Capitulo 3.

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—Bien. Quizá debas tomar asiento aún lado mío. La clase está apunto de comenzar. —Ordenó su escritorio tratando de que cada objeto estuviera en su lugar.

—Creo que me sentaré del lado de los alumnos. — Decía mientras caminaba rumbo a las butacas. Eligió una hasta el final para tener una mejor vista. — Ésta es perfecta. Así que... —Lanzó una mirada un poco atrevida. —Esto es como una especie de romance profesor-alumno. ¿No es gracioso? Profesora SA-KU-RA... —Pronunció lento y firme con un toque coqueto. —Es indecente.

Ella sólo pudo reír ante tal comentario. Su mirada estaba revisando su material de clases con un leve despiste que se centraba en el pelirrojo.

Llevó sus codos sobre la mesa y reposo su rostro entre sus manos —¿Te parece gracioso? — Alzó una ceja.

—¿A ti no? De alguna manera. —Dejo los papeles. Llevó uno de sus dedos hacia sus labios en gesto de interrogante. — Tú sabes.—Apuntó hacia el chico. —Fuiste mi profesor de taller, ¿o no? Profesor IN-DE-CEN-TE.

El pelirrojo se levantó de golpe. Estaba a punto de hablar, pero sólo fue su boca quien se abrió y cerró al instante que retomaba su postura anterior. Movió la cabeza en modo afirmativo para sí. Cuando la miró, sólo levantó los hombros en gesto de no saber nada.

La puerta se abrió y varios estudiantes llenaron el aula. Algunos quedaron sorprendidos por el pelirrojo. "¿Un nuevo estudiante? ¿No era muy viejo?" "Es apuesto" decían otros.

Un estudiante se deslizó rápido entre los otros y tomó asiento a un lado del pelirrojo.

—¿Tú eres... —Su voz tembló por un momento.

El mayor levantó una ceja.—¿Soy?—Preguntó sonriendo.

—¿Eres Sasori de la Arena roja? ¿Verdad? —Sus ojitos se veían llenos de emoción.

—¿De la arena roja? —Rió para sí. —Supongo que así me han llamado. Pero sí, soy Sasori.

—¡Lo sabía! Soy un gran admirador de tu trabajo en marionetas. Desde que era un niño. Por cierto, mi nombre es Komushi.—Dijo mientras extendía su brazo.

—Mucho gusto Komushi.

—¡Por favor la clase esta comenzando. Pueden hablar más tarde! —La voz de Sakura puso quieto a todo el salón.

—Por favor, hablemos más tarde —Susurro el joven.

La clase transcurrió sin más. Dos horas pasaron como si nada. Todos los estudiantes se despidieron de Sakura y abandonaron el aula. Sólo Komushi permaneció por algunos instantes.

—¡Hasta la próxima! —Se despidió enérgico.

Sakura se acercó al pelirrojo. —¿Conoces a Komushi?

—No. Más bien, él me conoce a mí. —Sasori miró a Sakura y acarició su cabeza. —¿Vamos por la siguiente clase?

—Vamos. —Ambos emprendieron el paso.

Las tres clases del día habían terminado. Sakura comenzó a explicar cómo se armaba la clase y los materiales que necesitaba. Le mostró las aulas. Lo presentó en la oficina de maestros. El día por fin había terminado. Así transcurrió una semana. En la segunda Sasori ya comenzaba a impartir clases y todo parecía de maravilla. Al mes, es como si ser maestro fuera algo que había hecho toda su vida.

—¿Deberíamos ir a comer?—Preguntó Sasori.

—¡Sí! —Se notaba la esperanza en Sakura. —Los miércoles son los días más pesados porque son clases seguidas. Vayamos por algo delicioso y

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