007 || Consorte Wei ||

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226 a.C

Dinastía Han (Emperador Lan WangJi)

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—Quiero pedirle un favor, XiChen Ge—Lan XiChen observó alrededor, supuso cuál era su petición pero la dejaría hablar—cualquier cosa, después de todo usted es mi cuñada—ella suspiró—primero, no hay necesidad de formalidades, diríjase a mí como si fuese su amiga, tutéeme, no me siento cómoda cuando me llaman por un título o me tratan de usted—él asintió—y lo segundo—bajó la mirada y habló de manera firme:

—No necesito sirvientes de cualquier tipo en este palacio, soy perfectamente capaz de lavar mi ropa, de limpiar el jardín, de limpiar las habitaciones y de hacer mi propio té—Lan XiChen estaba un poco confundido—¿estás segura?, ¿que no quede ninguno?, ¿ni siquiera el general fantasma?—ella lo observó como si la hubiese ofendido al tomar en cuenta al general fantasma como parte de los sirvientes.

—Wen Ning no es ningún sirviente, jamás lo fue, él es como familia para A Yuan y para mí—aclaró.

—Comprendo, una disculpa—hizo una leve reverencia con su cabeza.

—Si es posible, quisiera que pasara el mensaje directamente al emperador—bajó nuevamente la mirada, sus ojos lucían opacos, como los de una muñeca.

—¿Sigues sin hablarle?—ella suspiró—¿tengo algún motivo por el cual deba hablarle?—Lan XiChen sólo la observó.

—Pasaré el mensaje, con tu permiso, me retiro—ella asintió.

Al salir, observó a varios de los sirvientes ocupados en su trabajo, le parecía algo extraño que ella no quisiera que ellos estuviesen ahí, luego observó al general fantasma, parecía hacer guardia alrededor, atento a cualquier cosa que sucediese.

. . .

—Ella dijo que no quería ningún sirviente en el palacio interno Jingshi, al parecer, le incomoda—Lan WangJi dejó de escribir, y observó a su hermano—bien, le pediré al jefe de asistentes que reasigne a los sirvientes del palacio interno Jingshi—su mirada también estaba vacía, la bajó y regresó a su trabajo.

—WangJi, ¿necesitas que le pase un mensaje?—observó a su hermano dejar el pincel a un lado—dile que—bajó la mirada—dile que la amo y que no se sobre exija—pidió, él asintió y retomó el camino al palacio interno.

Se cruzó con la emperatriz Tao, quien amablemente lo saludó.

—¿Qué tal le ha ido Zewu-Jun?—ella sonrió amablemente—me ha ido bien, su alteza; ¿qué tal le ha ido a usted, después de dar a luz a la princesa?—ella seguía sonriendo—me ha ido bien, en lo que cuenta, estoy segura de que A Zhi será una magnífica joven cuando crezca—él asintió—ya lo creo, si me disculpa debo de retirarme—dicho esto, siguió su camino.

En el camino encontró a su madre dando un paseo con su padre en uno de los jardínes, sabía que después de todo lo sucedido tenían una mala impresión de la consorte Wei, y de no ser porque es la madre del único heredero varón de su hermano, ella seguiría encerrada y hubiera muerto de inanición, si es que no la ejecutaban antes.

Llegó hasta el palacio interno, esta vez no vió al general fantasma cerca, podría estar adentro.

Iba a entrar pero escuchó unas voces.

—¿Conseguiste lo que te pedí?—tomó de su té—no estoy muy seguro de esto—tartamudeó—Wen Ning, ¿qué tan malo podría ser?—Lan XiChen decidió seguir escuchando, le daba un poco de curiosidad saber de qué podrían estar hablando.

Sus huesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora