Desde que recuerda había sido el honor en la familia. La fuerza, el orgullo en la mirada de sus viejos padres. Ambos eran mayores cuando le tuvieron, pero; al ser su hermano mayor un omega, no pararon hasta conseguir un alfa.
Kouki estaba orgulloso...
Kouki esta agradecido con la vida, con Kagami y con la forma en la que le ayudo a cambiar su suerte. Adora como las mejillas del pelirrojo se convierten en tomates maduros cuando lo halaga.
Quizá porque al fin y al cabo sigue siendo un alfa y de cierta manera; ahora que no puede controlar sus feromonas, termina avergonzándolo de sobre manera.
Kouki baja de su auto y estando a pocos metros de la entrada de su nuevo lugar de trabajo, sintió unos fuertes escalofríos a su espalda que se le hacían bien conocidos, una presión casi homicida que le hacía querer vomitar.
—Por favor no...— pensó —Acabo de aguantar mi desayuno—
Kouki inspecciono los alrededores, pero no encontró nada que le volviera ha hacer entrar en pánico.
Vio su reloj y noto como faltaba poco para que se hiciera la hora de entrada de los niños, decidiéndose a dejar pasar esa sensación al menos hasta finalizar sus horas de trabajo.
Recuerda con una sonrisa en el rostro su entrevista de trabajo, de parte de una mujer intimidantemente fuerte, sorprendiéndose al saber que era una omega. Aun con la frente en alto soporto el escrutinio debido a lo que le sucedía por su embarazo, a su casta y el hecho de seguir con el embarazo, casi llorando al, no solo ser aceptado, sino que ser comprendido sin problema alguno, escuchando de los labios de la omega que; si siendo una omega era muy difícil ser madre, no quería empezar lo difícil que seria para su casta. Externándole que cualquier problema, fuera cual fuera, estaría ahí para ayudarle.
Ayudo con las labores administrativas y sustituyo a profesores cuando estos no podían presentarse debido a sus celos, siendo gratamente aceptado por los infantes al tener a una mamá cerca de ellos. Kouki se sintió querido, y un poco como una pequeña manada a la que cuidar.
Definitivamente, su vida ya no estaba tan mal.
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Akashi Seijuuro no solo era un hombre con poder debido a su familia, sino por el hecho de que; a pensar de que es muy codiciado como prospecto a marido y se intuye por supuesto que es un alfa, nadie lo sabe con certeza.
Solo unos pocos allegados saben que en realidad es un Delta, una fuerza superior en muchos aspectos, siendo quizá uno en un millón con respecto a las otras castas.
Seijuuro nunca utilizo ese acervo genético como si de un dictador se tratara, haciéndose aun mas codiciado; sin saberlo los demás, por ese hecho.
Aun joven, se hizo cargo de su empresa, terminando solo su carrero por el título. Teniendo ya un poder considerable incluso su padre consideraba a este como un simple papel sin valor. Masaomi intento casar a Seijuuro en varias ocasiones, oponiéndose este con fuerza a ello.
Seijuuro ve a los que considera sus amigos, después de conocerlos por tantos años quienes saben su casta en realidad. Los invita a cenar en espera por primera vez en mucho tiempo de una opinión a lo que le ha sucedido.
