ɪɪ

15 1 0
                                    


Poco a poco el calor aumentaba en aquel cuarto, perlas de sudor bajaban por sus frentes al igual que por sus pechos, chasquidos de sus labios y gimoteos por aquellas caricias llenas de lujuria por encima de sus prendas llenaban la habitación. Ambos se encontraban nerviosos, en especial el castaño.

El mayor se retiro la camisa al igual que sus pantalones en un rápido movimiento, ahora era el turno del menor, subió su camisa lentamente llegando hasta sus pezones, algo anonado comenzó acariciar cada cicatriz que tenía, su mueca era de confundido, estaba completamente preocupado, en todos estos años que llegaron a convivir, nunca había notado aquellas cicatrices y sin darse cuenta el menor comenzó a sollozar en silencio. La ansiedad de Jimin aumentaba a medida que pasaban los minutos, al pensar que su pareja estaba repugnado por aquellas marcas tan feas que adornaban su delicada piel. – Jimin... ¿Amor? – paso su pulgar por las cristalinas lagrimas en un intento de limpiarlas, el cual era en vano, su llanto aumentaba cada vez más. – Per...Perdón por ser así. – Apenas pudo formular Jimin. - ¿Por qué pides perdón? Mi bella flor... ¿Quién te hizo tanto daño? – Yoongi tenia un gran nudo en la garganta. El pelinegro se acerco mas al castaño para envolverlo en sus brazos en un intento de consolación. – Confía en mí, por favor, sea lo que sea no te dejare, te hice una promesa el día en que nos hicimos pareja. – Murmuro y dejo un pequeño beso en sus labios mientras que con delicadeza acariciaba su mejilla. – Todas las cicatrices en mí, fueron hechas por mi madre. – Hizo una pequeña pausa, no le era fácil abrirse con este tema. – -Ella siempre solía golpearme con lo que encontrase... Siempre buscaba una excusa para hacerlo, sabes, una vez me golpeo a tal punto de que me dejo en coma, y solo por comerme unas galletas que le pertenecían, y-yo, ¡Y-yo solo era un niño! -

sᴄᴀʀsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora