Sin retorno

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00:00 a.m.

El corazón de Kagome latió fuertemente mientras caía, una luz celeste casi traslucida brotó de su pecho, dispersando la morada que le rodeaba en una onda de poder que la mareó.

00:00:30 a.m.

El tiempo se detuvo.

—¿Qué está pasando? —se preguntó en voz alta, mientras trataba de comprender porque estaba suspendida, nunca, en todas las veces que había utilizado el pozo había pasado eso.

Has llegado Miko, ahora deberás tomar una decisión

—¡De nuevo tú!

¿Estás preparada?

—¿Preparada? ¿Para qué? —preguntó con el cuerpo tenso, algo le decía que lo siguiente iba a ser difícil, muy difícil.

Para tu decisión.

—¿Mi decisión? ¿De qué estás hablando?

Mi poder se ha manifestado en ti, es la hora.

—¿Tu poder? Espera, ¿por qué en mí? ¡¿Quién demonios eres?!

Yo soy tú, tú eres yo. Ahora elige, ir o regresa.

—...pero yo...

Sólo hay un viaje más, decide con sabiduría.

—... —Kagome empezaba a entrar en pánico, sus manos temblaban y sus nudillos derechos comenzaban a ponerse blancos por la excesiva fuerza que estaba usando al sujetar su arco.

La duda no debe existir, tu decisión es única y no habrá vuelta atrás, decide bien.

La voz fue volviéndose un susurro hasta desvanecerse como al final de una canción.

—¡Espera! —demandó—. Eso significa que nunca volveré a ver a mi familia o a InuYasha, si tengo que elegir, significa que tendré que perder uno u otro.

Silencio fue la respuesta que obtuvo.

—¡RESPONDE! —exigió con el corazón apretado y adolorido, no podía estar pasando eso, simplemente no.

Más silencio.

Absoluto silencio.

Cerró sus ojos tratando de contener las lágrimas, tenía que decidir entre su familia o InuYasha, la estaban arrinconando; ¡era injusto! No estaba lista para eso, no para una decisión así, su corazón estaba agonizando ante la idea. Enterró su cabeza en sus manos, tratando de controlar el ataque de pánico que empezaba a tener, inhaló y exhaló profundamente hasta que sintió que su ritmo cardiaco había bajado, dejo escapar un suspiro tembloroso y sus brazos cayeron a sus costados, tirando en el proceso la cajita de terciopelo, que, de igual manera, quedó suspendido.

Su mente trató de poner en orden los pensamientos que corrían sin tregua ni descanso en su cabeza, sólo una oportunidad y dos opciones.

¡¿Cómo demonios podría elegir?!

Pensó en su familia. Las sonrisas y abrazos de su madre, la dulzura y comprensión de Sōta, las historias y locuras de su abuelo y los suaves ronroneos de Buyo.

Pensó en sus amigos. El orgullo de InuYasha, la fidelidad de Sango, la sonrisa fácil de Miroku, la picardía de Shippō y la ternura de Kirara.

No. No quería dejar ir a ninguno.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2021 ⏰

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