Mi madre, que se llama Lucía, al día siguiente vino a mi cuarto, quería hablar conmigo. Lo primero que se me pasó por la cabeza era que a lo mejor alguien de mi familia se había muerto o estaba enfermo, cosa que no quería ni imaginar.
-Elena cariño tengo que hablar contigo
-Mamá, ¿es grave?
-No es grave, es según como tu te lo tomes.
-¿Entonces?
-Me han despedido del trabajo hace una semana, desde entonces lo único que he hecho a sido buscar otro oficio para que por lo menos podamos sobrevivir.
-¿Que qué? ¿Pero lo has encontrado?
-Sí.
-Menos mal, ya me veía fuera de aquí.
-Lo he encontrado pero no en Badajoz, nos tendremos que mudar a Almería.
Esta fue la conversación. Me quedé sin palabras, no quería irme de mi casa, no quería dejar mi vida de siempre ni decir un adios definitivo a mis amigas. Eché de mi cuarto a mi madre y comencé a llorar. Nuevo instituto, nueva casa, nuevos amigos... O eso creo, porque ¿y si no me aceptan? ¿Y si les caigo mal? Soy de esas personas tímidas al principio pero que luego cuando cogen confianza son las más abiertas del mundo.
Hoy me encuentro haciendo las maletas, cerrando la casa, despidiendome de mis amigas y mi familia. No paro de llorar, pero si nos vamos es por nuestro bien. Mi padre no está con nosotras, se divorció de mi madre y desde entonces él nunca me viene a visitar. Ahora vive en Málaga y solo lo veo una semana al año. Triste, ¿verdad? Mi vida es muy triste, no sé cuando me pasará algo bueno. Soy hija única. Tengo dos hermanastras, son pequeñas pero a ellas si que no las veo nunca.
Cerré las ventanas de mi cuarto, salí de él y cerré la puerta. Mis lágrimas caían. Bajé las escaleras poco a poco, al final estaban mis abuelos esperándome y mi mejor amiga. Les di un abrazo a cada uno y a mi mejor amiga, Eva, le susurré al oído:
-Todo irá bien te lo prometo.
-Te voy a echar mucho de menos.-Dijo
-Siempre aquí.
-Siempre en mí.
Y nos volvimos a abrazar.
Se oyó un pitido de un coche. Era mi madre, esperándome para irnos, rumbo a Almería.
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'La nube en la que vivo'.
RomanceNunca le he dado importancia al amor. Cuando era pequeña me explicaban lo que era pero yo pasaba de eso. Nunca me había enamorado ni tampoco quería, prefería ser libre, sin complicaciones. Pero cuando llegas a la adolescencia, las ideas cambian.