Capítulo ll : Sospechas y una desaparición

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—Listo. Terminé.

—Gracias.

La joven pelirosa se echó hacia atrás en su silla mientras terminaba con la tarea de curar la piel maltratada de Yuzu. Al recoger todo cerró el botiquín, lo dejó a un costado y después observó a su compañera con un poco de preocupación.

Desde hacía unos minutos que la mujer de cabello rubio estaba callada y pensativa, mirando fijamente a la nada. Ni siquiera había tocado un poco de su comida. Eso era bastante inusual y Matsuri lo notó de inmediato.
Yuzu siempre tenía hambre incluso después de un día agotador. Yuzu siempre sonreía. Yuzu nunca dejaba que la vieran triste ni vulnerable, pero ahora tenía esa mirada vacía, al igual que aquella noche y Matsuri odió eso, porque Yuzu ya estaba volviendo a ser la misma de antes y no quería que tuviera una recaída.
Por eso apesar de que temía preguntar, necesitaba saber la razón.

—Nee-chan... ¿Te encuentras bien?

—Sí.—Yuzu intentó sonreír pero no lo logró.

—...¿Quieres hablar sobre el trabajo de hoy? —Al principio la mujer no respondió. Tan sólo levantó la mirada y negó con la cabeza mientras jugueteaba con sus dedos en gesto nervioso—...¿Estuvo tan mal?

Matsuri sabía que preguntar algo así era absurdo. Estaba más que implícito que la profesión de cazador sobre todo en esa época era algo que se podía considerar desgastante y muy traumatizante, pero quería que Yuzu hablara y se abriera con ella, porque si algo odiaba la joven pelirosa, era no poder ser de ayuda a la mujer con la que había crecido y a la que tanto quería.

Yuzu apartó la comida, asintió, y respiró profundamente mientras se recostó en la mesa ocultando su cara entre sus brazos. Su largo cabello rubio aún húmedo después del baño, se desparramó en todas direcciones mojando la piel expuesta de sus brazos y la superficie de la mesa. Matsuri lo recogió un poco y esperó pacientemente mientras enredaba uno de los mechones entre sus dedos.

—Lo siento mucho. No era mi intención preocuparte.

—Eso lo sé. Pero ya es tarde—La chica sonrió—Ahora dime lo que sucede. Escucharé todo lo que tengas que decir.

—Me temo que algo sucede—Dijo Yuzu en voz baja. Hizo una pausa y luego suspiró—...Y no puedo dejar de pensar en ello. La cabeza me da vueltas.

—¿A qué te refieres con que algo sucede?

—Algo diferente con mi trabajo. Antes estas criaturas parecían extintas—Explica con calma—. Eran muy pocos los que se podían considerar "puros". Desde hacía muchísimo tiempo que simplemente no se creaban. No nacían de un suicidio o de una maldición como antes, y ahora de la nada hay muchísimos números y cada vez son más fuertes y osados.

—¿¡Te encontraste con uno de alta categoría!? —Matsuri no pudo esconder su sorpresa.

—No. Era tan solo uno de bajo nivel.

—¿Entonces cómo sabes que han aumento números?

—Intuición... —Yuzu se incorporó hasta sentarse recta en su lugar y después se miró las palmas de las manos—. Es extraño... porque no sé si tan solo se habían mantenido al margen todo este tiempo, pero lo que ha sido esta semana han habido muchísimos casos del grado menor, y esos sólo pueden ser creados con la sangre de uno "puro", pero a sólo uno le lleva mucho tiempo crear tantos subordinados.
¿Será posible que haya un clan aquí mismo en la ciudad?

—Los clanes son algo bastante inusual... —Señaló la joven cruzándose de brazos. Miró hacia el techo, recordando lo que sus padres le habían dicho al respecto  —... Entre más fuertes se hacen, más diferencias tienen entre ellos, y al final se terminan exterminando entre si mismos pues son demasiados orgullosos como para compartir su poderío.
Y es todavía es más raro—Añade al fruncir el ceño—. que se asienten en un mismo lugar por mucho tiempo. Al menos claro, que estén planeando algo...¿Eso es lo que sugieres?—Miró a Yuzu fijamente.

Hasta La Eternidad [ Citrus ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora