Riunai ahora tiene 17, se encuentra en el dilema de enamorarse de un hombre que tiene la edad de su madre y por sí no fuera poco, Shoto Todoroki, un héroe reconocido con miles de admiradores
▫️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️▫️ No importa si la diferencia de edades es muy grande; No importa lo que diga la gente Lo único que importa es estar juntos... Amándonos y entregandonos Hasta la muerte ▫️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️〰️▫️
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Los pasillos de la UA están desolados a esta hora del día, normalmente nadie permanece en la academia luego de que las clases terminan, pero esta vez es una excepción debido a que es justificado por las prácticas de la clase 2A
—Joder, como tardan, ¿Qué no los héroesprofesionales deben ser puntuales?—preguntó con cansancio la joven pecosa sentada sobre una seta creada por su quirk con las piernas cruzadas
—habló la que siempre llega tarde a clases— se burlo el de quirk de termómetro recostado en el suelo
—¡¿tienesidea de cuanto me tardo en deshacer todas las setas que creo sonámbula?! ¡Si no sabes no hables! ¡Kaidiota!— levantó la voz Yoarashi
—¡Me llamo Kai! ¡No Kaidiota!, ¡Jodidachampiñon!— le respondio con voz alta también
—callence y dejen dormir, se la pasan peleando todo eldía, no mamen— regañó Riunai recostado debajo de su escritorio dentro de su saco de dormir amarillo
—¡Tu te la pasas durmiendo y no te decimos nada! ¡así que calla!— chilló la primera en hablar, Yoarashi Lenn —Además, no me puedes culpar por quejarme, llevamos más de 20 minutos aquí esperando y no llega nadie, tengo hambre y sueño, no es buena combinación— se cruzó de brazos con un bufido apartando el mechón de cabello sobre su rostro
—¿y si comemos algo?, puedo ir a las maquinas expendedoras y comprar algo para el rato— sugirió Riunai adormilado, el también tiene hambre, aunque a decir verdad, lo que más quería es alejarse un rato de la molesta chica de orejas puntiagudas —namás digan que quieren, yo voy—
—¡eres tan dulce Riunai-kun!— lo alagó pataleando de alegría sobre la suave seta roja con lunares blancos —tráeme un paquete de takoyakis, uno de camarones tempura, otro de trocitos de carne con salsa de anguila y una botella de agua de un litro— sonrió la chica sacando dinero de su cartera dentro del bolsillo de su falda
—ya quisiera yo tener un quirk que me haga comer tanto y que no tenga que subir de peso— suspiró Kai para luego sacar su billetera y ofrecer algunos billetes al azabache —una lata de té helado y un onigiri—
