Memorias de una noche perfecta

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Meses atrás, Lance recibió una invitación a una boda de unos amigos cercanos a su familia. Por un momento pensó en simplemente no asistir más que nada porque no tenía pareja que le acompañara y se negaba a aceptar ese hecho, el hecho de que estaba soltero asistiendo a una boda en la que la mayoría de sus amigos y familiares estaban acompañados, mientras que el solo haría un mal tercio.

Aunque la idea de asistir a una boda y conocer a alguien le parecía sumamente interesante, creía que por una noche podría dejar de ser un chico soltero y pasar a tener una especie de aventura, o al menos en eso pensó cuando ya estaba empezando a buscar con qué traje asistiría a la dichosa boda.

Pasaron los meses y luego de asistir a una larga ceremonia celebrada en un salón de eventos de un hotel antiguo, que según los votos de los novios fue el lugar donde se conocieron cuando solo tenían 16 años y que luego de que el tiempo transcurriera y se volvieran a encontrar ese lugar los marcó aún más debido a que ellos se comprometieron en ese sitio jurándose amor eterno. Lance sonrió al escuchar tales votos, los encontraba algo cliché, pero al menos eso fue lo más romántico que vio en la boda, ya que el oficiante de matrimonio tenía una voz tediosa y sus palabras se enfocaban una y otra vez en la ley de matrimonio. Lance creyó que si seguía escuchándolo saldría con una licenciatura en leyes matrimoniales.

Una vez que la ceremonia al fin acabó todos se dirigieron a la recepción de la boda, donde se podía ver algunas mesas dejando espacio para una pista de baile. Luego del brindis y de comer, Lance se sentó mirando hacia la pista de baile, donde varias parejas bailaban, a él le pareció realmente penoso estar sentado mirando a las miles de parejas que le rodeaban, bajo su mirada un momento negando y cuando volvió a levantar su vista vio unos ojos amatistas que le atraían como luz a las polillas.

El chico de mirada amatista le daba fugaces miradas hasta que decidió sonreírle a Lance directamente y cuando lo hizo, Lance no pudo más que sonreírle amplio de vuelta. Después de unos segundos más Lance se levantó de su asiento y caminó hasta donde el chico de la mirada amatista estaba, tomando la silla al lado del chico y abriéndola un poco.

- Hola... ¿Te molesta si me siento a tu lado?- le preguntó al chico de cabellos oscuros y piel pálida que le miraba con una sonrisa suave en el rostro, que a pesar de que le había visto sonreír de lejos, de cerca era aún más hermoso de lo que había pensado. El traje negro entallado que el chico llevaba puesto en ese momento le había hecho babear, pese a que andaba sin la chaqueta y sin corbata, solo con el chaleco del traje puesto, le daba un aire misterioso, atractivo e informal a la vista, tanto que Lance no podía sacarle la vista de encima, en especial de los brazos de este, ya que podía notar lo formados que estaban por lo ajustada que le quedaba la camisa en ese sitio. Su cabello, algo largo y atado en una coleta baja le daba la sensación de suavidad, tanto así que le daban unas ganas de pasar sus dedos por las hebras oscuras hasta aburrirse y sus ojos... Sus ojos eran aún más hermosos de cerca, realmente eran amatistas y brillaban con luz propia, como si una galaxia hubiese devorado millones y millones de estrellas, tantas que iluminaba por sí sola, ya veía que si seguía mirando al chico a los ojos, terminaría hundiéndose en esa galaxia amatista profunda, siendo atraído a ella, siendo arrastrado como esas estrellas sin oponer resistencia alguna y Lance no podía estar más de acuerdo con ello.

- No, puedes hacerlo, pero con una condición, por favor no me digas tu nombre- Le sonrió al chico de ojos azules que se había acercado a él, había estado mirándolo desde hace tiempo, para ser sinceros desde cuando entró a la recepción, no pudo evitar fijarse en ese cuerpo delgado que caminaba de forma segura y con ese traje de color azul marino que le quedaba tan bien. Ahora que lo veía de cerca podía verle realmente bien, las pecas en sus mejillas le hacían pensar que quizás estas estaban en todas partes, marcando su cuerpo, eso le pareció lindo y su piel morena hacia resaltar aun mas sus ojos azules tan claros como un cielo despejado.

Memorias de una noche perfecta. ( Klance - One shot-)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora