EL AMOR VIAJA EN AUTOBÚS de Oli Rojas

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Los personajes de Candy Candy son propiedad de Mizuki & Igarashi.
La historia pertenece a sus respectivas autoras.
Podría contener lemon 🍋
Lectura apta para mayores de 18 años.


Como todas las mañanas desde hace tres meses me dirijo a mi trabajo como enfermera en un prestigioso hospital de New York.
Me llamo  Candice Withe y hace 3 años terminé mis estudios de enfermera en Chicago. Después de graduarme trabajé durante un tiempo en una pequeña clínica llamada “Clínica feliz” del Dr. Martin. El trabajo aunque pesado era gratificante de ahí el por qué el nombre de la misma. Pero a pesar de ello por motivación del propio doctor y de mis madres ; sí, mis madres porque soy huérfana y me crie en una casa hogar donde dos bondadosas mujeres se hacen cargo de niños como yo, bueno por motivación de ellos hice solicitud hace meses para trabajar en un hospital en New York. Al principio me era doloroso separarme de la gente que quiero pero mis madres me dijeron que debería seguir mi destino que uno nunca sabe “ lo que hay  a la vuelta de la esquina”.
Y aquí estoy como hace tres meses en la misma parada de autobús y a la misma hora, para como todos los días dar lo mejor de mí en el área de pediatría del hospital .
Me he dado cuenta que al igual que yo también coincidimos las mismas personas en la parada y aunque en ocasiones soy un poco distraída hace como mes y medio me he percatado de un chico guapísimo que hace que mi corazón salte de alegría cuando lo veo. Y ,¡cómo no fijarse en él! si es un hombre súper galán, de esos que salen en las televisión o dramas asiáticos. Alguna vez miré una telenovela de época en donde salía un actor italiano llamado Giulio Berruti. Pues este chico se parece  a ese actor pero mejorado. Es alto, cuerpo trabajado pero no con exageración, cabello castaño que lleva más o menos a la altura del hombro, ojos azules de un impresionante azul zafiro y unos labios ¡ oh mi Dios! tan sensuales como para no cansarse de besar.
Cada vez que el autobús llegaba a la parada él me cedía el paso y al acercarme para subir me tomaba de la mano para poder hacerlo, ahí podía percibir su exquisito aroma varonil. Él solo me dedicaba una sonrisa de medio lado que hacía que mi cuerpo se estremeciera. Después cada quien se sentaba en diferentes lugares.
Pero hoy que tan sólo faltan 15 días para celebrar el “ Día del amor y la amistad” el destino estuvo de mi lado pues no había ningún lugar disponible para sentarse en el autobús y el chico del que ya estaba enamorada por fin me dirigió la palabra. Me dijo que  tenía unos bellos ojos y que lo que más le llamó la atención de mí fue mi naricita y las pecas que  la rodeaban. Yo me sentí muy indignada y le dije que a mí me gustaban mis pecas. Él soltó una hermosa carcajada y me dijo que no me molestara que no lo decía por ofenderme pero que desde que me vio la primera vez en la parada de autobús le había llamado la atención, que sentía que en otro tiempo nos habíamos conocido…
En un momento dado se desocuparon dos asientos y me invitó a que nos sentáramos. Durante el trayecto nos presentamos, me dijo que se llama Terrence Graham Grandchester, que es actor en una compañía de teatro cercana al hospital donde trabajo. Intercambiamos direcciones y teléfono. Y seguimos nuestra plática como si tuviéramos tiempo de conocernos; hasta que él  tuvo que bajarse antes que yo no sin antes decirme que me esperaba mañana como todos los días desde hace tres meses en la parada del autobús. Ahí caí en cuenta que él me había visto desde el primer día que comencé  a trabajar aquí y que esperaba por mí todo ese tiempo dejando pasar los  autobuses anteriores para sólo abordar el que yo tomaba.
Han pasado ya dos años de esa primera plática en el autobús y de irnos conociendo. Al principio creí que todo iba muy rápido pues a los dos días de conocernos él me pidió que fuera su novia, ¡por supuesto le dije que sí! ; al terminar esa semana y como ambos descansamos de nuestros trabajos me invitó a su casa a conocer a su mamá diciéndole que yo era su “pecosa novia” de quien tanto le había hablado. La señora Eleonor fue muy amable conmigo y me dijo que estaba muy contenta de que su hijo fuera tan feliz y que eso me lo debía a mí. Yo me sentí algo abochornada pero ella es tan cariñosa que me abrazó y sentí como cuando mis madres me abrazan.
Hoy después de ese tiempo transcurrido me estoy mirando al espejo y mi reflejo es la imagen de una mujer vestida de novia  muy enamorada, feliz y agradecida por haber conocido “EL AMOR QUE VIAJA EN UN AUTOBÚS”.

F I N

One Shot's San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora