《 Torna a casa 》

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// Mensaje de su servilleta: les recomiendo que escuchen la canción que puse arriba para que tengan una mejor experiencia 👀👆🏻 ¡disfruten¡

El último lugar que quedaba por revisar era la isla, y Luca arribó en ella nadando ya que no quería arruinar su llegada con el molesto sonido del motor de un barco. Había estado vagando por todos lados en busca de Alberto, pues en esa ocasión había adelantado su llegada una semana antes junto con Giuila para sorprender a su amado, aunque la chica se quedó en casa para saludar a su padre.

Lo único que sabía era que Massimo le había dicho que Alberto había salido temprano con alguien montados en una Vespa color turquesa, pero que no había podido reconocer a la otra persona ya que llevaba un casco puesto, y desde la mañana no lo ha visto por el pueblo.

Lo primero que notó al llegar, fue la remodelación que había tenido la torre, pues ahora estaba pintada y poseía una escalera más decente por la cual subir, además de que la gran avertura había sido reparada y tenía una puerta de madera en su lugar. Definitivamente le agradaba aquel cambio, pero estaba un tanto confundido ya que Alberto jamás le había mencionado nada de eso en ninguna de sus anteriores cartas, pero simplemente lo dejó pasar. Creyó que tal vez podría tratarse de una sorpresa que él también le tenía preparado cuando volviera.

Antes de poner un pie sobre las gradas para inspeccionar el interior, logró captar el tenue sonido de unas risas provenientes desde el otro extremo de la pequeña isla; reconoció la voz de Alberto al instante, pero la segunda le pareció tan familiar que lo tomó por sorpresa, y sin pensarlo dos veces avanzó en dirección a aquellas voces mientras sostenía con delicadeza una pequeña caja de terciopelo entre sus manos, y la estrechaba en su pecho.

Lo que llevaba consigo se trataba de un regalo especial que quería darle a su chico, pues Giuila le había contado que los humanos solían darse "anillos de compromiso" para consolidar su fidelidad y unión en las relaciones, y le había parecido algo tan romántico que quiso demostrarle su amor con aquel obsequio.

Conforme fue acercándose, supuso que tal vez Alberto estaba ocupado con algún amigo del pueblo, por lo que estuvo a punto de dar marcha atrás para no interrumpirlos, pero la curiosidad fue más fuerte y sus pasos se fueron aminorando hasta quedar quieto a unos metros de distancia.

Lo primero que observó, fue la figura de Ercole, que estaba a la orilla de la isla en compañía de su querido Alberto, y notó que de hecho, no estaban peleando ni nada parecido, sino que ambos estaban jugueteando salpicandose agua mutuamente con las manos y reían como si fuesen amigos de toda la vida, sin siquiera notar su precencia hasta que, en un momento dado, se quedaron quietos y se abrazaron cariñosamente mientras se susurraban cosas al oído.

Luca se quedó en silencio, no entendía lo que estaba pasando, simplemente no era capaz de discernir el porqué estaban conviviendo tan alegremente, si se suponía que el mayor había sido el responsable de casi asesinarlos a media carrera hacía un par de años, y lo recordaba con un gran resentimiento.

Pero no hizo falta hacer nada para captar su atención, ya que Ercole lo estaba mirando por encima del hombro de Alberto, pero no se alarmó ante su presencia ni se lo hizo saber al otro, sino que en su lugar, le dirigió una sonrisa maliciosa y procedió a tomar las mejillas del anfibio, y besarlo de una forma tan descarada como apasionante, ocasionando que Luca se dejara caer de rodillas sobre el suelo, mirándolos en silencio y atónito.

—Te amo, Alberto —dijo Ercole, mientras tomaba de la mano al contrario y entrelazaban sus dedos.

—Yo también a ti —respondió suavemente, sin saber quién estaba detrás suyo.

Un amor obsoleto [Alberto X Ercole] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora