III. Consecuencias.

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Las manos de Wei Ying estaban fuertemente apretadas en puños. Cuando lo llamaron para ver a Madame Yu los discípulos que llegaron acompañándolo fueron obligados a salir de aquel salón de inmediato luego de que la señora le diera la primera bofetada sin más, sin decir una sola palabra.

– ¡Todo este tiempo! ¡Todo este tiempo se te ha tratado mejor que a un sirviente! ¡¿Y para qué?! – Madame Yu habló mientras su mano derecha se estrellaba de nuevo fuertemente contra la mejilla de su hijo adoptivo.

El joven beta no hizo nada para defenderse. En su corazón, Wei Wuxian se sentía culpable y no pensaba tener derecho de réplica por lo que pensaba fue debido a su irresponsabilidad. Ya había recibido dos fuertes bofetadas de Yu ZiYuan sin quejarse ni moverse de su sitio.

– ¡Se supone que debías estar con él! ¡Tu única responsabilidad era cuidar de Jiang Cheng! Y por tu estupidez ahora él...

– ¡Yu ZiYuan! – gritó fuertemente Jiang FengMian para reprender a su esposa quien estaba a punto de abofetear a Wuxian por cuarta ocasión.

La mano de la mujer quedó en el aire de inmediato sin poder reaccionar de forma contraria a la orden de su alfa. Ella bufó llena de enojo.

Jiang YanLi tembló de preocupación, no solamente su madre había golpeado a su hermano adoptivo por primera vez, sino que, también por primera ocasión su padre había usado ese tono de orden en ella, para detenerla. Cualquier persona que conociera bien a la señora del Muelle de Loto sabría que esto le dañaría justo en el orgullo y tal vez nunca se lo perdonaría a su esposo.

– Madre... ¿por qué?... – llamó con temor la doncella Jiang.

– ¡Lo merezco! – gritó Wei Ying con la cabeza baja – en verdad... lo merezco tío Jiang, shijie... – su voz tenía un temblor muy marcado.

– A-Xian... – llamó el líder Jiang al joven, sin entender el porqué de sus palabras.

La madame apretó los puños y el papel que sostenía en su mano izquierda se arrugó.

– ¡Léelo tú mismo Jiang FengMian! – gritó sin mirar a su marido, pero extendiendo su mano izquierda hacia él.

El alfa Jiang se acercó a su esposa y con el ceño fruncido tomó aquel papel en sus manos. Su expresión empeoró después de leer por completo la carta firmada por Lan Qiren.

Estimados líderes de la secta Yunmeng Jiang

Desearía que las circunstancias para dirigirme a ustedes fueran mejores, pero, dada la situación es mi deber informarles que ha habido una falta imperdonable sobre su joven hijo el maestro Jiang Wanyin. En un momento muy inoportuno mi sobrino Lan XiChen que ha sabido desde hace mucho que son destinados, lo ha marcado como su omega. Es debido a esto que requerimos su pronta visita a La Profundidad de las Nubes para lograr proceder en la manera que sea más apropiada y de inmediato con respecto a este delicado asunto.

Realmente lamento mucho y me avergüenza estar en esta posición, pero mientras antes podamos arreglarlo será mejor para todos proteger la integridad de su joven hijo.

Espero que puedan informarme de su visita cuanto antes.

Lan Qiren.

– No puede ser posible – murmuró FengMian.

– ¡¿Cómo podría no ser posible?! – gritó su esposa, quien por supuesto escuchó sus palabras – ¡Está firmada por el puño y letra de Lan Qiren! Y tiene el sello de Gusu Lan ¡por todos los cielos!

Jiang YanLi observaba el intercambio de palabras entre sus padres, totalmente confundida y frustrada por no saber, tenía su delicada mano izquierda sobre su boca.

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