ᴇᴍᴇʀɢᴇɴᴄʏ ᴅᴜsᴛ

2.2K 51 19
                                    

•Datos;

✓Au (Universo alterno): Tanto Daniel como Valentin son doctores.

✓Daniel: 29 años.
=Valentin: 22 años.

✓Palabras: 5.389

•••

El pelirubio corrió velozmente dentro del hospital. Cuando miró la hora y se cercioró de que llegaba veinte minutos retrasado, su respiración agitada le aviso que no aguantaría mucho más. Si tenía suerte, aquel día eso no sería un inconveniente.

Valentin Oliva era un estudiante de enfermería, con tres años de carrera culminados y dos más pendientes. Tenía veintidós años y hacía su pasantía obligatoria en el Hospital de Avellaneda.

En ocasiones solía ser despistado, pero su gran simpatía lograba sacarlo de los reales problemas en los que podría llegar a meterse por su descuido. De igual forma, él no dejaba de ser una mente brillante; aunque a su manera. Por supuesto, aquello no podía pasar desapercibido.

Cuando él llegó a la oficina del cirujano cardiovascular estrella, dejó su morral en una esquina y tomó el aire que su veloz correteo por los pasillos le pudo haber arrebatado. Sentía el corazón en los oídos, y supuso que no podría ir más rápido, pero cuando la puerta se abrió y dejó al descubierto la preciosa presencia del doctor, tuvo que tomar asiento rápidamente para evitar caerse de boca.

Daniel Ribba era un hombre de veintinueve años, y a pesar de ser relativamente joven, era por completo un genio. Había recibido su título en cardiología con honores, y seis años después, logró completar su residencia en medicina interna. Ahora era, posiblemente, el mejor cirujano cardiovascular de la ciudad, y cuando Valentin supo que trabajaría con él, casi logra suicidarse.

Por muy estúpido que pareciese, él lo admiraba, y no tan sólo por su magnifico trabajo. Valentin podía tener una variada cantidad de sueños bastante impropios con el castaño, sin nombrar las martirizantes fantasías que lo acarreaban por segundo.

Estaba ridículamente enamorado del doctor. Era inevitable pues, Daniel era un hombre perfectamente bien hecho. Su figura era larga y delgada, aunque sin dejar de ser esbelta. Tenía gracia y elegancia, hecho que era imposible pasar desapercibido. Su cabello era castaño como el tronco de un arbol y casi siempre lo mantenía en un copo, aunque cuando lo dejaba todo un poco revuelto y casual, Valentin podía sentir increíbles oleadas de placer acarrearle brutalmente.

De igual manera, Valentin podría asegurar que lo mejor de aquel hombre, eran sus preciosos ojos. Unos divinos y expresivos orbes del color de la miel más fina, rodeados por rizadas y largas pestañas negras que, sin duda alguna, se movían en diferentes direcciones con cada pestañeo. O quizás, lo mejor fuera aquella blanca y característica sonrisa; siendo simpática y preciosa con cada persona a la que iba dirigida. Acompañada por un par de carnosos y rosados labios que pedían a gritos ser besados.

Valentin no sabía cuál era la mejor parte de Daniel. Pero podía jurar que estaba constantemente en una pelea gracias a ello.

De igual manera, él no podía dejar de pensar en lo malditamente perfecto que era aquél sujeto. Y cuando se dio cuenta de que su respiración estaba imposiblemente acelerada, salió de su ensimismamiento. Ribba había tomado asiento en su escritorio, variadas miradas hacia el chico menor, y una sonrisa curvando sus provocativos labios.

-¿Qué te he dicho sobre relajarte, Valentin? -Comentó. Y oh, Valentin pensó que definitivamente, su voz estaba en aquella lista de las mejores cosas.

Melodiosa como ninguna otra, entonada y dulce. Definitivamente, una obra de Dios.

»-No es bueno que te exaltes de esa manera. ¿Lo sabes, no? Tu corazón late muy rápido y por tus exámenes sé que eres susceptible a la taquicardia -volvió a comentar, mordiendo el interior de su mejilla cuando Valentin le sonrió-. Podría jurar que en este momento tu corazón está loco, ¿no es así? Intentemos tranquilizarlo, chico.

Wosani shot's explicitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora