SCARS PARTE 1

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CAPÍTULO 1: FUEGO

Suenan los pasos de los soldados como si miles de tambores sonasen al unísono, la noche no deja ver sus siluetas con claridad, pero se puede ver el brillo de sus armaduras iluminadas por el fuego de sus antorchas. Avanzan implacables al grito de –avanzad- que sus generales ordenan, por los colores que portan sus banderas y estandartes, no hay duda que los soldados provienen del ejército de Everard.

En la cabeza del batallón, se puede observar a un chico, de aproximadamente 1,75-1,80 cm de altura, no se podía ver su rostro pues una capucha de cuero negro lo cubria. Vestía una túnica hecha de cuero negro con ciertos retoques y cortes, para darle un aspecto más sobrio, que llegaba hasta sus rodillas, sobre esta llevaba unas hombreras de un metal oscuro, adornado con pequeños salientes que bien podrían parecer escamas, sus antebrazos y manos estaban protegidos por unos brazales que tenían un color y diseño similares al de las hombreras. Los brazales protegían hasta los dedos, que estaban cubiertos por láminas de metal las piernas estaban protegidas por unas grebas que volvían a repetir el mismo diseño que las anteriores piezas, y la túnica estaba ceñida por un cinturón de tela junto a otro de cuero, a su espalda, llevaba una espada larga y fina, que bien podría estar hecha de plata.

-Ven- Exclamó al soldado más cercano que tenía

-¿Sí, señor?- respondió el soldado dando un paso al frente

-Ha llegado el momento, tráelos-

El soldado asintió con preocupación y salió corriendo lo más rápido que pudo, como si su vida dependiese de ello.

El misterioso guerrero se quedó observando el batallón, unos 50.000 hombres, todos dispuestos a atacar en cuanto se diese la orden, llevaban varios días de viaje con el único objetivo de invadir la fortaleza que se encontraba a apenas 100 metros de su ubicación. La fortaleza estaba protegida por muros altos y gruesos, de ladrillos de un tono claro, estos muros estaban llenos de arqueros dispuestos a atacar a cualquiera que se acercase, junto con barriles llenos de aceite completamente hirviendo, no sería tarea fácil invadir este lugar.

Dentro de esas murallas se podía observar, aunque con dificultad, las altas y puntiagudas torres del palacio del duque Beltrán, dueño de esa fortaleza y hermano del rey Arnold.

-¿Nos buscabas?- Preguntó una voz femenina justo detrás del misterioso guerrero

Al girarse vio a 6 guerreros, todos encapuchados y con una indumentaria muy similar a la suya y todos equipados con diferentes armas.

-¿Estáis listos?-

- Sí-

-Bien, tomad posiciones, atacamos-

Todos y cada uno de los soldados comenzaron a avanzar hacia la fortaleza, el ataque había empezado. El ejército de Everard avanzaba hacia la muralla, los arqueros los avistaron y, entre ellos, varios soldados portaban una gran máquina hecha de madera, con varios salientes y escudos por encima, era un ariete, estaban dispuestos a destruir el portón que protegía la ciudad. Los arqueros inmediatamente comenzaron una lluvia de flechas, algunas ardían, dispararon hacia el ariete aunque sin resultados pues, estaba completamente protegido por diversos escudos todos hechos de metal.

El batallón seguía avanzando hasta llegar a la muralla, donde los atacantes fueron recibidos con varias oleadas de aceite hirviendo, provocando desgarradoras muertes por quemaduras en muchos soldados.

Una primera sacudida surgió a los pies de los soldados que se encontraban en la muralla, pues el ariete había dado el primer golpe y los atacantes establecieron escaleras en los exteriores, querían trasladar el combate a los muros para evitar que el aceite matase a más hombres. Miembros mutilados, soldados con caras deformadas, los muros se habían convertido en una auténtica carnicería, un segundo impacto sacudió el portón, estaba a punto de romperse y las andanadas de aceite y flechas habían cesado debido a los soldados presentes en las murallas.

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