III

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Jungkook y Soobin se fueron corriendo del lugar, antes de que algún hombre del concejo los atrapará. Huyeron hacía la sala común del castillo, topandose con su madre antes de entrar.

-¡Ah! Que bueno que los encuentro. Estaba apunto de llamarte, hijo.- Su madre pareció no notar que habían llegado algo exaltados.

-¿Qué pasa?- Reguló su respiración antes de hablar con total naturalidad, disimulando lo agitado de su respiración.

-Son malas noticias.- Anunció con pesadez.- Entraron a la sala bajo un silencio expectante. Jungkook esperaba ansioso a que su madre continuará ¿Qué era aquello tan malo que tenía que decirle?- Es sobre el hermano de tu padre, al parecer lo citaron aquí sin informarnos nada.

Entonces Jungkook entendió lo que había pasado hace unos momentos afuera de la sala de juntas. Habían citado al hermano de su padre sin informarle nada, aún siendo el mismísimo rey, su concejo osaba a guardar y ocultarle cosas.

-No luces sorprendido.- Comentó su madre mirando su expresión. Ni siquiera hizo el intento de fingir sorpresa, estaba demasiado confundido, casi que incrédulo.

No podía entender cómo es que el concejo era capaz de tal bajesa, mentirle al propio rey, sólo por negarse a tener un doncel en el trono. Estaba consciente de la renuencia de su padre por dejar el otro en manos de alguien que no fuera él, su propio hijo, único heredero, quien más derecho tenía en la línea sucesoria, pero jamás creyó que las cosas llegarían a tanto.

Decir que le hervía la sangre era poco comparado a lo que sentía, no podía describir con palabras el nivel de indignación que estaba experimentado en ese momento.

-Yo...- Ni siquiera era capaz de articular una sola palabra. No había orden en sus pensamientos, ni un rastro de coherencia que le pudiera ayudar a pronunciar algo.

Antes de que pudiera encontrar algo para decir, las puertas del salón se abrieron anunciando la llegada del rey. Caminaba a duras penas sosteniendo su bastón con ambas manos, lucia cansado y enfermo.

Muy diferente al hombre que caminaba detrás de él, erguido y recto, con la cabeza en alto y de apariencia saludable. Jungkook reconoció esos ojos y casi cae de espaldas sobre el sofá, de no ser por Soobin que lo sostuvo por los hombros.

-Mi cielo, Jungkook.- Llamó su padre, mientras llegaba hacia ellos con esfuerzos.- Tenemos una visita inesperada.- Anunció la llegada de su hermano, siendo ajeno a que ambos ya sabían que estaria allí.

-Cariño, nadie nos informó que tu hermano estaría aquí.- Su madre actuó como si no supiera nada y se acercó a su padre para ayudarlo a seguir de pie.- Me temo que no tenemos una habitación lista, YoonGi.

-Supuse que sería así.- Su esqueleto entero tembló cuando lo escuchó hablar. Su voz era profunda y cosquilleaba en sus sentidos.- El viaje aquí fue largo, pero descanse lo suficiente antes de llegar, aún tengo energía suficiente.

-Claro...- Su madre no sonaba muy contenta y más forzada que gustosa ordenó a Soobin buscar una mucama que pudiera adecuar una recamara a las exigencias del invitado -no deseado- para que descansará los días que se quedaría.

Soobin se excusó y salió se la sala, dejando a Jungkook solo con los adultos, en un ambiente de incomodidad.

-Supongo que tu estancia es corta ¿es así?- Aunque se esforzaba por sonar correcta y educada, Jungkook sabía que su madre estaba siendo hostil y poniéndose a la defensiva.

-Me temo que mi estadía aquí es indefinida.- Podía notar que el sentimiento de desagrado era mutuo.- Al menos hasta que todo este... Asunto se arregle ¿No es así, hermano?

-No hay asunto que arreglar. Fui muy claro.- Su padre se movió hasta los sofás con ayuda de su madre. En su condición, estar tanto tiempo de pie debía agotarlo demasiado. 

Jungkook observaba en silencio bajo el incómodo ambiente, ninguno de sus padres estaba contento de tener allí a YoonGi. Sabía que su padre no odiaba a su hermano, incluso con la poca cercanía que ambos tenían, parecían no tener ninguna rivalidad fuera del reciente asunto de sucesión al trono. Por lo que estaba visiblemente sorprendido del ambiente tan hostil e incómodo que se formaba al rededor de los tres adultos, quienes estaban tan absortos en demostrarse su desagrado que ni siquiera notaban que estaba allí parado mirándolos.

Sintiendo que sobraba en aquella habitación, quiso salir discretamente sin darse a notar demasiado.

-Jungkook.- Se detuvo en cuanto su padre habló. Sus planes se vieron frustrados cuando todos lo estaban mirando.

-¿Sí?- Caminó hasta el sofá donde descansaba su papá.

-Ya se conocían, pero debido a que ha pasado mucho tiempo, supongo que ya no se reconocen. Él es mi hermano, YoonGi.- Jungkook evito mirar a YoonGi cuando fueron presentados, limitándose a solamente reverenciarlo.- Jungkook, mi hijo.

-Ya veo que la gente no se equivocaba al decir que eres la joya del reino.- YoonGi se acercó y tomó entre su mano la de Jungkook y la besó con suavidad.

Jungkook recibió aquel gesto con incomodidad, pero sintiéndose aliviado de que al menos el otro hombre llevará guantes de cuero en la mano, evitando así el toque directo de piel con piel.
Aunque igual deseó haber llevado guantes también, así no habría sentido aquel escalofrío recorrer sus huesos cuando los labios de YoonGi tocaron su piel.

-Debo disculparme, tengo deberes pendientes.- Se excusó de la forma más creíble que pudo inventar en ese momento. La realidad era que no quería estar allí, el ambiente era tenso y no se sentía cómodo compartiendo el mismo espacio con la persona que le quería quitar el trono.

-Está bien hijo.- Su madre se apresuró a hablar, parecía que tampoco quería que Jungkook estuviera allí.- Puedes retirarte.

-Con permiso.- Se despidió de su padre y salió de la sala fingiendo naturalidad, pero en realidad tenía prisa por salir.

Una vez fuera de la vista de los adultos, corrió hasta la biblioteca, como si fuera el único lugar seguro en el castillo. Caminó hasta la ventana y tomó asiento en uno de los sillones de descanso, dejándose caer como si estuviera siendo liberado de una gran carga, porque se sentía cansado aunque no haya hecho el mínimo esfuerzo durante todo lo que iba del día.

Tal vez eran las mil y una emociones que lo atormentaban desde que todo el asunto del testamento había empezado.

-Es una tontería.- Pensar que por ser un doncel no podía ser capaz de gobernar era absurdo, él merecía el trono más que nadie. No sólo porque su padre, el rey, así lo quería sino porque se había preparado para asumir esa responsabilidad toda su vida, era lo único que conocía y sabía lo capaz que era.

Que alguien más haya venido a reclamarlo, lo enfureció. Que todos aquellos vejestorios que formaban parte del concejo de su padre creyeran que era el más indicado, lo molestaba.

-Es absurdo, soy tan capaz de gobernar como él. ¿Qué nos diferencia?- Pensó en voz alta, creyendo estar solo entre los estantes de libros.

-Los donceles suelen ser más sentimentales y menos racionales.- Una voz de entre los libros le hizo saber que estaba equivocado al creerse solo allí.

-¿Quién...?- Calló cuando YoonGi salió de entre los estantes. Hojeaba un libro con desinterés, sin mirarlo a él.

-Por las hormonas, tú sabes.- cerró el libro y puso su completa atención en Jungkook.

La pequeña sonrisa de cinismo que se formó en los labios de YoonGi mientras se burlaba, lo había enfurecido hasta los huesos.














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por fin pude editar esto, tenía días intentando editar el capítulo y ya se pudo.
Gracias wattpad
Igual estoy seguro que después encontraré un error ortográfico, pero es mi culpa por editar esto en las madrugadas con 3 tazas de café encima.
Iba a publicarlo en la mañana pero pasaron cositas y apenas tuve tiempo. Una disculpa por la tardanza.

Gracias por llegar hasta aquí, de nuevo me alegra que hayas podido leer mi historia.
Gracias por leer ♡ buenas noches.

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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