KARA FOREVER

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— Muy bien, tranquilízate, haz caso a las palabras de Lillian — se dijo así misma Lena.

Estaba en su casa vestida cómodamente esperando por Kara. Le había enviado un mensaje segundos atrás pidiéndole que llegara hasta su ático ya que necesitaba hablar con ella. El mensaje fue bastante sobrio, sabía que así la rubia se acercaría más rápido. Por fin, después de tantos años, se le declararía a Kara. Desechó la idea de las citas y sitios bonitos y elegantes, pues eso solo la pondría más nerviosa, además tomaba mucho tiempo.

Una ráfaga de viento movió un par de objetos que descansaban cerca al balcón de la sala, lo que le llamó la atención. Lena observó a una Kara preocupada que se acercaba a ella. Entonces fue que Lena se preguntó cómo fue posible que aguantara tanto tiempo sin ver a la heroína. Aquella había sido la casi semana más larga de su vida.

— ¡Lena! ¡¿Está todo bien?! ¡¿Estás herida?! ¡¿Pasó algo?! — preguntó Kara sin respirar.

Lena no pudo evitar lanzarse a sus brazos. La había extrañado mares. Kara se sorprendió por la repentina acción, pero rápidamente envolvió sus brazos en el cuerpo de la pelinegra. Le agradaba tener su compañía y no la soltaría por nada en el mundo.

— Te extrañé — murmuró Lena. La rubia sonrió enternecida.

— ¡Yo también! Pero cierta CEO que conozco me abandonó.

— ¡No te he abandonado! - exclamó Lena con preocupación mientras miraba a la más alta. Kara rio — Tonta.

— Perdona, pero son enternecedoras tus acciones — Kara pellizcó sus mejillas.

— Deja de burlarte... — pidió Lena avergonzada.

— Vale. Ahora, dime, ¿para qué soy buena? — preguntó la heroína con una sonrisa amplia. Lena se separó nerviosa.

— Bueno, quería hablarte de algo y espero no te moleste mucho... — susurró la pelinegra. Kara volvió a preocuparse.

— Entonces, ¿sí pasó algo?

— Nada malo, eso creo... — soltó misteriosamente.

— ¿Quieres que nos sentemos? — ofreció Kara señalando el sofá, Lena asintió y así lo hicieron — No te ofendas, Lee, pero es tan mata culos tu sofá.

— ¡Kara! — retó la pelinegra.

— Háblame, linda — Kara dijo mientras le enviaba un guiño.

— Cuando estás en tu traje eres tan irritante — dijo Lena ante la burla.

— Así te gusto — Lena calló en ese momento.

— Sí, así me gustas — dijo la pelinegra segundos después — Así te amo, Kara — soltó al fin.

Kara se paralizó mientras la miraba. No, no había escuchado mal y definitivamente no estaba perdiendo la vista, porque ahí estaba Lena, declarándose a ella. La pelinegra se veía aterrada y sus manos temblaban ligeramente, la observaba con expectativa. Kara sonrió levemente.

— Bueno, al final sí supiste con que palabras declararte — dijo Kara, recibiendo una mirada confundida por parte de Lena. Sonrió una vez más — La segunda vez que cancelaste mi invitación para almorzar me preocupé, así que fui a tu oficina por si estabas enferma para hacerte sentir mejor. Me encontré con tu escritorio vacío y eso solo me preocupó más, por esa razón vine directo aquí y te vi en el desayunador hablando contigo misma... me fue imposible no escuchar un "Kara, me gustan mucho tus ojos y me gustas mucho t..." —

— ¡Por favor, no continúes! — pidió Lena asustada y con las mejillas ardiendo. Kara le sonrió para tranquilizarla — ¿Oíste todo lo demás? — preguntó Lena con la voz rota. La rubia tomó sus frías manos y se acercó aun más.

THE CONFESSION [SUPERCORP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora