VI. El día de los celos

163 50 55
                                    

"Los celos no son corrientemente más que una inquieta tiranía aplicada a los asuntos del amor" 

Marcel Proust

Darkya, año 2018

Todas las mañanas, Killian me preparaba el desayuno, pero esta vez fue diferente. Se acercó a la cama que habíamos compartido por la noche y me entregó una bandeja repleta de comida para besar mi frente y ayudarme a sentarme en la cama. El plato tenía enormes waffles con crema encima que escribía con mucho detalle un "Te Amo". Además había cereales, fruta, tostadas, jugo de naranja exprimido y un pequeño ramo de flores.

-Es bellísimo. Muchas gracias- mencioné enternecida por su gesto y él se aproximó para besar mis labios con dulzura. Me volvería adicta a sus carnosos labios si no dejaba de probarlos. La energía que me brindaba a través de ellos era inmensa.

Mis manos subieron a su cabello para entrelazar mis dedos y jalonearlo mientras de mi boca se desprendían suaves jadeos. Mis ojos se desviaron a su entrepierna y noté el bulto en su pantalón, apretado y demandante.

-Adoro que te excites por mí con tan poco- susurré en su oído coqueta y lamí su lóbulo robando un gruñido de sus labios, algo que me impresionó pero me encendió demasiado.

Sin embargo, y muy a nuestro pesar, alguien golpeó la puerta de entrada con fuerza. Por la voz que escuché, era uno de mis hermanos, Matthias. Me levanté y Killian quiso detenerme, mas él se escuchaba muy enfadado.

Me acerqué para abrir y lo observé confusa. –Matt, ¿qué sucede?- lo interrogué.

Se los presento, él es uno de mis tantos hermanos mayores. Pelo rubio, barba sexy, ojos claros como el agua y, aunque era un poco más bajo que el Hombre Lobo a mi lado, no temía enfrentarse a nadie por protegernos. Siempre fue alguien dulce y enternecedor, se ocupaba de mí y del resto de nosotros. Espero que tengan la oportunidad de verlo teniendo sexo, es uno de los más complacientes, pone todo de sí por ver a su pareja extasiada, se los prometo.

-¿Cómo qué sucede? Sabes que no debes tener relaciones tan intensas o la energía de la fuente, que te recuerdo que nos da vida, se rebalsa- con su ceño fruncido, señala el estanque de agua rebalsado. –Sin mencionar que sus múltiples gemidos y orgasmos estimularon a todos- esta vez mostró a algunos de mis hermanos y hermanas teniendo relaciones.

No es como si fuese anormal, ya mencioné que todos nacemos de la fuente. Hermanos es un título que nos otorgamos para cuidar unos de los otros. Pero sucedía que cuando todos teníamos relaciones a la vez, la fuente con su energía, creaba a los nuevos bebés de nuestra especie.

-Dime que tú no tuviste relaciones con nadie- abrí mis ojos preocupada, aún no era época para que nacieran los nuevos bebés.

-Por supuesto que no, yo sí soy responsable a diferencia de ustedes. Debes enseñarle las reglas a Killian. La barrera protectora no soportará tanta energía- se revuelve el cabello nervioso.

Como he mencionado, no mucha gente se acerca a nuestro mundo y tampoco conocen de nuestros poderes. Se creó hace muchos siglos una poderosa barrera que mantuviera nuestra energía y mágica ocultas al mundo. Podíamos salir y tener sexo para tomar lo que necesitábamos de otras criaturas e incluso humanos, pero solo cuando dormían para que no sospechasen nada y fuera para ellos, un sueño muy mojado.

-¿Por qué te preocupas tanto?- se apareció el hombre lobo por mi espalda para abrazar mi cintura y besar mi hombro derecho provocando que sonría y lo miré de reojo.

Pude notar en la expresión de Matthias que apretó su mandíbula con fuerza y una vena se alzó en el costado de su frente. Tenía un temperamento difícil con aquellos que no le agradaban.

-Si la barrera se rompe, también podrán rastrearte- toma al menor del brazo y lo voltea alzando su camisa para mostrar la gran marca en su gran y formada espalda.

-Matt, tranquilo. Te ayudaremos- me interpongo entre ellos para que no discutan apoyando una mano en cada uno de sus torsos. –Ven vamos, reunamos a todos- tomo la mano de mi hermano que lanza una mirada de enfado a Killian antes de alejarse conmigo.

Una vez que todos estuvimos en una ronda, unimos nuestras manos cerrando nuestros ojos. La fuente respondía a nuestras súplicas de mantenernos protegidos bajo la barrera mágica, y con nuestra ayuda se fortaleció para contener los poderes que habían aumentado gracias a mi noche de pasión con el Hombre Lobo.

Hacían días no teníamos tiempo todos juntos. Se armó una fogata por la noche mientras todos danzábamos. El aire era agradable y jugaba con mi larga, lacia y negra cabellera. Matthias se aproximó a mí y sonrió para pedirme un baile. Todo se sentía como antes, moviéndonos juntos y apegados el uno con el otro; mas cuando quiso acercarse para besar mis labios, volteé mi rostro dejando que los apoyase sobre mi mejilla.

-Debo volver con Killian, sabes que no le gusta salir para provocar a nuestras hermanas- menciono en un susurro para morder mi labio inferior y luego dirigir mi vista apenada a él.

Me alejé unos centímetros y comencé mi camino de vuelta a mi pequeño hogar, donde el sensual joven me esperaba apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa ladina.

-Ya comencé a preocuparme de que no estuvieras en mis brazos- se acerca él tomando m cintura para atraerme a su pecho mientras besaba mi cuello robando jadeos suaves de mi boca.

-¡Suéltala o juro que te golpeo y te deformo el rostro Killian!- ambos nos volteamos con sorpresa al oír tal amenaza y notamos a Matthias detrás con el ceño fruncido y sus puños apretados.

-¿Disculpa? ¿Qué haces aquí? No te metas en mis asuntos. Ahora ella es mía y deberías dejarla estar con su amo- vocifera Killian con voz de altanero.

-¿Amo?- lanzo una pequeña risa, me gustaba verlo tan posesivo.

-Ella no es tuya, inmundo pulgoso. Camille es mía, y no la robarás de nuevo. Te lo prohíbo- respondió mi hermano y yo lo miré confusa, jamás hubiera pensado que Matthias se sentía así con respecto a mí.

El Hombre Lobo se sonrió ladino y pude observar cómo su aura se transformaba. Los músculos de su cuerpo comenzaban a tensarse, su dentadura se aprieta para gruñir cual animal listo para atacar y se relamió luego sus labios.

-Ven por ella- soltó en un ronco y demandante aullido.

-Tú te lo buscaste- contestó el mayor para contraer su musculatura y acercarse lentamente a él.

El nacimiento de un clanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora