vez habían pertenecido a su preciada Golden Retriever, Kara Danvers. Se alegraba de no haberse desecho de las ropas que había tomado prestadas de la rubia cuando su pelea estuvo en el máximo clímax. Aunque eso era tema del pasado, ya las heridas estaban sanadas y su relación había crecido indudablemente, tanto que los sentimientos de la pelinegra por la heroína ahora eran desbordantes y la estaban ahogando, una vez más.

Muy temprano cuando su relación empezaba, supo que lo que menos deseaba era que su relación con Kara se mantuviera en una amistad. Claro, amaba mantener el título de "mejor amiga", pero no podía mentirse, quería ser el todo de la torpe periodista. Sin embargo, tan pronto como aclaró sus sentimientos, se dio cuenta de que sus deseos eran imposibles. Kara tenía a alguien que la amaba y, lo más importante, ella lo amaba de vuelta. En ese entonces fue fácil ocultar sus sentimientos, casi demasiado. Además, estar a la cabeza de una multinacional siempre sirve como distracción. Cuando todo terminó entre la heroína y el otro, fue un alivio, por muy egoísta que pareciera; aunque en realidad a veces deseaba que nada hubiera sucedido y que Kara y Mon-El siguieran juntos. El corazón roto de Kara también rompió el suyo, agravando el daño del abandono por parte de la rubia a su persona.

¡Pero aquellos fueron viejos tiempos! Ahora que estaban fuertes juntas no había razón alguna para volver al pasado. Estando atascada en el presente, una nerviosa Lena posaba frente a su espejo una y otra vez. Sus manos temblaban y su ceño estaba fruncido en lo que parecía una muestra de enojo y frustración. Su cabello no estaba mucho mejor, pues estaba hecho marañas.

— Me gustas, Kara. Lo digo muy en serio — Lena miró su reflejo en el espejo y soltó un bufido molesta — ¡Maldición, no! Vamos, no puede ser tan difícil. Solo tengo que pararme frente a ella y decirle lo hermosa y dedicada que es, que su espíritu y esperanza es brillante... al igual que ella... ¡Luthor, concéntrate!

La pelinegra corrió y se lanzó a su cama. Aterrizó con su cuerpo boca abajo, aprovechando para ahogar un grito en sus costosas sábanas. Llevaba varios días esquivando cada oportunidad para ver a su rubia amiga, no porque no quisiera verla, simplemente la presencia de Kara se había vuelto peligrosa. No sabía si era porque su cabello parecía brillar más o porque la personalidad de la mujer parecía ser más adictiva cada día, no conocía las razones por las que ahora no podía detener a su corazón cuando éste imprudentemente obligaba a su cuerpo a mostrar su amor a la rubia.

Primero empezó con abrazos más pegados y más largos (más de lo normal). Después pasó a que Kara la descubriera mirándola fijamente en más de una ocasión. En algún momento incluso se había lanzado a sus brazos pidiendo afecto, lo que no era tan extraño, hasta que se dio cuenta que lo hizo en plena conferencia de prensa mientras Kara hacía presencia como Supergirl. Fue bastante embarazoso, pero aquello generó una revuelta positiva en el público, quienes ahora ansiaban hambrientos cualquier interacción entre la Luthor y la Super. ¡Incluso sus acciones habían crecido después del incidente!

Aunque eso no se comparaba a lo que hizo hace una semana en su oficina. Kara como siempre hacía sus paradas en su balcón para asegurarse de que todo estuviera bien, además de llevarle el almuerzo. Solían hablar por un par de minutos, ya que difícilmente alguna de las dos tenía tiempo libre. Todo iba muy bien hasta ahí. Lo malo ocurrió en la despedida, consciente de que estaba siendo muy obvia, Lena cortó la duración de sus abrazos diarios. Notó a Kara algo extrañada, pero ésta no hizo ningún comentario, simplemente sonrió tiernamente. Esa sonrisa fue la muerte para la joven Luthor, quien no puedo evitar mirar con adoración a la periodista y antes de que pudiera detenerse ya estaba acercando su rostro al de su amiga, estaba tan perdida en sus deseos que cuando su asistente abrió sin previo aviso la puerta, lanzó un fuerte golpe a Kara apartándola de ella. Tal vez oyó a la chica de acero quejarse, tal vez no.

Comprometida con acabar con su comportamiento, se decidió a tomar un pequeño descanso de L-Corp, con toda la voluntad de aprovechar el tiempo libre para dejar de combatir sus sentimientos por Kara y sacarlos a flote de una buena vez por todas. Por supuesto, era mucho más sencillo poner el plan sobre la mesa. Llevaba enfrascada días intentado encontrar la manera correcta de confesarse a Kara. Creyó que sería extremadamente sencillo, simplemente necesitaba un buen escenario y las palabras correctas. Pensó en ofrecerle un viaje juntas, un lugar donde estuvieran en paz y en el que pudiera decir las palabras "Kara, me gustas". Sin embargo, cayó en cuenta muy rápido que no sería tan fácil como eso. No solo trataba con Kara, también con Supergirl, además la derrota de Lex seguía siendo bastante reciente y muchos de sus seguidores seguían libres, no existía tiempo para vacaciones.

Con eso en mente pensó en algo más pequeño, como alquilar todo un estadio y organizar una estupenda cena romántica, pero por alguna razón creyó que sería algo excesivo; además de obvio y no quería que Kara se enterara sino hasta que fueran sus palabras las que dejaran claros sus sentimientos. Poniendo a un lado las ideas caras y extravagantes, se decidió por una salida de fin de semana al museo o a un parque de diversiones, le entusiasmó más el último ya que nunca había estado en uno. Y si su primera experiencia en un parque de diversiones era con quien estaba enamorada, entonces era un premio de doble ganancia. Esa parte estaba resuelta, ahora necesitaba la confesión, la parte más difícil.

— ¿Por qué es tan complicado? Quiero decir, sé cómo me hace sentir Kara y podría hablar de ella por horas, pero ninguna de las palabras suenan correctas. ¡Vaya pesadilla! — se dijo Lena.

Lena se puso de pie y se miró en el espejo una vez más, respiró profundamente y cerró sus ojos. Imaginó a la rubia y las pequeñas acciones que siempre le levantaban el ánimo. Sonrió inconscientemente.

— Me gustas tanto... Estaría dispuesta a todo por ti, porque lo vales — susurró con suavidad — Mi corazón es tuyo, corazón que te ama tan desesperada y celosamente. Y si me dieras la oportunidad de demostrarte cuánto... — empezó a sonar su teléfono. Dejó escapar un grito de frustración y se apresuró a buscar la fuente de sonido.

Movió cojines, sábanas, libros y bolsos hasta que lo encontró debajo de su cama. Sí, su vida estaba un poco desordenada.

— Lena Luthor — contestó sin mirar realmente quién era.

— Alex Danvers — la pelirroja se mofó a través del teléfono.

— Oh, eres tú, ¿qué quieres? — preguntó Lena mientras volvía a su lugar en su cama.

— No me digas, ¿esperabas a la otra Danvers? — volvió a burlarse, pues esa era su actividad favorita después de molestar a su propia hermana.

— Jódete, Alex — contestó Lena de mal humor. No estaba en sus mejores días.

— Luthor está enojada, pero no te preocupes, como sabes soy una personas bastante sensible respecto al sufrimiento de otras personas, así que con gusto dejaré que me invites al acuario para que podamos charlar. Después me pagarás la terapia, ya que Kelly está algo ocupada.

— Eres un ángel, ¿no te lo habían dicho? — respondió Lena con sarcasmo.

— Deja los coqueteos para más tarde. Ahora ponte bonita para mí y nos veremos en dos horas en tu casa.

— ¡No he aceptado aún!

— No te rogaré, Luthor. Estoy siendo una buena amiga al evitar que mueras hirviendo en tu casa — ese era un buen punto — Ahora deja tu orgullo y prepárate — y colgó.

Lena lanzó su teléfono lejos y se pasó las manos por la cara. Volvió a suspirar frustrada. Su relación con Alex era un poco sensible, sobre todo por su parte, aún no podía evitar sentirse algo dolida por el desprecio de la pelirroja durante sus niñerías por la pelea con Kara. Por supuesto, ella tenía buena parte de la culpa, pero Alex pareció dejar de creer en ella tan fácilmente. Aunque estaba arrepentida, ambas lo estaban, solo que Alex lo dejaba un poco más claro.

De repente una idea llegó a la cabeza de Lena, si le contaba a Alex sobre los sentimientos que tenía hacía Kara, quizá ella podría ayudarle y hacer de esto algo más llevadero. Le avergonzaba pedir consejo a alguien que aprovechaba cada oportunidad para burlarse de ella, pero pensándolo bien, no podría manejarlo todo sola.

THE CONFESSION [SUPERCORP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora