Parte Única

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Tres hermosas bebés descansaban en la cuna que recientemente había comprado, dormían con tranquilidad entre las sabanas con figuritas de mariposas.

Su esposa descansaba derrotada en su habitación, las tres chiquillas requerían la mayor parte de su tiempo, sobre todo con la pequeña Sumi quien no podía estar mucho tiempo sin sentir a su madre porque comenzaba a llorar.

Cuidar de un bebé era difícil, pero cuidar de tres... definitivamente un reto mayor.

Aún recuerda lo difícil que fue el parto para su esposa, tenía solamente treinta y dos semanas de embarazo cuando sus trillizas nacieron. Por lo que la angustia que sintió fue de las peores sensaciones que  pudo tener.

Ese día Shinobu no paraba de llorar, sudar y gritar por el dolor, al ser su cuerpo muy delgado y pequeño, dar a luz a sus pequeñas fue muy difícil. La primera en nacer fue Naho, cuando escuchó su primer llanto no pudo evitar llorar de emoción, aunque Shinobu le golpeó el hombre diciéndole que aún no era tiempo para emocionarse.

Sesenta y ocho minutos después nació Kiyo, pero para ese entonces Shinobu ya no aguantaba, llevaba hora y media desde que salió, sus fuerzas estaban debilitadas, y la tercer bebé necesitaba salir con urgencia. Por lo que el nacimiento de Sumi fue el más complicado. Lo que fue obligada a tener una cesárea de emergencia cuando su cuerpo estaba completamente debilitado para seguir pujando.

Fue realmente duro, pero lo logró. Shinobu dio a luz a tres hermosas y sanas niñas. Admira a su esposa por ello, su pequeño cuerpo soportó tener a tres bebés, sus tres maripositas.

Giyuu trataba de ayudarla en lo más que podía, más sin embargo su trabajo en la estación de policía tomaba gran parte de su tiempo, por lo que Shinobu terminaba de cuidar a las trillizas por su cuenta. Aunque a veces sus hermanas la visitaban por varios días para ayudarla, sobre todo los días en los que tenía turno.

Las tres eran iguales de forma física, peor en personalidad, todas son completamente diferentes.

En sus treinta y ocho meses de vida, Sumi es quien más apegada a su madre está, Naho lo era con su padre, y Kiyo era quien disfrutaba de ambos. Pero todo eso cambiaba cuando llegaba la tía Kanae, cuando su cuñada llegaba, ninguna de sus niñas querían despegarse de ella.

Lo que lo hacía sentir celoso.

— Giyuu, ven a dormir ya por favor. — se sorprendió al escuchar a su esposa quien se encontraba detrás suya apoyada en el umbral de la puerta de la habitación de sus pequeñas — Ellas están bien.

El azabache asintió, y con una última mirada hacia sus niñas, salió silenciosamente de la habitación.

— ¿Qué haces despierta? — cuestionó mientras la abrazaba por los hombros — Se supone que dormías.

— Lo estaba, hasta que me dieron ganas de ir al baño y fue cuando me percaté que no estabas. — Shinobu bostezo perezosamente — Son las dos de la mañana, supuse que estarías con ellas.

Shinobu le tenía controlado a Giyuu que siempre a esa hora iba a ver a las trillizas para asegurarse de que estuvieran bien. Aunque él realmente no se daba cuenta.

— ¿En serio lo hago? — un sonrojo apareció en sus mejillas.

— Todas las noches. — aseguró la mujer — Y estoy segura que cuando estas de turno las ves a esta hora por las cámaras.

No era sobreprotector, para nada... solo quería asegurarse que sus princesas estén bien por las noches sabiendo lo exhausta que terminaba su esposa.

En cuanto ambos se acostaron en su cama matrimonial, Shinobu se apegó a él colocando su cabeza en su pecho enredando una de sus piernas con las de él. Era su posición favorita para dormir.

Butterfly || GiyuuShinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora