Nunca fue su intención iniciar una guerra y nunca imaginó que protegiendo a la persona que más quiere la terminara dejando en peligro.
Los últimos años han sido un debate consigo mismo, porque quisiera cambiar las cosas, pero al mismo tiempo deseaba que se hubieran quedado igual.
Nada es para siempre, no lo terrenal. La verdad siempre sale a la luz y la verdad es algo que Marinette merecía.
Han pasado más de diez años de que se cansó de huir. De que las mentiras sobrepasaban su alma. Fue su redención, fue su momento de ser responsable de sus actos y está bien, solo si ella estaba bien.
Más de diez años en la cárcel.
Tal vez una parte de él sabía que un día su teatro se caería, pero ojalá hubiera podido abrazarla un poco más, ojalá hubiera sido menos culpable, tal vez así podría confesarse, pero estaba mal, muy mal y la única oportunidad que tenía era de vivir sus recuerdos en el techo salpicado de la prisión y quererla desde ahí.
Y ahora... Son cinco meses.
Ahora, esas son todas sus esperanzas, sus tristes y sin remedio esperanzas. Jeycen lo sabía: nunca más volvería a ver a Marinette.
No era secreto su inexplicable sentimiento por ella. ¿Habrá sido verla crecer? ¿O la manera en la que, solo estando juntos, lejos del resto, podían ser quienes verdaderamente eran?
Unos románticos empedernidos, viendo películas de Tom Cruise a medianoche, en especial la de Jerry McGuire. Amantes de las palomitas con caramelo y los machos con queso amarillo y salsa.
Aún recuerda que él la acompañaba cuando sus demonios no la dejaban dormir. A veces en silencio se quedaban en la cocina, con un vaso de leche, palomitas o solo agua. Otras en el cuarto de ella, rara vez él en su cama, ya que prefería quedarse en el suelo.
Sí había sido como un hermano, aunque no tuvieran la misma sangre.
Tiene en su mente el ferviente recuerdo de sus nervios cuando la vio bajar las escaleras, con aquel vestido floreado que ella misma elaboró.
Las veces que se llegó mirar al espejo antes de ver al rubio y cómo es que acudió al hogar de este cuando las cosas empezaron a salirse de control.
Tal vez ella lo olvidaría con el tiempo y lo que alguna vez fueron dejaría de ser, pero Jeycen también sabía que ella tendría para siempre un lugar en él.
Siempre hay un lugar en ti para alguien especial, no importa el tiempo en el que esta persona haya llegado o el tiempo que se quede.
Ahora, con los ojos abiertos, Jeycen solo tenía un par de deseos escritos en una canción azul, cuyo pulso era el mismo que el de su corazón:
Ya que tengo los ojos abiertos,
Y sé que no estás en mis brazos, ni yo en los tuyos,
Lamento haberte dejado caer, lamento haber sido solo un farsante,
La oscuridad nunca ha sido de mi agrado,
Pero tú la abrazabas para esconderte en ella,
Sí, el anochecer siempre fue tu parte favorita del día,
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Petricor
FanfictionSecuela de "La Chica del Paraguas" Pasaron diez años antes de que Mariela saliera de prisión. El mundo, su familia, sus amigos, ella misma, han cambiado. Cuando el sol se apaga y la luna se oculta durante la noche no son sino la llama de viejos rec...