Capitulo X: Medallas de sangre

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Aquí va el capitulo 10, mañana estaré subiendo el 11 y me tomare unos 3 días para hacer una maratón con los últimos capítulos, para que sufran seguido jsjsjsjs.

Prepárense

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–¡No!

En el vacío del estadio un grito salvaje desgarró el silencio.

Yifan, aún con el arma en sus manos, bajó lentamente los brazos, tembloroso y agitado. El fogonazo había salido veloz cual rayo, tan sencillo e instantáneo como si su sólo deseo hubiera sido suficiente para jalar el gatillo. Simplemente pensó en disparar y de pronto... ya estaba hecho.

–No... no, no, no...

Los lamentos desde el hielo se alzaban como himnos a su victoria. Había dado en el blanco, no cabía dudas, pero... pero algo no estaba bien, no. Algo había salido muy mal, podía sentirlo claramente aunque no lograba discernir de qué se trataba.

Con la respiración alterada, aún tembloroso por la repercusión del disparo en sus manos, entornó los ojos para mejorar su visión sobre los cuerpos caídos. Y entonces... fue cuando lo vio. Vio cómo Baekhyun se enderezaba, alzando los brazos hacia él, mostrándole sus manos ensangrentadas.

–Asesino... ¡Asesino! –gritó mientras Chanyeol continuaba tendido en el hielo, totalmente inmóvil.

Un jadeo seco y una puntada de dolor en el pecho, eso fue lo único que Yifan fue capaz de distinguir en su propio cuerpo. Hundido en una mezcla de desesperación e incredulidad, abrió los ojos al extremo. No podía haberse equivocado así, ¡no podía haber matado a su niño! Pero Baekhyun continuaba arrodillado frente al cuerpo vuelto hacia él, sosteniendo la laxa cabeza sobre sus manos, hundiendo el rostro entre el cabello dorado, meciéndose de adelante hacia atrás repitiendo la misma letanía. Asesino. Asesino.

Atormentado, Yifan avanzó casi corriendo por el hielo hasta ellos. Era verdad, era Chanyeol el herido, había sido él el escudo humano que detuviera la bala homicida. La pequeña mancha oscura en el costado izquierdo del cuerpo sobre su buzo azul, rasgado por el impacto, ya era un extenso mar rojo sobre la pulcra remera blanca que llevaba debajo, como revelaron las manos que lo revisaban con desconsuelo. Allí estaba la rojiza carnada tentando a la muerte. Sangre fresca, mojada. Sangre joven y amada.

Aún en shock el ruso susurró algo en su lengua, los ojos llenos de lágrimas, negando con la cabeza, rehusándose a aceptar la realidad que tan cruelmente le abofeteaba el rostro. Le había disparado, a él, ¡a su bebé! Lo había matado... había matado a su amor...

En un profundo suspiro pareció exhalar todo el aire de su cuerpo, el dolor en el pecho contorsionándole el rostro, amenazando con atravesarle el corazón. Momentos después, ya sin nada que perder, volvió a cargar su arma. Los pasos a seguir eran sencillos: mataría al maldito yanqui, y con otra bala luego iría a reunirse con su niño, donde fuera que estuviera ahora. Lo alcanzaría, no iba a dejarlo caer solo en las frías profundidades de la muerte, iría a acompañarlo y protegerlo como siempre había hecho, no seguiría sin él.

Sangre sobre hielo [Chanbaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora