Prologo

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—Debes ir. —insistió Louis en tono de suplica — ¿Piensas pasar tu fin de semana solo?

De nuevo él formulaba la estúpida pregunta con único resultado. Mi cabeza era demasiado vaga para maquinar una forma de negarme.

Desde su ruptura; Había obtenido una incesante e insoportablemente monótona rutina.

Cada semana nos encontrábamos en distintos puntos del globo terráqueo. Louis solía empezar aventando un pequeño dardo dorado al mapa.

—En cualquier caso, ¿cuál sería el destino? —Solicite  tratando de mantener el sabor amargo de hace unos segundos. Baje rápidamente la mirada hacia mis zapatos de charol perfectamente embetunados.

—Manchester —chillo a un tono demasiado agudo. Mis oídos obtuvieron pequeños zumbidos que se apaciguaron con el incomodo ambiente que se había formado.

Suprimió una pequeña risa, levantando solo un poco las comisuras de sus labios.

—Bien. — Fue lo último que me escuche decir antes de encaminarme escaleras abajo directo hacia un flamante deportivo rojo. 

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