Ella Parte 4

26 2 0
                                    

- Livi, ¿cómo estás? -Su voz era fría, lejana a los sentimientos que un día nos unieron.

Adoraba que me llamara Livi, pero eso tenía sentido antes, cuando él estaba enamorado de mí.

- ¡Vete a la mierda anda! ¿Qué clase de pregunta es esa? Y no me vuelvas a llamar Livi, ya no tiene sentido. -En un arrebato de rabia colgué, no quería que me escuchara llorar.

Mis pulmones no podían soportar más la falta de aire. Me dolía el pecho demasiado y no podía hacer nada para evitar que mis pulmones dejaran de sufrir. Lo mejor que he podido hacer ha sido colgarle. No podré soportar escuchar su discurso elocuente de abogado. Es curioso, justo eso hace 8 años me volvió loca y me enganchó a él. Seguramente eso le habrá pasado a ella, se habrá enamorado de la palabrería que él le haya soltado.

Mi móvil empezó a vibrar y de nuevo era Luca. No se lo pensaba coger, no me apetecía. Quizás me arrepentiré más adelante pero ahora no tengo fuerzas de hablar por teléfono ni escuchar su voz de nuevo. Me senté en el parque que hay enfrente del piso y me quedé a mirar cómo caían las hojas de los árboles cuando el aire las azotaba en un intento de olvidarme que mi móvil no paraba de vibrar una vez tras otra. Luca no se daba por vencido. Yo merecía una explicación, pero... ¿Estaba preparada para que me lo contara todo? Dejé que el móvil siguiera vibrando en mi mano, mi actitud desolada no podía mirar la pantalla y ver esa foto que en este momento no tenía ningún sentido. ¿Tendrá fotos con ella en el móvil? ¡Joder! ¿Por qué no he sido la novia celosa que le registra el móvil a su pareja? Todas las dudas que divagan por mi cabeza habrían tenido respuesta si hubiera sido esa clase de novia... Pero no, yo no soy así. ¿De qué me hubiera servido estar encima de él constantemente? Mis amigas nunca entendían cómo podía ser la típica novia que no vigilaba a su novio. Luca podía llegar a ser el mejor novio del mundo. Su elocuencia y su actitud calmada nunca me dieron a entender algo extraño. Pero sí reconozco que estos meses atrás lo notaba raro, no quise verlo, por más que mi interior sentía que había otra me puse una venda y tomé la opción fácil; ojos que no ven corazón que no siente.

- ¿No piensas cogerlo? – Me dijo con escrúpulos a mis espaldas una voz varonil. –

Instintivamente al escuchar su voz, una fuerte oleada de sentimientos golpeó mi pecho y provocó que mis ojos se llenaran de lágrimas sin llegar a desbordarse. Me giré y ahí estaba él, de pie con las manos metida en los bolsillos del pantalón y con semblante temeroso. Lo miré vacilante y no supe qué decir. Él no apartaba sus ojos marrones de mí. Mis ojos finalmente decidieron vaciarse. Me cogió las manos, me levantó del banco donde estaba sentada y yo me dejé llevar como una auténtica niñata. Me abrazó fuerte y me dijo:

-Lo siento. -D44ijo resignado.

En un arrebato de cólera, me retiré de él y empecé y pegarle puñetazos en el pecho mientras no paraba de llorar. Él se quedó inmóvil, como si supiera que se lo merecía. La gente que pasaba por allí miraban de soslayo.

- ¿Por qué Luca? Joder yo... creí. Bah, da igual lo que crea. Ya de nada sirve todo lo que te pueda decir. – Me limpié las lágrimas como pude, y decidí irme, no quería seguir allí.

-Espera Livi. Por fa...

-No, ahora quién lo siente soy yo Luca. -Dije sin darle opción a que terminara a pedirme de nuevo perdón.

Fui cabizbaja hasta la puerta de mi portal. Notaba que él seguía con la mirada cada uno de mis pasos. Miré hacia atrás y allí seguía con las manos metidas en los bolsillos, estático, como si fuera un árbol más del parque. Me quedé parada en la puerta del portal mientras nos mirábamos cómplices, como si se tratara de una despedida para siempre.

-Hola Olivia, ¿qué tal? – Me dijo una voz femenina en tono tembloroso. Aparté la mirada un poco de Luca y vi quién era. –

-Hola, Lola. Bien...-contesté con una sonrisa falsa para que no notara que en realidad muy bien no estaba.

Lola era mi compañera de piso desde hacía unos 6 meses, no nos veíamos mucho pero me consta que vive ahí. Me reí mentalmente al recordar cómo deja el cuarto de baño cada mañana que se ducha. Por eso sé que por el piso vive. –

Volví a mirar a Luca que se acercaba apresurado. Joder ¿no le ha quedado claro que hoy no quiero hablar?

- ¿Ya habéis hablado Luca y tú? – Me dijo señalándonos y con delicadeza en su pronunciación.

Yo fruncí el ceño y pensé para mí adentros ¿cómo se ha enterado esta que lo hemos dejado? Nunca está en el piso.

-Lola, no...-dijo Luca con mirada gélida.

-Mierda no se lo has contado. - Se tapó la boca sorprendida y con la mirada me decía un lo siento que no me valía de nada. –

-Joder Luca ¿de qué cojones va esto? ¿Ella? – Me froté la cara para creer esto que me estaba pasando. –

Me fui antes de montar un espectáculo. A los viandantes no les interesaba el caos Olivia, como lo llamaría yo.

-Espera Livi. ¡Joder! -dijo con rabia contenida.

-No me llames así, no tienes derecho ¿vale? – Le dije alzando la voz. –

Sin poder evitarlo las lágrimas volvieron a apoderarse de mis ojos. Parecía que hoy era el día mundial de las lágrimas y querían celebrarlo. Pues nada a celebrarlo se ha dicho. Otra vez ahí mi humor interno. Menos mal que sigues ahí pequeña Olivia humorista. Me dije a mí misma en un tono tranquilizador.

-Lo siento Livi, yo...

-Lo sabía. Sabía que había otra. Y tú con el típico discurso de abogado arrogante; "Lo siento Livi, no te quiero." Una mierda Luca. Te has acostado con ella ¿verdad? Joder qué estúpida he sido. -Me di un tortazo mental. – Ahora entiendo ciertas cosas. Qué asco me das, joder.

-Lo siento Livi, yo...

-Que no me llames Livi. Dios, déjame. – Me di media vuelta y subí las escaleras corriendo para volver con mi plan de esta mañana; fatigarme. Pero esto de subir las escaleras corriendo y llorando no era buena idea.

A Luca se le ocurrió la brillante idea de subir por el ascensor para esperarme arriba. Puto galán de mierda. Todo por no sudar con su súper traje de abogado. Lo odiaba y a ella más. No era mi mejor amiga, pero la muy... Aaaarrrggg lancé un grito ahogado al aire mientras me paraba fatigada en el tercer piso. Sí estaba fatigada y no, no se me quitaba ni la rabia ni la tristeza. Mis emociones habían decidido salir todas a la vez hoy. Me quedé sentada en las escaleras hasta que Luca decidiera darse por vencido y dejarme. El escalón donde estaba sentada me enfrío los glúteos, pero de nada sirvió para enfriar mi interior. Dicen que cuando te dan una mala noticia sientes que te tiran un jarro de agua fría, pero el caso es... que yo sentía todo lo contrario es como si entre ellos dos me hubieran tirado una hormigonera con lava. Quemaba y mucho.

El ascensor se paró y vi la cara de Luca al tiempo que las puertas se separaban a cámara lenta, como si se tratara de una película.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 12, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Caos OliviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora