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La castañita de baja estatura se encontraba en la cocina intentando alcanzar de puntillas sus preciados cereales de colores para su desayuno, pero por su diminuto tamaño, no podía alcanzar la caja que estaba en un mueble un poco más alto que ella.
—T-tonta estatura. YeYe, n-no hacer nada —dijo bajando su cabecita empezando a sollozar. Unos pasos que se dirigían hacia la cocina, la hizo levantar su cabeza encontrándose con la mirada de la mayor, su novia Yeji.
—¿Cielito, qué haces ahí en el suelo? te puedes enfermar... —regañó acercándose a pasos rápidos donde estaba su novia aún tirada, se agachó a la pequeña estatura de esta, escuchando sus pequeños sollozos y suspiros bajitos—. ¿Qué te pasó? ¿Por qué sollozas?... ¿Te hiciste daño? ¿T-te paso algo, cielito? —dijo la de cabellos naranjos acariciando suavemente los mechones de Lia, haciendo que esta levantará su cabecita de sus manitos blanquitas y la mirará con sus ojitos rojitos.
—Q-quiero alcanzar los cereales, unnie y no puedo. No puedo alcanzarlos porque soy pequeña —respondió con sus ojos aún cristalinos y un poco rojizos, haciendo que Yeji soltara una pequeña risa y le diera un beso en sus finos y rosados labios.
—Me hubieras despertado, cielito, para qué te ayudará.
Rodeó sus brazos de bajo de los de Lia, y levantándola en el proceso, haciendo que alcance el lugar deseado donde estaban sus cereales.
—No sé por qué no me despertaste, te hubiera ayudado —repitió bajando con cuidado el pequeño cuerpito de su pareja, para que sus pies por fin, hagan contacto con el suelo.
Jisoo quedé en el pecho de esta, apoyando su mandíbula en su pecho.
—Quería hacerlo solita, Yeji unnie, pero no pude —dijo la castañita en voz bajita, Yeji rio para luego hacer boca de pato, ella sabía que significaba, besito.
Pero por la gran diferencia de estatura, Lia se tenía que poner de puntillas para alcanzarla y darle ese preciado beso, cosa que no lograba alcanzar.
—¡U-unnie t-tonta! ¡No puedo darle su besito! ¡Agachese, por favor! —reclamó la castaña dejando de hacer puntillas, cruzando los brazos con un puchero.
Yeji agarró sus muslos rodeando las piernas de Lia en su cintura.
—Que mala eres con unnie, cielito. Tal vez no te de-
Fue interrumpido por un besito de los suaves labios de su pequeña novia, haciendo que esta ocultara su cabeza en el cuello.
—Lo siento por decirle unnie tonta...
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