Capitulo 3

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Cada noche tenía unas horribles pesadillas, siempre era la misma. Un coche teniendo un accidente, y después de este sueño venía otro, la pérdida de mi mejor amiga. Al acabar estos dos sueños siempre gritaba más o menos por las 4 am. Mi madre se despertaba y me calmaba. He de decir que no tenía una buena relación con mi madre pero a veces la quería mucho, a veces era mi ángel protector, otras, no. Después de la muerte de papá se emborrachaba en bares y volvía a casa el día siguiente con resaca, cada día traía un hombre nuevo a casa y eso a mi me hacía pensar que era una guarra y que si yo lo hiciese se enfadaría mucho, pero bueno, que vamos a hacerle, es su vida supongo. Pero un día la oía desde mi cuarto gimiendo, estaba con otro hombre, Toda decidida abrí la puerta de la habitación y le empeze a regañar como si yo fuese la madre, le dije que estaba cansada de sus actos y que actuará más como una madre y que me hacía daño a mi y que ya no la aguantaba más. Eso la cambió, nunca pensé que yo, una niña desde esos entonces con 10 años cambiaría su forma de vivir.

Actualmente tenía 16 años y cumpliría 17 dentro de 5 meses, en septiembre.

Un día volviendo del colegio antes de entrar a casa me encontré al cartero que iba a dejar el correo en el buzón pero como me encontró me lo dió directamente en la mano, abrí la casa con la llave que había debajo del felpudo, y deje el correo encima de la mesa que había en la cocina.

Desde las dos desgracias de mi vida, me empecé a hacer cortes en el brazo, de ese modo me sentía mejor, no podía soportarlo, cada vez era más y más necesario, era mi forma de desahogarme.

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