Una noche lluviosa.

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Mi nombre es Rodrigo y el día de hoy estoy con mi familia en el centro de la ciudad festejando que logre entrar a la universidad, se supone que debía de estar feliz, pero no lo estoy y no creo poder estarlo, a pesar de que haya logrado pasar el examen de la universidad, aún tengo dos materias reprobadas en la preparatoria, no sé si logre aprobarlas a tiempo para entregar mis papeles en la universidad, además siempre me ha ido mal en mi vida, en la escuela siempre he pasado desapercibido, en mi familia siempre he sido la sombra de mi hermano Erick, él es atlético, inteligente y ser social le facilita, él es todo lo que yo jamás seré e incluso en este día se la pasan hablando de sus logros enfrente de mí, en vez de ponerme atención mientras comemos se la dan a él, siempre ha sido así yo solo soy una sombra, en todos lados y en todo tiempo, pero eso cambiará en esta tarde lluviosa, porque hoy me arrojare de un puente y así terminará todo.

- Iré a tomar aire un rato –Dije levantándome de la mesa-

- ¿Aire hijo? Está lloviendo.

- Me siento mareado, creo que será mejor que salga por un rato, además aprovecho en ver si ya salió el comic que colecciono en el puesto de revistas.

- Está bien hijo ve, pero trata de ir por donde haya techo, para que no te enfermes.

- Sí madre descuida y gracias... gracias por todo...

Así es, ya no hay vuelta atrás, he tomado esta decisión y debo mantenerla -Pensaba Rodrigo mientras caminaba hacía la salida por el pasillo angosto del restaurante-.

Al llegar a la salida volteaba a ver a su familia, pues era la última vez que la vería, mientras se ponía el gorro de su chamarra amarrilla y caminaba a su destino, caminaba por las calles desérticas, ya que la lluvia impedía que la gente saliera.

Por fin he llegado, parece que aquí termina mí historia, esta tarde lluviosa se convertirá en una noche lluviosa para mí familia cuando se entere de lo que me está por suceder, pero es lo mejor para todos...y para mí. –Pensaba Rodrigo, mientras subía el puente, hasta que llego a la mitad de este-.

- Okey, aquí voy, solo tengo que subirme a la baranda y listo. –Se decía el mismo mientras ponía un pie en la baranda del puente-.

- ¿Acaso quedar en la universidad no debería ser causa de felicidad?

Esa voz, esa voz me suena familiar, ¿pero por qué?, está lloviendo y yo no soy nada más que una sombra, ¿Quién es quién me impide terminar con todo? –Pensaba Rodrigo, mientras veía al horizonte y sentía sobre su gorro como la lluvia dejaba de caer y veía el sol brillar un poco a lo lejos, mientras volteaba a ver lentamente a esa persona que había interrumpido su acto-.

Es una chica, realmente hermosa, su cabello café y lacio, sus grandes ojos me miran fijamente, esos ojos cafés, esa chica de complexión delgada y a primera vista frágil, me había notado –Pensaba Rodrigo-.

- ¿Quién eres?

- ¿Ya se te olvidó Rodrigo? Jiji, íbamos juntos en la secundaria, soy Sandra.

- ¡Sandra!, ¿Qué haces aquí?

- Impidiendo que hagas una locura, ¿No lo ves? jiji

- Espera, ¿Cómo sabes que quede en la universidad?

- Porque cuando vi las listas, tu nombre estaba en la misma hoja que el mío y yo nunca me olvido del nombre de las personas que me importan, jiji, a partir de la próxima semana, compartiremos salón, espero que nos llevemos bien.

- No creo que eso suceda, vete a casa –Le decía Rodrigo, mirando al suelo-.

- Se hiciera eso jamás me lo perdonaría. –Decía Sandra con una sonrisa-

Esas palabras parecían simples, pero tenían un gran impacto en él.

- Esto no es el final de tu historia es el inicio de cosas increíbles que están por venir, habrá días difíciles, pero también buenos y habrá que sacarles el mayor provecho a ambos, oh vaya hay un arcoíris en el cielo y varias nubes se han ido, ves no todo es malo.

- Tienes razón, pensé que hoy sería una noche lluviosa, pero parece que será una tarde-noche de arcoíris.

- ¡Hijo, ya pagamos la cuenta, vámonos a casa! –Gritaba su madre mientras movía su mano, como si estuviera saludando-.

- Bueno, supongo que esto es un hasta luego, nos vemos en una semana.

- Sí, Sandra y gracias.

- No hay de que, nos vemos. –Decía mientras se iba lentamente-.

Es cierto, aquí no termina mi historia, sino que aquí inicia, ya no habrá una noche lluviosa, sino un  hermoso amanecer.

Clima de emociones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora