III

1 0 0
                                    

—¿Estás bien? —Preguntó la mujer.

—¿Eh? —Jungkook la observó confundido.

—Que si estás bien.

—Ah...—Apartó su mirada —. Sí, gracias.

Mentira.

Estaba atemorizado. Apretaba su puño, tratando de contener el llanto que tanto silenciaba.

El bullicio se hizo mayor causándole curiosidad. «¿En donde se encontraban?», se cuestionó él.

Sus pupilas se posaron en un señor de edad deteriorada. Estaba hablando con una vendedora de flores con un traje elegante y una expresión preocupada.

El señor volteó. 

Era él.

El viejo que lo había encerrado e incluso tocado, estaba ahí, enfrente.

Jungkook comenzó a retroceder con torpeza. El pánico le estaba ganando.

—¿Jungkook, qué sucede? —Cuestionó la señora preocupada.

—N-No, no, no, no.

Ya era tarde. Ese hombre lo reconoció.

El muchacho comenzó a movilizarse con velocidad.

Lo estaba siguiendo, lo sentía.

No conocía a donde se estaba dirigiendo, sin embargo no se detendría por nada en el mundo durante esos segundos. 

Escuchaba a la gente quejarse por los empujones y uno que otro pisotón por su parte. Estaba lejos del parque, sus pasos ya no se oían.

Corrió un poco más y desaceleró con lentitud, miró atrás con temor. Lo había perdido.

Dio una sonrisa de alivio y dejó de sudar en frío.

Dio media vuelta para seguir su recorrido tranquilo, sin embargo un fuerte agarre lo tomó desprevenido.

—Te tengo.

Él...

Lo había atrapado.

[...]

Jungkook tenía la temperatura de un muerto, con el miedo dominando sus emociones y un imparable temblor por todo su cadáver.

Se había acabado.

El señor Héctor lo había atrapado.

—¿A dónde pensabas escapar? Maldita rata malagradecida. Te recuerdo que tus padres te vendieron a mí, por lo tanto solo me tienes a mí.

Una malcriada lágrima escapó de su afligida mirada al oír la cruda realidad.

«¿Habrá algo o alguien quien me salve?», pensó el joven. «¿Existirán esos dichosos milagros de los que tanto hablaban dentro y fuera de la iglesia? Porque si fuera el caso, daría lo que fuera para que se manifestaran de alguna u otra manera».

—Ayer tan solo te di la oportunidad de poder salir y tomar un poco de aire, pero lo primero que haces es escapar como cebra en cacería. —Apretó con más dureza su agarre —. Tuve que cancelar a Cecilia por ir a buscarte.

El menor dio un quejido. Le dolía, de verdad le dolía.

—Ni bien lleguemos a casa, te vas a cambiar y-.

—¿Héctor? —Habló una voz femenina.

—¡Cecilia! Cuánto tiempo. —Saludó nervioso.

El hombre comenzó a esconder a Jungkook detrás de él, hundiendo sus uñas como amenaza a que no intentara nada.

—Ayer te esperé pero inesperadamente cancelaste la reunión.

—Tuve algunos problemas, ya sabes, el trabajo.

La señora comenzó a husmear, tratando de ver discretamente qué ocultaba detrás de él.

—¿Ese es tu hijo? —Interrogó ella.

El sujeto volteó, sacando de su escondite al joven cabizbajo.

—Ah sí, su nombre es Jungkook, es algo tímido, discúlpalo.

La mujer inspeccionó aquel varoncito misterioso.

Ocurrió más de diez años separada de su hermano. Nunca pensó que Héctor lograría tener un hijo con Anna, su difunta esposa, después de todo ella era una mujer dura de tratar, no deseaba tener hijos.

—Un placer en conocerte Jungkook, mi nombre es Cecilia, soy hermana de tu padre, prácticamente tu tía. —Le dedicó una cálida sonrisa.

—H-Hola, mucho gusto.

Seguía cabizbajo, no se atrevía a levantar su mirada. Aumentando más la curiosidad de su supuesta tía.

—Me gustaría ver tu rostro Jungkook ¿Me podrías conceder esta petición?

Abrió la boca queriendo negarse, sin embargo, accedió a hacerlo. No quería que Héctor se molestase.

Él pudo visualizar a la arreglada dama. Portaba un elegante vestido que ceñía su figura, con varios volantes, capas, mangas largas y un apreciable color azul sobresaliente. Su maquillaje era algo cargado, con sombras y un rubor fuerte.

La fémina quedó estupefacta ante lo que observaba. El muchacho cautivó a la mujer mayor con esa dulce mirada.

—¿Qué clase de pacto hicieron tú y Ana? Este niño es todo un encanto andante.

—Lo sé, Kook sacó los dotes de la familia —presumió orgulloso el mayor.

—¿Cuántos años tiene? —Preguntó Cecilia.

—Diecisiete, este año cumplirá dieciocho años.

—¡Fantástico! Podrá asistir al baile que solicita la Reina. De hecho requiere de ti. —Ojeó a Héctor.

—¿Qué podría necesitar su majestad de mí?

—Justo estaba yendo de regreso a casa. Acompáñenme, no está tan lejos de aquí. Ahí platicaremos con más calma.

Héctor cedió junto a un Jungkook aún asustado y alarmado. 

«Después de esto ¿Qué me sucederá?».

«Después de esto ¿Qué me sucederá?»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Fin del capituló III.

Hola, tanto tiempo, espero que estén pasando unas bonitas vísperas de Navidad. De ante mano voy deseándoles Feliz año nuevo y muchas gracias por darle una oportunidad a mi historia.
Cuídense mucho! <3

Swan Lake [VKOOK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora