🎶; Destiny Rubbish || Rymin

• Llámame •

Día 3: Final alternativo.

• Escena alterna del capítulo the twin tapes donde no se terminan subiendo al tren.

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Probablemente las cosas entre Ryan y Min-Gi habían sido muy distintas si no hubiera ocurrido esa llamada. Es decir, estuvieron casi un año entero lejos el uno del otro, y nunca antes lo estuvieron de esa manera.

Ninguno había tenido el valor de hacer una llamada en ese entonces y en algunas oportunidades habían intentado hacerlo, pero no se atrevieron.

Min pensaba que su mejor amigo ya estaba divirtiéndose y teniendo éxito como solista, recorriendo en carretera por todo Canadá como tanto había querido desde su adolescencia. Incluso llegó a suponer que tal vez había encontrado algún reemplazo, ya sea como un nuevo integrante de su grupo Chicken Choice Judy, un nuevo amigo, e incluso alguna chica con la que estuviese interesada en un sentido amoroso. 

Agh, con cualquiera de esas suposiciones era doloroso ver a Ryan con otra persona y siendo reemplazado.

Mientras que Ryan, supuso que a Min le iba mucho mejor en su vida actualmente. Teniendo algún empleo con el que ganase una buena paga y algo de experiencia laboral, estudiando alguna carrera universitaria que le brindaría un futuro asegurado con el apoyo de sus padres y el orgullo de los mismos, y posteriormente tendría un lugar más en la sociedad como cualquier hombre exitoso en la vida.

El estudiar y trabajar nunca le resultaron emocionantes, pero estaba tan seguro que Min-Gi se encontraría mucho mejor así.

Desde luego, ambos tenían ideas tan equivocadas sobre la otra persona con la idea de que estaban mucho mejor en contraste. Y lo peor es que ninguno lo sabía.

Esa tarde que ya estaba cayendo hacia el atardecer, mientras que Min-Gi había terminado de guardar sus cosas para irse a la universidad, Ryan bajo en una gasolinera luego de que la última chica con quien había salido cortará con él y se llevará su camioneta. 

No pudieron evitar pensar en una cosa en mente que incluso seguían en sincronía de esa forma, necesitaban saber cómo se encontraba el otro.

Min bajó hacia la cocina dirigiéndose al teléfono.

Ryan camino hacia la cabina telefónica más cercana que tenía a unos pasos. 

En simultaneo, acercaron sus manos hacia el respectivo teléfno con la idea de hacer una llamada.

Uno de ellos se arrepintió de hacerlo, pero él otro no lo hizo y se atrevió a llamar.

Él quien desde luego se arrepintió fue Min-Gi, pensó por un momento en que parte podría estar su mejor amigo como para intentar llamar. Cuando dio la vuelta e iba a regresar a su habitación el teléfono sonó, se acerco rápidamente antes de que fuera muy tarde y atendió.

—¡Hola! —escucho una respiración, no estaba seguro si era alguien quien le iba a gastarle una broma pesada o algún idiota se equivocó de número. —¿Quién habla? 

—¡Soy yo! —Era de Ryan pero sonaba como si estuviera a punto de romperse a llorar de la emoción. —¡Amigo soy yo, Ryan! 

—¿Ryan? —le costaba creer que él lo estaba llamando, después de tanto tiempo. —¿Cómo estás? ¿Te pasó algo? —preguntó un tanto preocupado.

—Yo. —el guitarrista apretó con fuerza su mano contra su cintura. En un esfuerzo por no llorar, al final no pudo evitar contenerse, pero no era por tristeza sino porque estaba tan feliz de escuchar esa voz que tanto necesitaba oír. —No sabes cuánto necesitaba llamarte, de verdad.

Min se sintió feliz en volver a escuchar la voz de Ryan, sabía que por la forma en que hablaba se encontraba con muchas emociones que necesitaba sacarse del pecho, pero de alguna forma sonaba muy emocionado. 

—¿Estás llorando? 

—¿Qué? —se secó con ayuda de la manga de su chaqueta sus propias lágrimas. —No estoy llorando tanto.

—Se que no te veo, pero te escucho sollozar. —comento en un tono un poco más contento. 

—No es cierto. 

—Sí, lo es.

—Min, solo estoy feliz de escucharte.

—Y a mi también, Ryan.

Los dos se echaron a reírse por un momento, a pesar de que la última vez que se vieron no termino de la forma muy agradable y de la falta de comunicación que tuvieron por casi un año entero, seguían siendo esos mejores amigos de toda la vida que hasta en los peores días era inevitable decirse alguna tontería y sonreír como si no hubiera un mañana.

Y por primera vez en mucho tiempo, el sólo escuchar la voz del otro fue suficiente para sentir esa tranquilidad y felicidad que tanto necesitaban. 

Tanto que hacía mucha falta volver a verse.

—💙❤—

No tenía idea para ese día y la verdad no es mi mejor escrito de este libro, pero es lo mejor que pude hacer.