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La condición del rey empeora cada vez más.

Todo mundo en el castillo despertó aquel día con la pésima noticia de que el rey Min estaba muriendo por una grave enfermedad que venía acarreando desde hacía bastante tiempo. Los médicos habían hecho de todo para curar los males del rey, pero cada día que pasaba, contrario a lo que deseaban,  su condición empeoraba más y más.

-Estén preparados, podría ser en cualquier momento.- El doctor real, encargado de la salud del rey le presentaba el diagnóstico terminal a la familia.

-Debe haber algo más que se pueda hacer.- insistió Jungkook, hijo único del rey Min y príncipe doncel de Busan.

-Hice lo que estuvo en mis manos, pero su condición empeora cada vez más y no encontramos el porqué.- El hombre inhaló profundamente antes de continuar hablando.- Y en mi experta opinión, no parece que vaya a soportar un mes más.

Jungkook y su madre se miraron consternados por la noticia. A su padre no le quedaba más que un mes, pensando prositivamente, pero podía quedarle muchísimo menos que eso.

-¡Su majestad!- llegó uno de los guardias reales caminado firme y con prisa.- La solicitan en el salón del trono.

-¿Quién me busca?- Su madre se repuso tan bien como pudo antes de encarar al guardia.

-El concejo.- Su firmeza se quebró de inmediato en cuanto el hombre habló.

-Voy en seguida.- El hombre se alejó a paso firme después de dar una reverencia. Su madre se giró hacía él y Jungkook pudo notar preocupación en su rostro.- Deben querer hablar sobre el testamento.

-¿Tan pronto? Él aún no ha muerto.- Su madre le indicó que se calmará con un ademán de su mano. Le enfureció que aquellos buitres estuvieran al acecho de su padre tan pronto.

-Es algo que se debe hablar lo más pronto posible.- Le explicó su madre.- Escuchaste al médico, no le queda mucho tiempo.

-Pero aun así...- Y la reina no lo dejó terminar.

-Cielo, hazme un favor y cuida de tu padre mientras atiendo este asunto ¿si?- Lo tomó con delicadeza de las manos y le entregó la mirada más reconfortante que pudo encontrar dentro de ella para su hijo.

Jungkook suspiró. No le quedó de otra que obedecer e ir a la habitación de su padre para cuidarlo, esperaba que al menos su presencia pudiera reconfortarlo un poco.

Su padre lo observó al entrar a la habitación y escondió rápidamente cualquier síntoma que lo aquejara frente a su hijo. Jungkook lo notó, decidiendo ignorarlo para que su padre no se sintiera aún peor, aún así admiraba la forma en que trataba de parecer fuerte frente a él.

-Jungkookie... hijo.- Jungkook se acercó a la cama.

-Padre.- Colocándose de rodillas frente a él, tomó su mano y la besó.- ¿Cómo te sientes?

-No tan mal como luzco.- Un ataque de tos seca sacudió el cuerpo viejo del rey. Aún con todos esos síntomas, su padre se esforzaba por hacerlo reír.

-No tienes que esforzarte tanto, padre.- Lo ayudó a recostarse mejor entre los cojines que utilizaba de respaldo.- Ahora más que nunca debes cuidarte y descansar.

The Heir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora