Especial.

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Como dije, un especial, de San Valentín, que ni es, pero ya.

Género: Fluff

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A Ray en realidad nunca le interesó el celebrar San Valentín, más nunca rechazaba las ofertas de Emma de ir con ella y Gilda a uno que otro festival de celebración.

Pero por alguna razón Emma no le envió ningun mensaje para encontrarse en cierto lugar. Pensó que Gilda había pedido más privacidad entre ellas, así que no le prestó tanta atención.
No se tomó el tiempo de vestirse o arreglarse, ya que no tenía mayor razón para hacerlo. Pero cuando sirvió una taza de café pudo escuchar su celular vibrar, así que fue donde se encontraba y era Norman, contestó su llamada.

✰LLAMADA✰

-Norman, ¿Qué tal? Sinceramente no esperaba una llamada tuya.- Habló Ray, mientras tomaba un sorbo de su taza de café.

-Ah, lo siento, solo quería preguntarte si querías pasar San Valentín...c-conmigo, si.- Norman del otro lado del teléfono parecía ligeramente nervioso, pero Ray no le dió vueltas al asunto.

-Claro, pero permiteme arreglarme, tampoco tenía planes así que no estoy exactamente presentable.-Ray se notaba algo avergonzado.

-Ah no no, está bien, no te preocupes, iré por ti en 2 horas, creo que tienes suficiente tiempo.-Norman contestó ahora más seguro y más firme.

-Claro, te espero, ven con cuidado, sabes como se pone a veces.-

-Si, nos vemos, ehm adiós.

-Adiós, aquí te espero.-

✰LLAMADA FINALIZADA✰

Ray terminó de beber su café y subió a bañarse, abrió la llave de agua caliente y se bañó con algo de prisa, más tuvo el tiempo suficiente para hacerlo correctamente. Se vistió y se puso algo más cómodo pero ligeramente formal. Se intentó peinar pero resultó en un desastre y lo dejó como estaba, viendo desde lado bueno no se veía tan mal.

En cuanto terminó se sentó en un sofá cerca de la puerta, tomó su celular y esperó que Norman avisara que había llegado, estuvo checando si tenía mensajes o llamadas pero no encontró nada. En una media hora escuchó su timbre sonar, curioso y algo emocionado, abrió la puerta y ahí estaba a quien esperaba, el albino, quien se veía algo nervioso estaba en su puerta.

-Hola Ray...erm, te traje esto.-Norman buscó algo dentro de su bolsillo del pantalon y sacó una caja pequeña, era negra con una tapa roja, y un pequeño moño del mismo color.

-Por cierto, no la abras hasta que termine el día, es una sorpresa.-Guiñó el ojo y la curiosidad envolvía al azabache, quien por una parte esperaba con ansias poder abrir el pequeño regalo.

-Lo siento Norman, yo no tengo ningún regalo para ti...lo siento de verdad.-El pelinegro soltó un suspiro y jugueteó con sus dedos un poco, antes de recibir una sonrisa tranquila de parte del contrario.-No hay problema, no es que supieras que iba a venir de todas formas.-Respondió con amabilidad, lo que los envolvió a ambos en una calma agradable.

-Bueno...¿Nos vamos?- Sonrió el azabache que miraba con alegría y emoción a su regalo y al albino. El asintió y lo guió a su vehículo, era una camioneta bastante grande, la cual lucía muy limpia, y así era.

Después de conducir por unos 5 minutos, llegaron a un pequeño restaurante, no era nada extravagante o elegante, pero lucía tanquilo y pacífico.

-Las damas primero.- Se burló Ray con una risa atrevida.

-¡Hey!- Norman le dió un pequeño empujón y rieron juntos, entraron, pidieron una mesa y ordenaron. Siguieron conversando un rato mientras comían y bebían lo que pidieron, conversaban sin ningun apuro ni presión.

Después de un rato pagaron la cuenta y se retiraron, Ray aún sentía la curiosidad de abrir la pequeña caja, pero con menos intensidad. Una pequeña feria fue su próximo destino, todo estaba a la temática de la ocasión, parecía algo cursi a los ojos de unos y algo mágico para otros, Ray no sabía ni qué decir, si fuera otra persona la que lo hubiera invitado le diría en toda la cara que lo odiaba, pero al ser Norman era un caso diferente, no quería hacerlo sentir mal por tan bonito detalle que le estaba presentando.

-¿Entramos?- Norman estiró su mano y Ray la tomó cual niño y un caramelo, compraron tickets y se subieron a un pequeño lago de cisnes done pasaron un rato, jugaron varios juegos y al ser los dos bastante inteligentes, ganaron todos, la pasaron muy bien, ganaron muchos peluches como premios.

-Este día fue definitivamente mejor que ser el mal tercio de Gilda y Emma, con todo respeto a ellas.- Rio levemente, el atardecer estaba cerca y para compensarle la cita a Norman tomó su mano sin decir nada y corrió a la azotea del edificio más cercano.

-¿Ray qué...?- Apenas podía hablar, la resistencia física no era su mejor fuerte, así mismo Ray lo jaló de nuevo para que se sentara, no volvió a quejarse o cuestionarlo al verlo sonriendo hacia el cielo, viendo cómo el atardecer hacía notar su presencia, se quedó callado y observó junto con el en un silencio que no era incómodo del todo, era...como un buen acompañante que les hacía compañía en su presencia tranquilizante.

-Gracias.- Habló Ray repentinamente, Norman ahora centró toda su atención a el y sus palabras.-Gracias por hacerme compañía hoy, es incómodo ser el mal tercio de Emma y Gilda, así que agradezco que me hayas invitado.- Finalmente volteó su cabeza en dirección a Norman, haciendose notar el sonrojo ligero en sus mejillas, le sonrió de vuelta con gentileza y dulzura, Ray se movió un poco más para atrás a donde estaba sentado el peliblanco, y recostó su cabeza en su hombro, las mejillas de ambos se hicieron de un intenso tono carmín.

- ¿Ray? - Llamó el de ojos azules.

- ¿Qué sucede? - Ray quitó su cabeza del hombro del de cabello blanco para poder mirarlo a los ojos, sus bellos ojos azules.

Norman se quedó callado unos breves segundos, que para el se sintió como una eternidad, el de ojos verde grisáceo estaba a punto de decir algo, cuando sintió un par de labios ajenos posarse sobre los suyos, otorgándole un suave beso.

- Ray, para mi tu sola presencia es un sueño hecho realidad, eres como una fantasía, y quisiera pasar el resto de mi vida a tu lado, ¿podrías... - Pausó un momento para sonreír como un niño pequeño - ...podrías concedirme ese deseo? - El de cabellos negros se quedó en silencio un minuto, lo cual hizo dudar al chico en frente de el.

- Norman yo... - Hizo una pausa y suspiró, su respiración se encontraba entrecortada.

- ¡Claro que SÍ! - Ray se lanzó a darle un abrazo al de ojos azules, y en el camino darle unos cuantos besos al rededor de toda su cara.

Ambos sonrieron de forma plena, totalmente satisfechos con su nueva relación.

- Feliz San Valentín, Ray.
- Feliz San Valentín, Norman.

Fin.

norray book.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora