• P R Ó L O G O •

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—¿Y esto?—observó los huesos en la mesa—son huesos, ¿no lo ves, Jiang Cheng?—el mencionado rodó los ojos.

—Sé lo que son, me refiero a que diablos hacen estos huesos aquí, deberías estar en el avión directo a Hong Kong, para la boda de A Jie—Wei WuXian suspiró—por más que quisiera ir, debo hacer la identificación de estos restos primero—se excusó.

Jiang Cheng iba a replicarle a su hermano, pero él se adelantó.

—Además, desde que golpeé al pavo, la familia Jin no me quiere en esa boda, y a la tía Yu le daría un paro si me presento después de ese incidente—tomó el cráneo y lo observó de cerca.

—Siquiera podrías ir a la fiesta, es el sábado, después de la ceremonia, ya sabes que A Jie quiere que ambos estemos ahí—Wei Ying suspiró y asintió.

—Veré si puedo hacerlo, si no puedo, se lo compensaré después, lo prometo—Jiang Cheng suspiró y asintió—si llegas a ir, llámame—dicho esto, salió del laboratorio, dejando a Wei Ying solo, con los restos.

Encendió su grabadora y comenzó a relatar lo que observaba.

—Mujer, aproximadamente entre los veinte a treinta años, lleva muerta, aproximadamente unos mil ochocientos años, conociendo esto, se asume que data desde la dinastía Han, sabiendo esto, que el esqueleto se encuentre en buenas condiciones es impresionante—suspiró—por las marcas en el hioides, indica que fue apuñalada, también tiene algunas fracturas en las muñecas, la coloración indica que fueron ante mortem, al igual que las fracturas en sus rótulas, lo que indicaría que fue—respiró de manera profunda—fue torturada—dejó de grabar.

—Seguro fuiste muy bonita, ¿verdad?—suspiró y tomó el cráneo—la vida te trató de mala manera, si te sirve de consuelo, puedo entenderlo—acarició suavemente la superficie del cráneo y le sonrió.

—Voy a descubrir quién eres y quién te hizo esto—suspiró—probablemente no consiga un arresto, pero te aseguro que expondré a quién lo haya hecho y creo que eso te dará paz—prometió, mientras buscaba en el resto de los huesos.

—¿Ahora le hablas a los huesos?—le habló Wen Xu, el artista forense y su amigo de la infancia, quien entraba en el laboratorio.

—Tú le hablas a tu gata, ¿qué tiene de diferente?—Wen Xu pasó su tarjeta para entrar al área y contestó—mi gata si me responde y está viva—Wei Ying rodó los ojos.

—Un momento, ¿no ibas a pasar tus vacaciones con tus padres?—Wen Xu tomó una tabla con papeles de una de las mesas—bueno, iba a, pero recordé que estabas trabajando solo—Wei Ying se le quedó viendo—por accidente los escuchaste teniendo sexo, ¿verdad?—el Wen asintió.

—Si, creo que ahora entiendo porque me mandaban con mi tío Qiang los fines de semana—fingió escalofríos.

—Bueno, para que olvides el trauma, ayúdame a identificarla—el Wen asintió—pondré los indicadores en el cráneo y te lo daré para que le des un rostro—Wen Xu asintió y se dirigió a su oficina.

—Bueno, linda, creo que deberás colaborar conmigo—.

. . .

—No tiene nombre, no aparece en ningún tipo de registro de la época, es como si se hubiesen asegurado de que desapareciera—le explicó.

La mujer en la enorme pantalla le daba escalofríos, los grandes ojos grises, los labios rosados, el cabello negro, la nariz respingada, la piel clara con un ligero bronceado, además de la simetría facial, lo asustaba el enorme parecido que tenía con él.

¿Quién era esta mujer?

—A decir verdad, se parece mucho a ti—Wei Ying lo observó—¿es este, su rostro?, ¿no es una broma tuya?—preguntó asombrado.

Wen Xu negó, jamás se equivocaba con las reconstrucciones faciales de los huesos que solía estudiar su amigo, así que sólo le preguntó:

—¿No será tu tatarabuela o algo así? Realmente tienen varias similitudes faciales—Wei Ying encogió los hombros—no lo sé, pero era muy bonita, dudo mucho que los registros la hubiesen omitido de esa forma—Wen Xu suspiró—probablemente, alguien con poder, como una doncella de la corte,  estaba celosa de su belleza y la mató—soltó.

—Yo no hago conjeturas, Wen Xu—aclaró.

—Piénsalo, una mujer como ella—señaló la imagen de la pantalla—siendo así de bella, cualquiera mataría por quitarla de su camino—Wei Ying se mordió el labio inferior con notorio nerviosismo, concentrado en lo que pudo haber matado a esa mujer.

—¿Seguro que buscaste en todos los registros de la época?–Wen Xu observó a su amigo—sólo revisé a los que tenemos acceso—Wei Ying asintió—ya tenemos una imagen de cómo lucía, busca de nuevo basándote en su rostro, alguna descripción o intenta acceder a los archivos a los que no tenemos acceso—el Wen parpadeó—sólo puedo acceder si un agente de CRIB da permiso, los demás registros fueron resguardados por el gobierno–Wei Ying lo pensó un poco—tu primo político, ¿no es agente de CRIB*?—el Wen asintió—haré lo que pueda, aunque dudo mucho que él quiera darme el permiso así nada más—suspiró.

—Haz lo que tengas que hacer, si es mucho para ti, entonces busca en lo que ya tenemos, ¿bien?—condicionó.

—Bien, buscaré más a fondo, puede que haya algo que pasé por alto—aseguró.

Wei Ying regresó justo donde seguían los restos.

—Yo también buscaré si dejé pasar algo—volvió a centrarse en examinar los huesos.

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*Retrato hecho a base de los indicadores del cráneo por Wen Xu.

*Retrato hecho a base de los indicadores del cráneo por Wen Xu

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Sus huesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora