1. Atrapar el momento en un cristal

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I lie awake beside the windowsill
Like a flower in a vase
Evergreen - Hyde

La habitación era pequeña. Apenas una cama, un velador y una ventana. La mañana lo encontraba con sueños de trasnochado. Tenía que forzarse a abrir la puerta con cuidado. Esa pieza guardaba lo que le era más preciado.

Sus latidos volvieron a la normalidad. Como cada mañana lo encontró en el mismo lugar. Mirando por la ventana como una flor que busca la luz diurna.

Una flor de loto pensó mientras se acercaba con la charola con el desayuno, sin obtener reacción de parte de Wei Ying.  Como cada mañana, se sentó sobre la cama aún tendida, observando a quien pensó que no volvería a ver. Y ahí estaba, tan a su alcance sin que se atreviera a tocarlo por miedo a que desaparezca como la bruma matutina.

—La mañana era gris.

La voz de Wei Ying sonaba rasposa, casi ajada por falta de uso. Wanji apenas curvó los labios en un intento de sonrisa. Extrañaba su voz. Lo hizo por tanto tiempo. Tuvo tanto miedo de no volver a sentir sus notas resonando en sus oídos.

—Era inicios de verano, pero la mañana era gris.

—Como el color de tus ojos —aventuró casi sin pensarlo.

Ese era uno de los efectos que tenía la presencia de Wei Ying en su vida. De pronto lo volvía vulnerable a los impulsos. Sus palabras consiguieron sacarlo del trance. Wei Ying giró su rostro ligeramente, casi sin mirarlo.

—Es un color asqueroso.

Su voz ahora tenía una nota de tristeza ahogándose en medio de la burla. Wei Ying ladeó el rostro y ahora lo miraba fijamente.

Wan Ji quiso contradecirlo, pero solo señaló con una mano el desayuno que llevó para ambos.  Esperaba que esa mañana tuviera apetito y ánimos para salir de esa habitación.

Dejó de llevar la cuenta de los días en los que se sentía acompañado y de los que de pronto Wei Ying se sentía ausente. Siempre mirando por la ventana, como si quisiera salir por ella y no supiera que existía una puerta.

Las cosas cambiaron. Era todo culpa del tiempo. Era culpa del tiempo que dejó pasar, se corrigió, Lan Wan Ji. Cuando lo dejó de ver, cuando aceptó que era su deber obedecer a su familia y alejarse.

Todo quedó en el pasado y aunque no pudiera regresar el tiempo, tenía decidido aprovechar el que le quedaba, al lado de Wei Ying.

Ahora lo miraba a los ojos como solía hacerlo antes. Antes cuando no tuvo las agallas de retenerlo en sus brazos.

La tristeza llegó a su pecho como una vieja conocida. Se quiso instalar de nuevo y nublarle la vista. No se lo permitiría, no cuando Wei Ying se encontraba presente.

Él lo notó. Pudo sentir el contacto de sus dedos fríos sobre su mejilla. Wei Ying se acercó a su rostro, mirándolo con tristeza. La sonrisa que solía reservar solo para él se había perdido en el tiempo. Wan Ji haría lo que fuera por recuperarla.

—Te ves muy triste —murmuró Wei Ying acercándose un poco más— ¿Hice algo malo?

Esa pregunta se la hizo tantas veces en el pasado.

—¿Hice algo malo? Lo siento, lo siento de veras —Wei Ying recostó el rostro sobre su pecho, sin atreverse a rodearlo con los brazos.

Wan Ji cerró los ojos deseando poder darle algo de calor. Quizá en esta oportunidad podría aliviar su corazón.  Le respondió musitando apenas. Reunió valor y se atrevió a tocar el cabello de Wei Ying que caía como una suave cascada sobre su espalda. Apenas sintió la suavidad de las hebras, no se resistió y enredó sus dedos con cuidado.

Girar el reloj del ayerWhere stories live. Discover now