L𝗲𝘁 S𝘁a𝗿𝘁 𝗔g𝗮𝗶𝗻

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Cuatro años habían pasado, HyunJin tenía veinticuatro recién cumplidos y se había mudado a Seúl.

Después de aquella fatídica noche, sus padres solo le habían permitido quedarse con ellos hasta que terminara la universidad, exponiendo su favoritismo por MinHo.

Y qué hablar de él, no le dirigía la palabra desde que descubrió su traición junto a JeongIn.

JeongIn...

Ese nombre resonaba en su cabeza siempre y sentía su falta de moralidad al no arrepentirse de su acto. Recordaba cómo seguía sonriendo mientras su hermano le dedicaba insultos e insinuaciones. Volvía a su habitación en la madrugada con la mirada de sus padres clavada en su nuca.

Nunca más supo de él, excepto ciertos rumores que se había mudado a Seúl también.

No tenía pensado encontrárselo pero lo recordaba siempre en sus revolcones casuales con chicos desconocidos.
Por un demonio que juraba que nadie podía superar la manera en que JeongIn le folló y eso frustraba.

Tenía que volver a Busan, después de dos años. Tenía que volver.

Era el cumpleaños de ChangBin, su mejor amigo y por jodida mala suerte primo de JeongIn.

Estaba nervioso, quería y a la vez no encontrárselo.

Muchas cuestiones abordaban su cabeza. ¿Lo recordaría cómo él?

Ugh. Realmente frustrante. Su vuelo salía en media hora y todavía aquello no desaparecía de su cabeza. Se acordó de llamar a ChangBin y preguntarle, le aseguró que no iría. Y sintió toda desilusión en su cuerpo. ¿En qué demonios pensaba?

No le dio tiempo en mortificarse más, tenía que subir al avión.

No le había contado a sus padres que volvería a Busan, por lo cual había reservado un hotel y tan solo por un día. Pero no faltaría a más cumpleaños de su mejor amigo. ChangBin era el único que no lo había dejado de lado en aquella ciudad.

Suspiró al salir de un avión y pronto cogió un taxi para dirigirse a su hotel. Esa noche descansaría y mañana se prepararía para el cumpleaños.

Llego la mañana demasiado rápida, sentía que había dormido muy poco aunque en su reloj ponía las doce de la tarde.

Se levantó con pereza y pidió el desayuno para que se lo trajeran. Aún faltaban varias horas para ir a la fiesta, que empezaría a las ocho de la noche.
Prosiguió a sacar el regalo de la maleta pequeña y pensar en qué haría solo.

Sabía que aquella fiesta era familiar y ChangBin solo lo había invitado a él como amigo. Lo único que lo emocionaba de eso es que podría abrazar de nuevo a su mejor amigo.

Frotó su rostro con sus dos manos y se fue a la ducha.

Las horas pasaron velozmente y apenas quedaba una hora para la celebración. Se colocó un poco de corrector en aquellas ojeras que le había causado el no dormir la semana pasada. quizás un poco de delineado en sus ojos para tener una mirada más profunda y brillo en sus labios. Se encargaría de verse completamente precioso, sabía que las miradas caerían en él.
Esperaba tener un poco de diversión hoy también, sonrió al espejo, colocando un mechón de su cabello bien para luego coger sus cosas junto al regalo y marcharse.

El taxi lo dejó frente su puerta, se podía escuchar el murmullo y la música clásica al exterior. Tocó la puerta y ésta fue abierta por su mejor amigo. Lo recogió en un fuerte abrazo y lo invitó a pasar.

Miradas cayeron ante él pero no las que deseaba, murmuraban y juzgaban de mala forma. Se sintió levemente cohibido pero alzó el rostro con una pícara sonrisa ante las miradas.

𝗟𝗘𝗧 𝗠𝗘 𝗧𝗥𝗬.🌷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora