La brisa nocturna movía las cortinas, la habitación no contaba con ventanal ni balcón como era costumbre que las escogieran. Tampoco estaban en un país que visitaran con frecuencia, el mobiliario era sencillo, un par de sillones, una mesita, la cama con su par de burós, el closet y una especie de banquillo que recordaba los de las zapaterías. Ese último pensamiento había logrado causarle gracia al pelirrojo cuando reparó en ello, solo un momento antes de volver a oscurecer sus pensamientos. Llevaban en silencio bastante tiempo. Él, apropiado de uno de los sillones, la cabeza echada hacia atrás con el cabello mojado completamente fuera de su rostro, las piernas estiradas, los ojos cerrados, sin camisa. Ella, sentada sobre la cama, la espalda contra la cabecera apoyada en las almohadas, el cabello mojado también, vestía la pijama de short y manga corta perfecta para el calor y leía.
-¿No estás cansada?
Las palabras sonaron roncas, no recordaba cuánto llevaba sin hablar. Ella reaccionó volteando a mirarlo, seguía en la misma posición, simplemente había hablado. Entretenida cerró el libro, se llevó una mano a la barbilla observándolo. Le fascinaba, llevaban una década juntos y con frecuencia se descubría contemplándolo mientras las palabras le venían a la mente
"Me gustas"
Ya sea porque pensó que no lo había escuchado o bien se sintió observado, él abrió los ojos moviendo un poco la cabeza para que notará que la miraba.
-No demasiado, hemos hecho peores viajes.
Contestó la rubia con una sonrisa, él negó con la cabeza.
-No. Cansada de mi, del juego de las escondidas, de las escaramuzas, las posesiones, la sangre y todos mis males. De verdad, incluso yo estoy cansado de mi.
Gruño cerrando los ojos de nuevo, ella dejó el libro en el buró y se estiró boca abajo sobre el colchón como un pequeño felino. Apoyada en los codos sosteniendo su barbilla con las manos se quedó observándolo al filo de la orilla de la cama más cercana a él. El silencio se prolongó hasta que Iori abrió de nuevo los ojos para encontrarse con su mirada, parecía curiosa y divertida.
-Deja de actuar como Maron.
King ladeó la cabeza sonriendo.
-¿Recuerdas cómo estabas la primera vez que compartimos una cama?
El pelirrojo alzó la cabeza y se reacomodo en el sillón.
-Si, herido, enojado y con fiebre.
-Aja y yo estaba muy borracha.
Se rió ella girando para quedar sobre su espalda. Hacía ademanes que imitaban las patas de un gato y no dejaba de mirarlo. El pelirrojo no pudo evitar sonreír, se veía justo como Maron haciendo "panditas"
-Lo suficiente para aprovecharte de un pobre inconsciente.
Acepto, ella se rió un poco más, empezando a disipar su molestia, le gustaba su risa. Con agilidad la vio abandonar la cama y acercarse a él. Arrodillada a su lado le tomó uno de los brazos (vendados desde el hombro hasta la muñeca igual que el resto de su torso) y con ternura lo acarició con la mejilla.
-Al amanecer que siguió a esa noche, después de la sorpresa y las disculpas. Fue la primera vez que te ayude con tus heridas. La primera vez que cociné para ti. Me enamoré de ti sabiendo quien eras, que te perseguía. Y al final de aquel torneo también me tocó tu "defecto de familia"- dejó su brazo sobre el del sillón y se irguió lo suficiente para tomar con ambas manos el rostro del pelirrojo - ¿Recuerdas que te dije cuando volviste después del torneo?-
-Que no iba a tomar decisiones por ti.
-Exacto- enfatizó uniendo su frente a la de él- No, Iori, no estoy cansada. Desde un inicio he sabido en donde estoy parada. Sé porque peleaste por recuperar tus flamas. Se lo que significa la sangre para ti, lo entiendo. Así como tú entiendes mis propios líos, así es como funcionamos.
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Visiones de Sangre
FanficHeridos y cansados, Iori y King se encuentran en un país poco frecuentado esperando a que las serpientes les den alcance por haberles robado una reliquia. El pelirrojo esta harto y se descubre al filo de complicadas desiciones. #CerezaEnvinada