IV

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El ascensor cayó en la parte baja del búnker, dejando un sonido agudo en su frenada y dando por terminado el día. Chris fue el primero en salir, aún sin soltar palabra alguna, se sacó sus cuchillos y se dirigió al cuarto de entrenamiento cerrado. Jeongin rascó su nuca, se veía que el mayor no estaba feliz. Seungmin, por su parte, volvió a su habitación mientras Jeongin y Changbin bajaban las armas que habían llevado.

—Innie, ¿puedes encargarte de éstas? Necesito ver a Felix. Aún no me quedo tranquilo con esto de que despertó durante unos minutos. —Pidió el curador, entregándole las armas al menor en cuanto asintió y retirándose por los pasillos hasta la enfermería.

Jeongin soltó un suspiro y estirando su cuello, se dirigió al sitio donde solían guardar las armas. Entró en silencio, encendiendo la vieja luz blanca y apoyando las armas en la mesa que descansaba en el centro de la habitación. Apoyó las palmas de sus manos en la mesa y alzó la vista con cansancio. Recordar no era su fuerte si quería alejar el dolor de una vez por todas, pero fue exactamente lo que hizo cuando sus ojos se encontraron con el francotirador que había comenzado toda la historia que creyó terminada.

El menor abrió levemente la boca para dejar escapar un suspiro cargado de dolor. Se alejó de la mesa lentamente, sin apartar la vista del arma en la pared y acercándose a ella con pasos dudosos. Como si fuera a explotar en cualquier momento y no tuviera tiempo de alejarse. Quizás arder en llamas no era tan malo cuando había pasado toda su vida entre pensamientos que quemaban cada rincón de su mente.

Apoyó su mano en la punta del arma y la dejó viajar desde allí hasta el gatillo. Lugar donde se detuvo, tomó el bípode del francotirador y con ayuda de su otra mano, lo sacó de la pared con cierta inseguridad. La miró con cuidado, tenía algunos raspones causados por Hyunjin, un pequeño corte en la empuñadura y la palabra "HWANG" escrita a mano y de manera borrosa. Una sonrisa inconsciente se formó en su rostro.

La acomodó hasta la altura de su ojo derecho, tomando con una mano la parte trasera y con otra siendo el sostén desde abajo. No era pesada, pero tampoco era algo liviano de sostener. Era larga, demasiado incómoda para Jeongin, pero apostaba a que con costumbre eso mejoraría. Y entonces, los recuerdos invadieron su mente con pesadez, dejando que el arma volviera a bajar y sus ojos se cristalizaran involuntariamente.

—Bien, olvidaré que pasó si tú me enseñas a usar el francotirador.

—Eso es extorsión psicológica. Es ilegal.

—Usar un francotirador sin permiso también.

—Largo de mi cuarto.

Jeongin bajó la mirada, su pecho se hundió en su lugar. Dejó el francotirador de nuevo en su lugar, soltando un suspiro mientras sus ojos se cerraban por el sentimiento horrible que crecía en su interior. Notó cómo sus dedos brillaban más de lo normal y tuvo que calmar su corazón para evitar que acabara en algo peor.

Y entonces, entre el silencio de la habitación por la soledad del pelinegro, se escuchó un grito fuerte desde afuera. Jeongin sintió su cuerpo helarse ante el aviso.

—¡Felix desapareció! —Se escuchó fuera de la habitación, la voz de Changbin estaba asustada y Jeongin no tuvo tiempo de reaccionar ante ella, pues unas manos tomaron sus hombros y lo lanzaron hacia atrás con la suficiente fuerza para hacerle soltar un jadeo de dolor.

Jeongin giró en el suelo, abriendo sus ojos con dolor y viendo unos pies descalzos con moretones en sus tobillos haciendo un doloroso contraste con su blanca piel. Alzó la vista con miedo, recorriendo el cuerpo tenso de los que alguna vez fue su amigo. Felix tenía la expresión seria y se acercaba a él como si estuviera siendo controlado por una máquina.

In My Veins - [Hyunin] [2] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora