Capitulo uno

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                  UN CAMBIO DE AIRES

2 meses más tarde

No sé en qué mierda pensaba la persona que inventó la universidad.

Puede que suene un poco agresivo pero no sé si es peor pensar en que mañana empiezan las clases o en que la maleta sigue en el coche todavía.

-¿A qué estás esperando Emili? La ropa no se va a poner sola en el armario, tonta- grita con su puño picando en el cristal del Audi.

-Dejame dos minutos de paz, mamá- me quejo, ni que fuera su hija.

-Tu verás, pero, te voy a cerrar la puerta en tres minutos si no entras y no creo que nadie vaya a acojer en su casa a alguien tan vaga como tú.

Esta pesada de aquí es Prisma, y no, no es triangular ni hexagonal. Ella es mi amiga del alma, mejor llamada compañera de chismes a la que tendría que matar porque sabe demasiado. Esa morena de pelo negro es el diario que mandaría quemar cuando muera.

Vamos a ir a la misma universidad por lo que, si, donde tengo que meter la maleta no es ni más ni menos que en la habitación que tenía su hermano antes de mudarse con sus amigos.

Cuando me digno a bajar de mi coche y sacar la pesada maleta del coche, Prisma ya me está esperando en la que va a ser mi próxima habitación.

-Casi parece que me vas a ayudar- digo divertida.

-Más quisieras cariño, tengo cosas mucho mejores que hacer- afirma con seguridad.

-¿Cómo quedar con Marcus tal vez?- pregunto mientras subo y bajo las cejas rápidamente.

-Cállate y coloca tus cosas que luego te llamaré para que salgas con nosotros.  A lo mejor hasta acabas con uno de mis amigos buenorros en el baño de un bar- no llevo ni una hora en su apartamento y ya me quiere liar con un amigo suyo.

-Anda vete y déjame aquí como la pobre Cenicienta- digo lloriqueando falsamente.

Me lanza un cojín de la cama- Cenicienta no era tan vaga, te deberían contratar en una telenovela de las que ve mi madre- suelta antes de irse por la puerta.

...

Media hora más tarde he terminado...de colocar cuatro camisetas y tres pantalones cortos. En mi defensa diré que eran unos pantalones muy pesados.

Si, soy vaga de cojones, pero ¿y qué?. Nadie es perfecto.

He sacado una pequeña cajita con un poco de maquillaje. Me maquillo poco, básicamente porque no se mucho más que echarme un poco de rubor y hacerme un intento de delineado.

Para la ropa no pienso pillar lo primero que vea, quiero causar buena impresión, ni muerta improviso. Como si tardo otra media hora, hoy se luce.

Escucho que llaman a la puerta del apartamento y voy hacia esta mientras me pongo unos pendientes pequeños que he encontrado desperdigados por la caja del maquillaje.

Intento girar el pomo de la puerta pero no cede por lo que lo vuelvo a intentar con más fuerza.

¿Pero que mierda les pasa a estos pomos?

-Ya abro yo- escucho una voz masculina al otro lado de la puerta- ¡Deja de presionar joder!

Por desgracia, el mensaje llega tarde a mi reducido cerebro de guisante en formato hormiga y sigo presionando la puerta. El señor desconocido la abre un poco pero ,como soy una bruta y sigo haciendo presión, le cierro en toda la cara de un portazo.

Ay mi madre, creo que le he dado en toda la cabeza.

Bueno, siempre he querido experimentar estar en la cárcel por un tiempo. Ni siquiera tendría que terminar de deshacer las maletas y tampoco tendría que empezar la universidad. Además, he oído que aquí hace mucho calor esta temporada.

Hidden Gomery |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora