• One-shot •

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Ray ya tenía 30 años y todo su pasado del orfanato había quedado en el olvido. Todos los demás tenían vidas exitosas y cómodas, mucho más a gusto con la actualidad.

Ray trabajaba como abogado, que le iba bastante bien, ganaba mucho y era bastante reconocido, Emma, trabajaba en un zoológico en la sección de jirafas, claramente no le permitirían montar una, pero sólo con verlas era bastante feliz. Norman trabajaba como maestro, quien era adorado por todos sus alumnos por su sencillez enseñando y por ser agradable ante todos los estudiantes de todas las edades.

Gilda estaba junto a Don en una biblioteca, Gilda como bibliotecaria y Don su asistente, que trabajaban en perfecta organización y les dieron un ascenso que les permitía darse lujos de vez en cuando.

Pasando a estátus amoroso, Ray se encontraba soltero al momento, pero muchas de las muchachas de la calle quienes lo reconocían, corrían alocadas a pedirle salir con ellas. Emma y Gilda estaban casadas, pero como el trabajo de Emma estaba más lejos de donde vive Gilda, vive en su casa pero la visita entre semana.
Norman y Don también se encontraban solteros, Norman por un lado era famoso entre las adolescentes lo que en ocasiones le incomodaba debido a la diferencia de edad, Don por su parte no se encontraba interesado en tener alguna relación amorosa, estaba bastante satistecho con su vida y creía no tener tiempo para esas cosas, aún recordando cómo decía cuando era más pequeño.

Como todos ellos se conocían hace ya bastante tiempo, conocían los secretos de todos, por ejemplo:
Emma y Don sabían que Ray gustaba de Norman ya hace desde  que se reencontraron del escape de Grace Field. Gilda sabía Don intentó poner perfume en una alarma de incendios de la biblioteca. Norman conoce que Gilda una vez robó el último libro de una saga que le gusta de un estante de la misma Emma, pero fue descubierta y lo devolvió tan pronto como Emma preguntó por este.

Norman sospechó de aquel gusto que tenía Ray hacia el y se emocionó, pero se lo guardó ya que podía ser un engaño y quedaría en ridículo. Pero, esa idea cambiaría justo ese mismo día.

-Norman, uhm...uh, ¿te gustaría salir conmigo esta tarde? No tengo asuntos pendientes...- Le habló el azabache con dificultad y con las mejillas ruborizadas, que sacó una sonrisa en el rostro del albino.

-Claro que sí, ¿A qué hora quieres? Yo también tengo el día libre.- Accedió alegremente, a lo que Ray débilmente sonrió.

-¿Está bien a las 6:00 PM?- Ofreció, a lo que Norman asintió y acordaron bien las cosas, los dos tomaron su camino y sonrieron todo el trayecto a su hogar.
Ray vistió una camisa blanca con un suéter color crema encima, unos pantalones negros y una pequeña cadena alrededor de estos, se puso un poco de perfume para dar un olor agradable.
Norman se puso un chaleco negro y unos jeans, no sin antes meterse a bañar.

Ya a las 5:45 PM ambos estaban dirigiéndose al lugar acordado, una cafetería pequeña con un ambiente tranquilo, con precios accesibles.
Ambos llegaron y se saludaron, pero cierto azabache estaba aguantando las ganas de apegarse a su brazo y recostar y cabeza en su hombro.

-Una mesa para dos por favor.- Habló Norman, con su habitual sonrisa. Ray no atinaba a decir nada, pues estar con quien ansiaba tener una relación desde hace tanto tiempo no le era para nada sencillo.

-¿Pasa algo, Ray?- Movió un poco su hombro, ya que parecía bastante distraído, el más bajo solo negó con la cabeza.

-No, todo está perfecto, vamos, nos están hablando.- decidió obviamente evadir la pregunta, era capaz de soltar algo que no debía sin darse cuenta y para ambos sería muy incómodo.

Estuvieron conversando un rato mientras decidían que iban a pedir, unos pocos minutos después llegó un camarero a llevar su orden.

-Yo quiero un café expreso y un...pastel de fresas.- Habló Ray para romper el silencio.
El camarero anotó en su pequeña libreta.

-¿Y usted, qué desea?- Volteó a ver a Norman.

-Un capuchino y un pastel de chocolate.- Sonrió, Ray sólo admiraba sus gestos atontado, pues para él era estar en presencia de un ángel.

Siguieron hablando mientras comían y bebían de sus cafés, estaban en perfecta armonía y no parecía haber nada que pudiera arruinar el momento, o eso creía Ray.

-Y bien, Ray, ¿Hay alguien que te interese? Me gustaría saber si hay alguien que tenga tu corazón dominado.- Mencionó Norman con tal sencillez que para Ray era imposible, tragó saliva y suspiro entrecortado.

-Uhm, pues si, hay alguien de quien estoy enamorado, y esa persona es bastante especial para mi, pues daría todo lo que tengo por esa persona.- Dijo el azabache que con la mirada posada en otro lugar, sus mejillas comenzaban a teñirse de rojo.

-¿Y se podría saber quien es? Si no quieres está bien.- Sonrió algo apenado, pues ver a su acompañante de esa forma no es cosa de todos los días. Al mismo tiempo su sonrisa se fue desvaneciendo, ya que si esa persona no era él, no podía interrumpirle su felicidad.

Ray se armó de valor, respiró profundamente y al mismo tiempo sentía su corazón latir con fuerza y rapidez, señalando nervios, demasiados nervios.

-Uh, yo...-Paró para volver a respirar profundo.- Norman, aquella persona con la que anhelo estar el resto de mis días en este mundo, eres tú, he ansiado decirte esto desde ya hacía mucho tiempo, nunca te lo dije por que le tenía miedo al rechazo, y todavía le temo, aunque me cueste demasiado decírtelo, si no me aceptas por cualquier motivo no habrá problema, sólo quiero una respuesta, una respuesta que defina tus sentimientos hacia mi, una respuesta que conteste alguna u otra manera si de verdad me correspondes o no, quiero escucharlo de ti, de nadie más.- Pequeñas lágrimas empezaban a brotar de sus ojos, y Norman le miraba con sorpresa y emoción.

Este colocó su mano en su mejilla húmeda con delicadeza, acariciándola con su pulgar, con una sonrisa y lágrimas brotaban de sus cristalinos ojos igual que de los del contrario.

-Yo sólo atino a decirte que...de igual manera correspondo tus sentimientos, no encontraba manera de decirlo, por que igual que tú, me temía que me ibas a rechazar e incluso que dejarías de ser mi amigo, y yo nunca me imaginaría un mundo sin ti, pues estaría perdido y desorientado, esta confesión que me has hecho me hace tan feliz, tan feliz que mis lágrimas no significan otra cosa más que felicidad, y espero que podamos formar una vida juntos, luchando por nuestro amor.

Ray abrió los ojos, las lágrimas caían mucho más rápido, juntando sus frentes, no les importaba quien los estuviera mirando, quien los estuviera juzgando, ese momento era para ellos y sólo para ellos. Entrelazaron sus manos, viéndose fijamente a los ojos. Norman dejó lo que creía necesario para pagar lo que comieron, y llevó de la mano con prisa a Ray a su auto.

-Ray, ahora que aclaramos todo lo que sentimos por el otro, ¿Me harías el honor de ser mi novio?- El contrario sólo asintió e intentó calmarse, logrando que sollozos fueran liberados, sonrió, lo que calmó al albino que lo miraba con cierta preocupación por su llanto. Se fue acercando lentamente a su rostro, a tal punto que sentían las respiraciones del otro, Ray cortó la insoportable distancia y pegó sus labios contra los del albino, quien correspondió al instante con cariño y calma, formando un lazo que ellos harían inquebrantable con el tiempo. Se separaron sonriendo, hubieran ido de regreso al apartamento de Ray en su coche pero como habían llegado cada quien en su vehículo, se fueron individualmente.

Cuando llegaron se acurrucaron en el sillón a ver alguna película, no sin antes cambiarse a algo más cómodo y taparse con una manta. Ray se quedó dormido una media hora después, ya que el llanto lo había drenado y Norman apagó la televisión. Besó la frente del contrario, y susurró.- Te amo, Ray.- Y así, se quedaron dormidos abrazados, ahora que habían empezado su relación, no querían separarse por nada del mundo.

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1343 palabras, un nuevo récord, amé escribir esto. Si llego a hacer una continuación de este One-shot esperen verlos casados. Y quien sabe, en un futuro haré lemon, ya veremos.

norray book.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora