° 。 ˚✧ a d i cto.

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N: Espero que disfruten tanto como yo disfrute escribirlo <3.

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Matsuno Chifuyu es adictivo

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Matsuno Chifuyu es adictivo.

Keisuke Baji le había dado un puñetazo al pobre joven que había dicho eso.

Pero, ¿por qué?

Fácil, nadie hablaba del pequeño Chifuyu sin que él dé la autorización, Chifuyu es suyo, de nadie más. Todo de ese pequeño niño es suyo, su pelo, su cara, su cuerpo, todo, y no iba a dejar que hablaran de lo suyo, nadie podía y mucho menos un niñato.

Pero, también pensaba ¿y cómo culparlo? Él sabía muy bien que todo lo que salió de la bocota del niñato es cierto, mierda, el sí que sabía lo certeras que eran esas palabras. Su niño pequeño era adictivo como el solo, porque cuando besaba sus labios, lo comprobaba, porque cuando le está haciendo el amor tan rudamente como lo está haciendo en este mismo instante, también lo comprobaba, y puede decirle a cualquier persona que le pregunte si su novio era la pequeña cosita más caliente que han visto sus dos ojos, un claro sí.

Gemidos y lloriqueos se escuchaban en ese pequeño cuarto de colegio, cualquiera que pasara por fuera se diera cuenta que alguien estaba teniendo sexo ahí, pero en este caso no, Keisuke no dejaría que nadie oyera a su niño y como lo hacía suyo, nadie podía oír los gemidos de su pequeño a excepción de el. Nadie y si alguien se atrevía, lo mataría.

Baji embestía rudamente el pequeño y apretado agujero de Chifuyu.

—B-baji san a-aah.. más, m-más fuerte mhhh.

Y quién era Keisuke para negarse a las peticiones de su niño. Así que palmeando el trasero de su novio con fuerza, agarro la pequeña cintura y con fuerza embistió rápido viendo como el trasero de su niño se tornaba rojo, subió un poco su mirada y vio como sus dedos se marcaban en la cintura y cadera del pequeño.

Excitante, eso pensaba Keisuke.

El cuerpo de Chifuyu era arte.

Comenzando con su cara, definitivamente nunca había visto un rostro tan bonito en todos los años que lleva viviendo, esos ojos esmeralda, brillantes y llenos de luz, llenos de vida. Su nariz, pequeña, respingada y fina, tan perfecta para su rostro. Esos labios, los labios que todos los días probaba, siempre sabiendo a cerezo, cuantas mamadas Chifuyu le habrá hecho, no lo sabe, solo sabe que han sido muchísimas. Su pelo, pelo que estaba tirando con fuerza en este instante, brillante y siempre oliendo a vainilla, le gustaba hacerle mimos después de varias rondas de sexo para hacerlo dormir en su pecho, o simplemente mimarlo, ya que si todavía no lo saben, Chifuyu era un chico mimado, demasiado mimado.

adicto | bajifuyu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora