capítulo 3

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Para Lena Luthor nada fue fácil, todo era siempre un desastre, para Lutessa Kieran o Lena la vida fue simple.

Nació un 24 de octubre en 1993 en Irlanda, durante una noche lluviosa de otoño. De una joven científica soltera.

No recuerda mucho sobre la época cuando vivía con su madre, madre que murió ahogada frente a ella cuando esta tenía solo 4 años.

Pero si recuerda el amor, el cariño, y sobre todo y su único problema sus primeros 4 años de vida.

- No le puedes decir a nadie, mi vida -

- ¿Por qué? Mami -

- Porque no sabemos que pasaría si la gente supiera que puedes ver colores -

Y Lena lo guardo, lo guardo tan dentro suyo que le dolía, nunca podría conocer a su alma gemela, no era solo por el maldito color que no aparecería de la nada para mostrarle que persona era la indicada, Lena Luthor, Lutessa Kieran no solo nació con la capacidad de ver colores... ella también era malditamente daltónica.

No sería un problema si hubiera nacido como el resto de la humanidad, pero no, ella sacó el premiado.

Ella intento buscar una respuesta, y solo encontró sobre su daltonismo... en cuanto a ver colores, buscó por todos los lugares que podrías buscar y lo único que encontró fueron mitos que decían que estaba maldita, que estaba destinada a no tener alma gemela, a bajar toda su existencia sola hasta que la muerte la reclamara.

Era solo una mierda estúpida, ella podría vivir su vida de forma normal, no necesitaba un alma gemela para hacerla feliz.

Pero al parecer el mundo pensaba lo contrario, porque persona con la que salía persona que encontraba su alma gemela, Jack dulce Jack que después de haberle propuesto matrimonio, una maldita relación de 3 años, encontró a su alma gemela y no dudo en dejarla. Y una mierda.

Lena sabía que podía ver colores como una persona con visión normal, tenía esos malditos lentes en su mesa de noche ¿pero para qué? ¿Cuál sería jodido punto?
Podía imaginar los encabezados
"Lena Luthor ve colores, pero nadie ve a su pareja ¿será que la rechazaron por ser un Luthor?"

Prefería que todo el mundo pensara que morirá sola sin ver colores a pasar por eso.

Y joder deseo con fuerza que los colores se volvieran Normales cuando Kara Danvers apareció en su vida.

Esa rubia que le hacía perder la cabeza, le quitaba el aliento cada que estaban cerca...

Alguien a quién nunca podría tener, sabía que con su suerte la chica encontraría a su alma gemela al momento en que ella intentara algo más.

Por eso la intento alejar, duramente, pero la chica terca, no la dejaría, Lena no sabe en que punto la dejo entrar en su oficina cuando quisiera y que estaría en su vida tan fuertemente.

Y desde el momento que entró en su vida habían pasado 3 meses y contando.

Le dolía, no lo iba ha negar, le dolía más de lo que debía, saber que la rubia con ojos de Golden retriever nunca sería suya, diablos le dolía.

No sabía como como en 3 meses se metió debajo de su piel.

El sonido de su puerta la sacó de sus pensamientos.

Cuando la habrío vio a Kara... quien parecía nerviosa por algo.

- ¡Hey! Lena ¿puedo pasar? -

Había algo raro, no lo podía descifrar.

- Por supuesto, entra -

La vio incomoda, parecía que en cualquier momento se rompería por algo, pero no sabía si ese algo era bueno o malo.

- Intente llamarte pero no respondiste -

¿Oh? Revisando su teléfono, efectivamente, Kara la llamo y no se dio cuenta, debía pasar algo profundo aquí para que la chica estuviera en su departamento.

- Hay algo que tengo que decirte -

Oh mierda, conocía esa mirada, la había visto tantas veces.

- Quiero que entiendas que valoro mucho nuestra amistad... y que no quiero lastimarte -

La vio tomar un respiro mientras la miraba a los ojos.

- esta bien, continua - ella no podía con lo venia, se acercó a su vaso y se tomó el contenido.

- Pero nesecito decirte esto porque no puedo más, y se que no te gustan las mentiras - 

Espera ¿Qué?

La rubia empezó a desabotonar su camisa y lo vio, el traje de Supergirl.

- Soy Supergirl -  la vio quitarse los lentes y ahí, ahí estaba la campeona de National City.

Mierda... iba a necesitar otro vaso.

Mismos colores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora