Capítulo 7

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«Me emociona tu fe en mí»
(Fran)

Los chicos pasaron el resto del día con un nudo en el estómago. Ansiosos ante la posibilidad de que Miguel descubriera que habían sido ellos los artífices del gripado del motor de su moto. No obstante, si lo supo o lo sospechó siquiera, tuvo la decencia de guardárselo para sí mismo y no apareció ni ese día ni en los posteriores para recriminarles su actuación.

Gracias al apoyo de sus amigos, y a que su ex se mantuvo alejado de ella tanto a nivel físico como emocional, a mitad de semana Tania se encontraba un poco más calmada, y los demás prácticamente se habían olvidado del incidente.

De modo que el jueves lo que menos le preocupaba a Nora era Miguel. Ese día había conseguido convencer a Gisela para que la acompañara a sus clases con Fran, y tenía que salir todo perfecto para que saltara la chispa entre ellos.
Parte del camino ya estaba allanado, puesto que Fran sí que se había quedado impresionado con ella, tal y como le había confesado el domingo cuando fue a su casa con intención de interrogarlo.

Él le había contado que lo primero que le llamó la atención fue su aspecto, pero, según el futuro abogado, su carácter estaba a la altura de su belleza. El hecho de que le hubiera plantado cara a Nora, haciéndole que se quitara la blusa para dársela, delante de todo el mundo, lo había cautivado. El poco tiempo desde que conocía a la pelirroja le había servido para hacerse una idea bastante exacta de su carácter, y sabía que no era fácil de manipular ni de convencer.
Aunque tenía buenas intenciones, Nora era dominante, metomentodo y soñadora. Todo lo contrario que Gisela, que había sabido pararle los pies a su amiga y ponerla en su sitio sin problemas.

-Los tíos sois muy raros -había dicho Nora tras la confesión-. Te gusta porque es una estirada.

-No le veo nada raro a que me atraigan las mujeres pasionales -dijo con una sonrisita misteriosa.

-¿Pasionales? Pues si lo que buscas es carácter, has dado con la mujer perfecta. Desde el primer momento supe que estabais hechos el uno para el otro.

Fran no respondió inmediatamente, sino que le ofreció antes la misma sonrisa misteriosa de unos minutos atrás.

-Desde el primer momento supe lo que estabas tramando. No eres tan buena actriz como crees.

-Soy una actriz estupenda -rebatió alzando la nariz dignamente.

-No es cierto, y además eres demasiado obvia: mi amiga Gisela no tiene novio, mi amiga Gisela es rubia, mi amiga Gisela es muy lista... Bla, bla, bla.

-Pues tú no parecías muy reacio a que te la presentara.

-Tenía curiosidad. Parecías tan convencida de que iba a funcionar que no quise negarme. En cualquier caso, no te ha salido bien la jugada. Ella no está interesada en mí. Ni remotamente -comentó con algo parecido a la tristeza.

-Eso no lo sabemos. No me he atrevido a hablar con ella sobre el tema porque es un poco rencorosa y tengo que darle tiempo para que se le pase el enfado. -Lo mejor era abordarla al día siguiente en el instituto. Después de dos días sería más fácil que reconociera que el empujón había sido accidental.

-Créeme. Esa chica no quiere saber nada de mí.

-¡Imposible!

-Me emociona tu fe en mí -rio Fran, cada vez más entretenido con la conversación.

-El jueves, que estará más calmada y receptiva, la traeré a clase conmigo y tú coquetearás con ella. Entre los dos lo conseguiremos.

-Tal vez sea mejor dejar las cosas como están. No merece la pena esforzarse tanto para gustarle a alguien.

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