Parte I/III.
POV. Thomas.
Restrego mis ojos exhaustos ante el reflejo del espejo de nuestro baño.
Dios... ¿Cómo he llegado hasta aquí?
Soy la peor escoria de este mundo, no debí traerla.
–Al abismo del infierno–susurro afligido.
Todo es culpa de ella, por su maldita avaricia ahora mi pequeña deberá morir.
Por no aceptar el maravilloso ser que es nuestra hija...
–¡¡Joder!!–
Lanzo un puño al espejo furioso rompiéndolo instantáneamente.
Me arrodillo con el sonido de los cristales cayendo soltando el llanto, derrotado, por no encontrar la solución a nuestros problemas.
–Padre...–escucho los toques desesperados de Aisha.
–te amo mi amor–gimo dando una última estocada
–y yo a tí Ο βασιλιάς μου–suspira abrazándome con sus piernas.
Golpeó mi cabeza aterrado al sentir la oleada de recuerdos.
–¡¡Esa niña será una desgracia para nuestro matrimonio!!–grita.
Todo se nubla...
–lamento informarle que su hijo ha fallecido, no resistió a la operación–informa el doctor apenado.
–¡¡Papá abre la jodida puerta!!–escucho patadas.
–Es mi culpa papá–solloza destrozada–el ha muerto por mi culpa.
Presiono mi pecho con fuerza al sentir una punzada.
–Le sang versé restera éternellement dans votre conscience ¿Que significa?–pregunto interesado
–La sangre derramada permanecerá en tu consciencia para siempre–me traduce con una sonrisa triste.
POV. Aisha.
Empujo bruscamente la puerta al lograr abrirla y la imagen con la que me encuentro me deja petrificada.
Mi padre, tumbado en el suelo con la mano sangrando ejerciendo fuerza en su pecho. Corro tirándome junto a él sin importarme el corte que me hacen los cristales en el suelo para sostener su rostro tratando de buscar algún tipo de cordura en él.
–Mírame–exijo.
El trata de fajarse de mí agarre pero yo lo impido colocando más fuerza al sostener su rostro.
–¡Que me mires–repito más alterada.
Hace caso omiso a mi llamado y me agarra las muñecas con rudeza para que lo suelte, reprimo una mueca de dolor al ver esa reacción conmigo.
–Bien, si no quieres que te toque al menos trata de controlar tu respiración–emito en voz baja.
–Vete Aisha...–susurra cerrando sus ojos.
–Venga, has como lo ha dictado la psicóloga, respira lentamente y controla tu respiración vamos, inhala y exhala–ignoro su petición.
El al ver que no me iré suspira resignado y trata de seguir mis respiraciones.
Comienza a tenerla más tranquila y pacífica.
–¿Mucho mejor?–le pregunto.
–Si, gracias–responde mirando a un punto fijo para no mirarme.
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Hasta que la última hoja caiga
RomansUna maldición. Una esperanza. Muchas mentiras. Muerte, rebelión y destrucción. ¿Están listos para esperar al apocalipsis? ©Prohibido copia/adaptación.