Capítulo 10: El castigo de la flagelación

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El Príncipe de la Guarnición del Norte le pone las manos a Shen Yu en la espalda con la tira de tela de seda y procede a colgarlo de una viga del techo de la habitación. Todo su cuerpo se eleva en el aire.

Los brazos de Shen Yu están torcidos y deben soportar todo el peso de su cuerpo. No sólo eso, sino que han pasado cien días desde que sufrió esa grave lesión en su mano izquierda y aún no se ha recuperado completamente.

Le duele hasta el punto de que su transpiración gotea, el sudor salpica al caer al suelo.

Se escucha el sonido de un arma desenfundada, similar al rugido de un dragón, mientras el Príncipe de la Guarnición del Norte saca su espada. Su congelado brillo refleja y contrasta con el rostro mortalmente pálido de Shen Yu.

'Él va a llevar a cabo... '

Shen Yu no desea morir; aunque ya se ha preparado para convertirse en el décimo fantasma, todavía no puede evitar su asustada reacción en el momento en que la fría hoja de una espada se presiona contra su cuello.

Estos días no han sido muy largos, ha pasado sólo medio mes desde que se casó en la residencia del príncipe, pero Shen Yu siente que ya han pasado varios años. Ha anhelado ser desatado y liberado, pero mientras vacila al borde de la muerte, Shen Yu piensa abruptamente en su madre.

Cuando Shen Yu fue elegido por el estimado magistrado de la prefectura para sustituir a la joven señorita, su madre le cogió las manos y lloró hasta que sus lágrimas empaparon las solapas de sus túnicas.

Ella había dicho, "Hijo, ah, no importa lo que te pase en el futuro, Madre sólo quiere que sigas vivo."

Su madre todavía lo espera en ese pequeño patio, así que ¿cómo puede morir tan pronto?

Shen Yu es capaz de imaginar su propio cadáver siendo devuelto y lo destrozada que estaría su madre.

En este momento, el único método que puede usar para sobrevivir es ganarse el favor del Príncipe de la Guarnición del Norte.

Shen Yu se levanta las comisuras de su propia boca y, con gran esfuerzo, se las arregla para sacar una débil sonrisa. Basado en lo que la abuela dijo, todos los hombres son aficionados a mujeres que sonríen como flores; mientras una mujer sonría apologéticamente delante de ellas, no importa el error o la falta, todo será perdonado y perdonado.

Con las dos manos atadas, además de sonreír, ¿qué más puede hacer este mudo?

"¿Todavía te atreves a sonreír? ¿Suplicando por la muerte, verdad? Ja... "

Una vez más, el Príncipe de la Guarnición del Norte ha entendido mal; para él, la sonrisa de Shen Yu es una muestra de desdén y desprecio. Él ferozmente y salvajemente agarra el mentón de Shen Yu.

Un frío destello de luz aparece de repente cuando Shen Yu ve al Príncipe de la Guarnición del Norte levantar su espada. Dejando de lado toda esperanza, cierra los ojos.

'Madre... En el futuro, este hijo tuyo nunca te causará más problemas.'

La esgrima del Príncipe de la Guarnición del Norte es fina y precisa, y con unas pocas maniobras de siseado de su espada, la ropa de Shen Yu se corta en pedazos, dejando sólo su ropa interior intacta.

"Deseáis morir, pero este venerable príncipe no lo permitirá obstinadamente. ¡Cuando mueras depende de este venerable príncipe decidir!"

Shen Yu abre los ojos; no ha muerto... Aunque el Príncipe de la Guarnición del Norte malinterpretó sus intenciones, el resultado final es el mismo; no ha muerto. En cambio, el precio es la ira del Príncipe de la Guarnición del Norte.

............

Shen Yu no sabe cuántos azotes de látigo tuvo que soportar. Todo su cuerpo está envuelto en un dolor agonizante y ardiente, mientras que su conciencia está nublada.

Habiendo dado rienda suelta a sus emociones, el Príncipe de la Guarnición del Norte está ahora de buen humor...



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