Te quiero

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—Disculpe pero, ¿por qué estoy aquí?

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—Disculpe pero, ¿por qué estoy aquí?

La Reina le pasó un computador portátil donde claramente podía ver el vídeo donde mostraba su cara. Lo había borrado casi al instante, por lo que no creyó que muchos lo vieran. Al parecer lo habían reducido en otras plataformas y eso le daría muchos problemas.

—Eres tú, ¿no? —dio un pequeño sorbo a su té—. ¿Creíste que podías salirte con las tuyas? La reputación de mi hijo no va a depender de ti. Más te vale que regreses a tu tierra porque no dejaré que vuelvas a pisar Inglaterra.

Dream miró a George, pero este no lo hizo. Solo se quedó viendo cómo se enfriaba su taza de té.

—Además, te obligo a pedir disculpas públicamente hacia nosotros por filtrar información falsa.

—Lo que yo dije no es una mentira. Con su permiso me retiraré.

Dream se dio media vuelta y escuchó el rechinar de la silla.

—No hay vuelos a esta hora, es demasiado tarde —por fin habló George—. Y no creo que sea buena idea gastar nuestro dinero en mandar un avión privado solo para él.

Todos se quedaron callados viendo como la Reina terminaba su té antes de decir algo.

—Te quedarás solo lo que queda de la noche, a primera hora del día te marcharás.

—Te quedarás solo lo que queda de la noche, a primera hora del día te marcharás

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Dream fue escoltado a la habitación de invitados. La Reina y George se quedaron charlando en la gran mesa. Al llegar a su habitación pudo entender el vacío que sentía George. Era grande y él un ser tan minúsculo. Sus maletas ya estaban ahí, pero no era necesario desempacar. Solo dormiría unas horas, tomaría su vuelo o volvería a Florida.

Recordó que aún guardaba la camiseta de George. No sabía si era buena idea ir por su cuenta a buscarlo y no tenía ni idea de dónde se encontraba la habitación de George.

Se escuchó un golpeteo en la puerta y Dream cruzó los dedos para que sea George. Al abrirla se encontró con una chica muy parecida a George, aunque se veía mayor que él. Claramente era su hermana mayor. Esta le sonrió, Dream le devolvió la sonrisa y la dejo pasar.

—Clay, ¿no?

—Me gusta más que me digan Dream —admitió con vergüenza.

—Bueno, Dream. Voy a ser directa, ¿por qué lastimas a George?

—Yo no... Yo no quiero lastimarlo.

—Pero lo haces. George ha llegado hace un día aquí y no sabes cuántas veces lo he visto llorar —lo miró a los ojos atentamente—. No ha llorado ni una maldita vez. ¿Sabes por qué?

—No realmente.

—Porque no le gusta mostrarse débil aquí. El campamento era su lugar seguro y no me he enterado hasta ahora. Hace unas horas —comenzó a jugar con su cabello mientras recordaba—. estaba hablando con mi hermano, nos pusimos al día de todo lo que había pasado los últimos años. Me contó sobre una persona que era muy agradable, carismática, con gran sentido del humor, que siempre cuidaba de él. Me alegré por él, pero luego me contó que sentía miedo porque eras tú. Un chico.

—¿En verdad dijo eso sobre mí? —a Dream le brillaban los ojos.

—Deberías haberlo escuchado —la chica río ligeramente—, se notaba completamente enamorado. Recuerdo como su tono de voz cambio cuando me dijo que estaba aterrado, así que decidió aislarse de tí.

—Pensé que estaba molesto conmigo...

—Le lastima la forma en lo bien que lo tratas, porque siente que él no te puede dar el mismo cariño que mereces por estar escondido —sacó su teléfono de su bolsillo y escribió algo—. Acabo de escribirte un mensaje, guarda mi número.

Después de eso se marchó. Dream se quedó con un vacío, él escuchar aquello lo hacía sentir tan feliz. George no estaba molesto con él, aún así el hecho que volvieran a entablar una conversación sería difícil.

Liz

Hola, soy la hermana de George.
La segunda puerta doblando el pasillo es la habitación de George ;)
Ve con cuidado.

Dream pudo darse cuenta de lo parecido que eran George y su hermana. Ambos eran tan amables, a comparación de lo que habría creído hace unos meses.

Tomó aquella camiseta azul y fue a donde le dijo, con cuidado de no ser visto por nadie, ni por las cámaras. Tocó la puerta esperando que George la abriera. Espero un rato y al no obtener respuesta la abrió el mismo.

No había nadie y tenía miedo de haberse equivocado. Estaba por salir cuando George abre la puerta. Sus miradas se cruzaron y Dream le mostró la camiseta que estaba en sus manos.

—Oh, pensé que la había perdido. Gracias, es mi favorita.

—¿No la vas a tomar? —Dream seguía sosteniéndola.

—Puedes quedártela si quieres.

—Dijiste que era tu favorita.

George lo ignoró y se puso a ordenar algunas cosas de su habitación, aunque no hubiera mucho que ordenar.

—¿Por qué sigues aquí? —le preguntó George con desinterés.

—Quería hablar contigo —George volteó su mirada hacia él haciéndolo a entender que continuara—. Sé porqué te alejaste y no quiero ser un problema más para tí, quiero ser la solución a todos ellos.

—¿Y cómo piensas serlo?

—Acercándome a ti, quiero escucharte. Quiero escuchar tus problemas, la razón de tu felicidad, la razón de tu llanto, el porqué sonríes tanto, el porqué eres tan amable, el porqué no puedo simplemente alejarme de ti.

—Porque crees que puedo corresponderte, crees que todo mejorará, pero no es así. No hay finales felices y no soy el estúpido príncipe azul que esperas que sea.

—Yo no quiero ningún príncipe azul, te quiero a ti.

—Yo también te quiero a ti, pero mi madre...

—Tu madre me importa una mierda, yo te quiero y tú me quieres, ¿acaso eso no es suficiente?

George agachó la mitad y negó con la cabeza.

—No es suficiente con querernos. Aun si pudiéramos estar juntos, tendríamos que estar escondidos y ser cautelosos. Tú mereces más que eso.

—No me importa nada si es que te tengo a tí. Quiere que cuentes conmigo para cualquier cosa, quiero que confíes en mí, George.

—Confiaré en ti, Clay.


Ojos verdes, sangre azul [dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora