2. Te quiero, Cam.

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Una vez despedido en la puerta a todo el mundo, mientras que mi madre daba las gracias uno a uno por haberse tomado la molestia de venir, subo a mi habitación y me tumbo boca arriba en la cama. Hogar dulce hogar...Miro la hora y decido darme una ducha relajante. Me visto con un vestigo por encima de la rodilla, blanco de seda a juego con unos zapatos con correas rosas, aunque estoy segura que acabaré llendo descalza. Me pongo un poco de maquillaje y dejo mi pelo rubio cayendo en formas de ondas algo desordenadas. Busco un bolso para poder meter dinero, gloss y...¿mi móvil?. Salgo de la habitación y voy al salón en busca de mi móvil, pero no lo encuentro allí. Entonces me dirijo a arriba de nuevo y me dirijo a la habitación de mi hermano para pedirle que me llame, pero justo antes de entrar le escucho hablar con alguien y sin saber por qué lo hago me quedo escuchando tras la puerta.


-Es una cantidad muy grande de dinero, Cameron. No lo podemos rechazar.- Reconozco la voz de mi primo Jake.


-Si eso trae ponerla en peligro, olvídalo. Ambos sabemos que la quieren y no pienso permitirlo, Jake.


-Bueno, hombre. ¿Entonces por qué no la dejamos más tiempo fuera de la ciudad?. Allí la teníamos a salvo y vigilada.- Reconozco que están hablando de mí, y no sé cuál es el problema, pero estoy empezando a ponerme nerviosa y me suda el cuello.


-La gente iba a empezar a sospechar, el primero su padre. No era una opción.


-Bien, entonces, ¿qué propones?.


-No lo sé, vamos a reunirnos con ellos en la playa esta noche y después ya veremos.


-Sabes que ella va a ir a una fiesta ahí.


-Sí, ¿qué quieres que haga?, ¿decirla que no vaya?. No puedo, J.


-Bien, nos vemos más tarde.- Rápidamente me voy al final del pasillo y llego caminando de nuevo a su habitación como si nada justo cuando se abre la puerta. No sé de dónde saqué esta idea y esa fuerza para hacer como si nada, nunca lo había hecho y me salió como si fuera natural. Aunque estaba muy nerviosa en mi interior no lo exteriorizé en ningún momento.


-¿Está mi hermano ahí?.


-Sí, señorita. Estás muy guapa, Pril, pero creo que te dije que no fuera a la fiesta.- No sé por qué pero estaba furiosa con Jake.


-Y yo creo que te dije que ya estoy mayor para decirme lo que debo hacer.- Me mira con los ojos algo abiertos. No esperaba ese tono de mi parte y la verdad es que yo tampoco.- Ahora voy a buscar a mi hermano.- Cuando entro en la habitación está sentado en su cama con los codos en sus rodillas y su cabeza colgando entre sus manos. Cierro la puerta y sigilosamente me siento a su lado.- Hola.- Susurro.- ¿Te encuentras bien?.- Levanta la cabeza y me da una sonrisa que no llega a sus ojos.


-Algo cansado. ¿Necesitas algo?.- Se levanta de la cama y comienza a buscar algo en un cajón.


-¿Has visto mi móvil?.- Con algo en la mano se acerca a mí y me dice.


-No, Pril, no lo he visto.


-Oh, está bien...- No sabía como lo hacía pero el tono de Cameron siempre me hacía quedar en silencio, sin tener algo que decir o hacer.


-Siéntate, tengo algo para ti.- Hago lo que me dice y espero impaciente. Envuelve mi muñeca con sus manos y cuando las aparta me deja ver un brazalete de dos dedos de ancho, plateado con piedras azules.


-Es...es precioso Cameron. Muchas gracias, pero...¿por qué?. No es necesario, de verdad.- Intento quitármela para devolvérsela pero me detiene.


-Quédatelo, April. Por favor. Es un regalo, no quiero que te lo quites nunca, ¿sí?.- Asiento.- Ten cuidado en quien confías, ¿vale?.- Me dice con tono suave.- Estás preciosa, April.- Me sonríe dulcemente. Yo no me puedo sacar de la cabeza todo lo que está ocurriendo, ¿qué está ocurriendo?. Me levanto para quedar frente a él.

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