II

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Las nubes avanzaban y la luna fue reemplazada. No se pudo disfrutar de los cálidos rayos por lo cual era un día frígido.

Jungkook despertó con malestar, su espalda le gritaba que se levantara, el dolor era insoportable. Aún soñoliento visualizó su alrededor y pequeños fragmentos llegaron a su memoria. Recordó como llegó hasta acá.

Bostezó y se paró. Sacudió su ropa maltratada: Una camisa blanca arrugada, pantalones con tirantes color negro y unos zapatos planos con hebilla del mismo color.

Caminó directo a una de las ventanas, limpió un poco y observó las calles. Habían transeúntes caminando y uno que otro hombre tirado en el suelo descansando.

Debía de salir de ahí.

Colocó sus manos en la mesa que había posicionado la noche anterior, empujó con brutalidad liberando la entrada deteriorada.

Respiró hondo y camufló sus nervios con una mirada muerta y expresión áspera. Ya estaba afuera en la calle.

Siguió su paso rápido; lo miraron raro.

Hombres con protervias expresiones, mujeres con una advertencia de vileza en la cara, habían inquietado internamente a Jungkook, provocando que se moviera más rápido sin dejar de titiritar por ningún momento.

—Cariño ¿Estas perdido? —Se aproximó una mujer de traje coqueto con olor a perfume barato —. Yo te puedo ayudar.

—No gracias, estoy bien.

—Vamos. —Lo sujetó con descaro, aferrando sus uñas en su delgado brazo —. Yo te puedo auxiliar. —Sonrió con perversidad.

Jungkook comenzó a protestar, tratando de liberarse del doloroso agarre.

—¡Jungkook!

El menor como la fémina voltearon y se encontraron con una mujer mayor, de elegante traje y belleza impresionante.

Rápidamente la mujer lo soltó y huyó de la situación. Era una noble, no le convenía meterse con una ilustre.

La fina dama avecina hacia el joven. A decir verdad Jungkook no la conocía, pero agradecía su presencia por liberarlo de ese momento.

No obstante, acaba de llamarlo por su nombre.

—¿Qué haces caminando por estas calles? ¿Sabes lo peligroso que puede ser?

Él solo la miró, callado y desorientado.

Ya cuando terminó de regañarlo, se detuvo a examinarlo. Su rostro no lucia complacida.

—¿Has comido? —preguntó ella.

Jungkook movió la cabeza negando por completo.

—Sígueme. —Se dio vuelta dándole la espalda —. No te haré daño, te doy mi palabra.

Él tragó en seco. Era salir de ahí y huir o quedarse y tratar de salvar su pellejo con malas personas vigilándolo.

La siguió.

Avanzaron en silencio, Jungkook miraba al frente dando pequeños desvíos a su mirada hacia la mujer.

«¿Quién es ella? ¿Cómo me conoce? ¿Cómo me encontró?». Fueron preguntas que rondaron en su cabeza.

Ya habían salido de aquel barrio, estaban en un gran parque lleno de árboles sin hojas en sus ramas.

Él comenzó a idealizar un plan mentalmente, pero se le dificultaba tomar una decisión debido a que nunca había andado por sí mismo en su vida.

Jungkook vivió mayormente encerrado en su casa ayudando a su madre en los queseares del hogar. Las únicas veces que 'salía' era para ir a acompañar a su madre a la iglesia, la cual quedaba dos cuadras de su casa. La primera vez que se distanció más lejos de su domicilio, fue cuando su padre lo llevó y dejo ante un señor de mayor edad.

Desde esa vez nunca ha vuelto a ver de nuevo a sus progenitores.

Pensó que el hombre era algún familiar, pensó que era algún conocido, sin embargo lo llamó 'esclavo' y lo encerró durante varios días en una habitación sin ventanas, ni luz.

Estaba asustado, no procesaba lo que vivía.

De repente lo dejó salir y lo trató amable. Le dio comida, le dejó que se bañara y le entregó ropa de alta calidad.

"No es malo", dijo el menor.

"Claro que no, querido", contestó el anciano. "Sin embargo he sido tentado al pecado".

Kook no entendió sus palabra. «¿A que se refería?», pensó él.

El vejestorio se apegó con firmeza. Comenzó acariciar su espalda con delicadeza hasta bajar a su trasero y apretarlo con desvergüenza.

Jungkook se espantó. Arrojó su cuerpo hacia atrás queriendo escapar pero nuevamente fue aprisionado en los brazos del degenerado.

"Señor, suélteme", dijo en desespero. "Esto está mal".

"Tú eres el culpable", respondió con una mirada depravada. "Tu rostro y tu cuerpo me han guiado a esto, al infierno".

Forcejearon unos minutos y el menor logró su cometido. Corrió hacia la habitación cerrando con intensidad para luego apoyarse a la puerta y evitar que el otro entrara.

Unos cuantos golpes sonaron al otro lado, pero luego cesaron.

Esa noche Jungkook se puso de cuclillas a llorar, quejándose de cómo terminó de esta manera: solitario e indefenso.


Fin del capítulo II

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Fin del capítulo II . 

Dejen sus opiniones que les pareció el capítulo y sobre los personajes, gracias por leer.

<3

Swan Lake [VKOOK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora