1. Te ví en Nueva York.

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Sonrío cuando empiezo a reconocer las calles a mi paso, estoy deseando llegar a casa. No he estado mal en Nueva York, pero he echado de menos estar en casa rodeada de la gente a la que quieres. Por mucha gente que haya Nueva York siempre de un lado para otro, a veces no he podido dejar de sentirme sola. Ahora de nuevo en Chicago, una oleada de calor me llega por todo el cuerpo y me siento muy feliz. Después de un año fuera, tengo ganas de ver a mis padres, a mi hermano y a mis amigas.

-Ya llegamos, señorita Sheppard.- Asiento con una sonrisa a Rcco el chófer y sigo mirando por la ventana.

Vico con mis padres en una casa de fachada blanca con cortinas a juego, más grande de lo que se requiere a decir verdad, piscina privada donde me gusta pasar mi tiempo libre, una habitación con un vestidor envidiado por todas mis amigas y en el frente de la casa todo está rodeado de hierba perfectamente cuidada. Mis padre son los mejores padres que se pueden tener, aunque mi padre trabaja constantemente siempre está ahí para lo que yo necesito y mi mamá siempre está atenta de mí, también. Luego, está mi hermano, Cameron que eso bueno, es otra historia. Yo amo a mi hermano y me encanta su personalidad arrogante y pasota, supongo que porque siempre he deseado ser así, pero mis prejuicios son mucho mayores.

Yo soy totalmente diferente, siempre haré lo que mis padres me recomienden y nunca seré capaz de decir nada malo en la cara de nadie por miedo a hacerlos daño, antes prefiero hacerme daño a mí misma manteniendo para mí lo que pienso.

Cuando llego a casa, me bajo y Rocco saca las maletas. En la puerta no hay nadie, lo que me apena un poco porque me hubiese gustado que estuvieran ahí para recibirme, pero a mí madre no le gusta llamar la atención, y siempre dice 'que no hay que montar escándalos en el vecindario'. Eso solo lo hace la gente barriobajera. Una de las ama de llaves me abre la puerta y con una reverencia me da la bienvenida con una sonrisa. La saludo de vuelta, ya sé que mi padre no me deja saludar de vuelta a los empleados, pero cuando no está cerca para verme lo hago, me parece que es de tener buena educación.

-Bienvenida, señorita Sheppard. La esperan en el salón.- Asiento y corro hacia el salón algo nerviosa por lo que me puedo encontrar. Abro la puerta y me llevo las manos a la boca emocionada.

Toda mi familia, tíos, primos, todos además de mis amigos están en el salón con una sonrisa esperándome. Muchos se acercan a darme la bienvenida, me abrazan y me hacen bueno comentarios sobre que estoy más delgada, muy guapa y que me ven diferente. Más mayor. Me alegra que me digan eso porque una de las razones por las cosas por las que me fui a la gran ciudad fue porque quería crecer como persona y darme cuenta de lo que es estar sola por un tiempo.

Mi mamá me abraza mientras solloza y la digo que ya estoy de vuelta y que también la echo de menos, mi abuelo por parte de papá se acerca para saludarme y me pasa una copa de champán con la que brindan todos por mí. Doy un sorbo a la copa, pero antes de que pueda acabarlo una mano me quitan la copa y la deja en la bandeja, cuando me doy cuenta de quien es me tiro a sus brazos a abrazarlo.

-Me ahogas.- Dice. Nunca le han gustado mucho las muestras de afecto con la familia y sé que si se deja es por mí.

-Te he echado mucho de menos, Cam.

-¿Cómo te ha tratado Nueva York?.- Se aleja del abrazo.- No tendré que meter a nadie una paliza, ¿verdad?.- Mi hermano siempre tan protector.

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