Como cualquier otro día, daba un pequeño paseo. Sumergido en mi música atravesaba el parque.
Veía los árboles, verdes y majestuosos. Dentro cada uno de ellos se formaba un pequeño y bonito ecosistema en el que se divisaban diferentes tipos de pájaros, algunas ardillas y por supuesto insectos.
También habían unas cuantas personas por los pequeños caminos. Algunos con sus parejas y algún que otro grupo de amigos que charlaban alegremente. No faltaba nuestro típico artista callejero, hoy se trataba de un hombre tocando un acordeón. Unas chicas lo veían embelesadas con su música, y otros pasaban por delante dejando alguna que otra moneda. En una esquina había un puesto de helados y unos globos. Un montón de niños estaban cerca jugando o comiendo helado con sus padres.
De vez en cuando veías algún monumento o lugar conmemorativo. Yo me paraba enfrente para ver cada uno de ellos y leer con atención lo que tenían que decir. Aunque no les prestaba mucha atención, me quedaba un rato viendo lo que decían y luego seguía caminando sin darle mucha importancia.
Me senté en un banco para descansar un poco, y una corta frase surcó mi inundada cabeza:
"la vida continúa"
Una simple frase que puede volcar todo tu mundo o resolver varios problemas. Pero era totalmente cierto. Los días pasan convirtiéndose en semanas, que se acumulan en meses los cuales se ven florecer o marchitar por las estaciones, mientras los años van pasando y haciéndose crecer. Las personas se van y los momentos se acaban. Puede que hoy sea el último día que hagas algo y no te des cuenta. Por más que extrañes algo, muchas veces no lo vas a volver a ver, a tocar o a sentir. Porque la vida continúa. Las personas maduran y se hacen viejas, pero en el proceso pasan por un centenar de otras vidas y dan un gran impacto en las de millones sin darse cuenta.
Pero llegaba la hora de irse. Como a todo el mundo se le acaba el tiempo, a mí se me acababa el día. Me levanté tranquilo y seguí mi camino por el parque para llegar a mi hogar. Uno no tan acogedor como quisiera o con personas tan amables como me gustaría, pero al fin y al cabo era mi casa. Mi hogar. El lugar donde crecí.
Iba a seguir el mismo camino de siempre, pero me tomé el lujo de ir por un lugar diferente. Unos minutos después me encontraba cruzando un puente totalmente desierto de vida humana, puede que un poco más lejos de mi casa que antes. Pero igual iba a llegar.
Hasta que un corto pensamiento igual al anterior cruzó por mi ahora alterada cabeza:
"y si la vida ya no continúa"
Dejé que mi cuerpo se moviera solo y terminé en el borde del puente. A tan solo un suspiro de caer y acabar con mi vida. Así que solo me dejé llevar. Suspiré y caí.
Me sumergí en el agua y los pocos segundos que tardé en ahogarme fueron eternos. No tenía nada que perder. Mi familia u hogar era un desastre completo, no tenía amigos y tampoco una buena razón para seguir adelante. A pesar de eso, la vida continúa. Lenta pero costosamente, me cobraba cada vez más rápido y más caro los segundos de vida. Por lo que terminé sin dinero, sin oxígeno, sin vida.
Porque no todo continúa, si das ese suspiro pueden pasar millones de cosas que pueden detener tu vida o acabarla. Un solo pensamiento puede cambiar el rumbo de tu camino y una sola palabra la puede desviar.
Porque ahora, al fin, mi vida ya no continúa. Deja de fluir toda mi sangre y dejo de retener oxígeno, pero la parca me recibe cariñosamente entre sus brazos.
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La vida "continúa"
Conto"La vida continúa" Una simple frase que puede volcar todo tu mundo o resolver varios problemas.