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Jimin bajó las escaleras para ir a desayunar, eran las 7, había despertado una hora antes de lo normal, así que simplemente desayunó porque a las 9 entraba a clases, y quería desayunar bien, su papá todavía no estaba en la mesa y eso le pareció extraño porque él siempre era el primero en sentarse a desayunar. Pasaron como cinco minutos y su viejo se sentó a su lado, en la cabecera de la mesa, pues él era el jefe de la casa y su lugar era ahí.

— Buen día pa’, ¿Cómo amaneciste?

— Bien.

Jimin lo entendió a la perfección, siempre que su papá respondía cortante significaba que saldría de viaje o él había hecho algo malo, pero como ayer había comenzado su primer día de clases se dio cuenta de que su viejo se iría, así que solo suspiró.

— ¿Cuánto? – su padre lo miró – ¿Dos semanas?

— Un mes.

— ¿A dónde?

— Europa.

— ¿Es necesario que te vallas?

— Si. Sabes que es por trabajo.

— Fácilmente podrías no trabajar y viviríamos cómodos toda la vida.

— Quiero darte una buena vida.

— No necesito tanto pa', y lo sabes. No te vallas.

— No comencés otra vez – suspiró – no es tema de discusión.

Jimin siguió comiendo pero lentamente, ya casi no tenía apetito.

— Me gustaría ver a mamá – su papá lo miró – si me dejaras verla, o que venga a quedarse conmigo mientras vos no estás.

— Ni en sueños.

— Pero pa'...

— Pero nada, no vas a ver a tu mamá y mucho menos voy a dejar que venga a quedarse.

— Entonces no te vallas.

— Ya te dije que no.

— No quiero quedarme sólo.

— No te vas a quedar solo, los chóferes, los guardias y las empleadas se quedan aquí.

— No es lo mismo, ellos no son mi familia.

— Jimin, basta.

— No me gusta estar solo, me da miedo.

— ¿Miedo? – rió – no seas nena, sólo estás diciendo esto para que no me valla. Ya tenes veintiuno.

— En serio, no te vallas, por favor.

— ¿No tenes cosas que hacer, hijo?

— No quiero que te vallas.

— Andate.

— Pa’, por favor.

— ¡BASTA JIMIN! – golpeó la mesa – ¡ME TENÉS HARTO CON LO MISMO. ANDATE!

El chico se levantó de la silla enojado, subió a su habitación y se tiró a la cama, se revolvió el cabello y con un suspiro se calmó. Pasó el tiempo que le quedaba en la cama, así que cuando llegó el momento de irse a clases, bajó ya listo para irse a la universidad pero al ver a su viejo entendió que él ya se estaba por ir, y que se quedaría por todo un mes solo. Completamente solo.

— Ya me voy hijo – Jimin desvió la mirada – te cuidas, ya lo sabes.

— Bueno.

Mungsoo le dio un beso en la frente y Jimin se fue a la camioneta, para que lo llevaran a la uni, estaba molesto y se sentía raro pero es que no entendía porque no se había acostumbrado, porque a estas alturas del tiempo tendría que haberlo hecho, su papá siempre lo dejaba solo y eso no era extraño, pero aún así costaba.

Su sonrisa... Mi desgraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora