Tanto Lucas como Ten tenían responsabilidades que cumplir, negocios de los cuales encargarse, pero eso no les impedía salir frecuentemente. Estar en Shanghai y no disfrutar el lugar era un completo desperdicio.
Desayunos en restaurantes lujosos, cenas en casas de artistas y noches de baile en grandes hoteles eran actividades que ya formaban parte de la rutina de estos jóvenes.
Si Ten acudía a una fiesta, Lucas estaba ahí a su lado. Todas las personas en los altos círculos de la ciudad conocían a esta dupla de chicos apuestos y había muchos que querían estar con ellos, ya que el ambiente que creaban siempre era agradable y animado.
Pero, para algunos su cercanía en ocasiones resultaba sospechosa.
Eran buenos actores, porque los rumores no duraban mucho y la gente simplemente decidió ignorarlos o verlos como socios. Lucas les decía a los insistentes que Ten era su mentor en el mundo de los negocios y que estaba asesorándolo en varias cosas.
Y esto no estaba muy lejos de la realidad. Él es más torpe y aunque gracias a su educación entendía bastante del negocio, no era algo que le apasionara. Para el es tedioso estar leyendo papeles, firmando cosas y tratando con señores que no lo tomaban en serio.
En cambio Ten...
Ten es una visión cuando está trabajando en lo suyo. Lucas cree que Ten es atractivo, pero que lo es más cuando está analizando los papeles del banco y cuando está haciendo un trato con otro gran capitalista.
De solo recordarlo en esas situaciones, Lucas ya siente mariposas en su estómago, pero el sentimiento se torna amargo después de unos momentos.
No sabe si volverá a ver a Ten así.
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1923
Lucas ya llevaba tres años viviendo en Shanghai. Desde que llegó ahí considero que era un lugar financieramente estable, después de todo el negocio de los Wong se expandió ahí por esta justa razón.
Pero, todos a su alrededor comenzaron a hablar de la bonanza que se estaba viviendo en Shanghai. Lucas se sintió muy confundido, ¿qué no siempre había estado bien la ciudad?
Le comento esto a Ten y este solo le dijo que fuera un poquito más observador. Entonces se dio cuenta de que estaba bien antes, pero ahora estaba mucho mejor. Más empresas comenzaron a establecerse ahí, edificios de bancos se construyeron en el Bund y pronto comenzó a conocerse a la ciudad como el París del Este.
La nueva prosperidad tuvo un gran impacto en las vidas de la élite. Las fiestas comenzaban a ser más grandes, nuevas estrellas de cine comenzaron a surgir e intelectuales del extranjero llegaban a la ciudad. Era una vida aún más desenfrenada, pues no había nada de qué preocuparse.
Excepto, que si lo había.
Los extranjeros instalados en Shanghai, especialmente los europeos, estaban trayendo ideas de otros países consigo.
La gente del partido comunista ya había traído el marxismo a China desde años atrás, pero ahora esta ideología estaba ganando más adeptos, resonando más entre la población shanghainesa.
Esto al Kuomintang no le estaba gustando, por lo que la tensión política en la ciudad cada día era peor. Era un conflicto silencioso, pero era del conocimiento de todos que el partido nacionalista estaba decidido a acabar con el pensamiento comunista.
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Las élites pasaban sus días de fiesta en fiesta, viviendo su vida al máximo, sin preocuparse por cuanto más duraría esa buena época. Estaban completamente alejados de la realidad, llegando al desenfreno y más puro egoísmo.
Ten y Lucas también pertenecían a esa clase y, aunque quizás no llevaran una vida descontrolada, lo que pasaba en la política no les quitaba el sueño. Puede que esto aplicara más a Lucas que a Ten.
El mayor seguía leyendo el diario y solo Dios sabe que cosas escucharía en el trabajo, por que con frecuencia tenia una expresión de molestia.
—¿Qué te tiene así Ten? —Le pregunto una mañana en la que salieron a desayunar
—¿Uh? ¿De que hablas? —respondió Ten confundido
—¿Por qué estas tan serio de repente? ¿Leíste algo malo?
—No. Solo estoy pensando en todo lo que tengo que hacer hoy.
—Hm, entiendo— dijo finalmente Lucas, aunque se escucho un poco más molesto de lo que quería.
—No te pongas así Yukhei, estoy diciéndote la verdad— le dijo Ten
Lucas noto su exasperación y solo bajo la cabeza en respuesta. Su intención no era molestar a Ten, solo quería saber si había algo que lo estaba haciendo sentir mal.
Ahora que Lucas estaba reviviendo todos esos momentos en su mente, se dio el tiempo de reflexionar un poco más sobre ellos.
Su relación con Ten era muy buena y rara vez discutían, pero siempre que lo hacían se debía a lo mismo. El mayor siempre se cerraba demasiado y no quería compartir sus preocupaciones con Lucas.
Yukhei todavía no logra comprender por que Ten es así. ¿No le tenía la suficiente confianza?
Si bien es cierto que él es cinco años más joven que Ten, cree que puede escucharlo y comprenderlo bien. No es un adolescente inmaduro, simplemente es un joven adulto que sigue descubriendo el mundo.
Ten nunca ha tenido intenciones de lastimarlo, pero le dolía sentirse como una carga para el. Lucas solo quería ayudar, de la manera que fuera. Si, es una persona un poco empalagosa, pero si Ten le pedía que lo dejara a solas un rato, lo hacía.
Quizás algún día sería capaz de romper el escudo bajo el que Ten oculta su corazón.
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Tuve que revisar este capítulo un montón por los datos históricos. Es probable que tenga unos errores en cuanto al tiempo, pero espero que sean mínimos. Muy probablemente me ponga a editar la historia cuando acabe de publicarla ya que hay varios aspectos de mi redacción que no me gustan jaja.
De nueva cuenta, muchas gracias por leerme <3
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Shanghai Express - LuTen [PAUSADA]
Historical FictionLa gente mira con extrañeza al joven de mirada perdida que está parado frente a las vías del tren. Lucas no puede evitarlo, su mente está llena de pensamientos diferentes. Piensa en lo que está dejando atrás, lo que será de su vida cuando regrese a...