Epílogo

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Musutafu, seis meses después

Himiko Midoriya sonrió mientras hojeaba el álbum de fotos y postales tomadas de su viaje y de Izuku a Bora-Bora. Fotografías del bungalow donde habían hecho el amor. Fotos en donde la pareja aparecía montando su scooter alquilado alrededor de la isla, sus caminatas por los senderos de la jungla, sus noches en los espectáculos con cena y su buceo de superficie en la laguna. La rubia hizo una pausa cuando llegó a una postal de la Iglesia Protestante Maohi en Anau, donde ella e Izuku se habían casado.

Había sido una ceremonia sencilla, con el sacerdote, la iglesia y el organista, pero Himiko nunca se había sentido tan amada como cuando Izuku le preguntó si que quería oficializar su relación. Ella estuvo de acuerdo, y después de una rápida compra, la pareja se casó y disfrutó del resto de sus dos semanas de vacaciones en Bora-Bora (tres días en realidad) como marido y mujer.

Recordó, sonrojada, cómo habían hecho el amor varias veces más en esas dos semanas, justo antes de su boda, por todo el bungalow. Recordó su toque, sus besos, como sus caderas se movían contra ella y dentro de ella. Qué cálido y tierno se había sentido.

En ese momento, un fuerte golpe en la puerta hizo que Himiko dejara de recordar sus memorias. Se levantó y caminó hacia la puerta, espiando por el ojo de la cerradura y vio a una peliazul muy molesta mirándola.

Himiko suspiró, sabiendo que esto era inevitable. Abrió la puerta y encontró a Nejire observándola.

– ¡Tú! ¡¿Cómo pudiste?! – Nejire le espetó.

– ¿Cómo podría qué? – Preguntó Himiko.

– ¡Fuiste tú! ¡Tú y tu grupo de desdichados villanos! ¡Tú me enviaste esa carta, no Tamaki! ¡Me enviaste a una loca persecución! ¡Arruinaste mi boda! – Nejire gruñó.

– ¿Y te tomó seis meses darte cuenta de eso? – Himiko dijo en un tono casi condescendiente. – Fue una prueba. Y fallaste. – Himiko respondió con calma.

– ¡Me engañaste! – Ella gritó.

– Te obligué a tomar una decisión. Y lo hiciste. – Himiko dijo con calma.

– ¡Te llevaste a mi novio! – Ella vociferó.

– Después de que lo dejaste en el altar. – contraatacó.

– ¡Te llevaste mi anillo! – replicó señalando el anillo de matrimonio en su mano izquierda.

– Nunca lo habías usado. Lo usé para que Izuku-kun no sé sintiera humillado por tu traición si la gente veía su anillo y no el mío mientras estábamos juntos. – Ella explicó.

– ¡Tú preparaste todo eso! – ella objetó.

– Todo lo que hice fue enviarte una carta, solo puedes culparte a ti misma por lo que pasó después. –

– ¿Y qué? ¿Hiciste esto solo para conseguir a Izuku y hacerlo feliz? – Nejire impugnó de nuevo.

– No lo entiendes, Hado. Quería que Izuku-kun fuera feliz. Incluso si fuera contigo. – Dijo Himiko. – Fuiste estúpida y tonta. Estúpida por no darte cuenta de que la carta era falsa siendo una de los ex's tres grandes, y tonta por elegir a Tamaki sobre Izuku-kun. –

– ¡Porque Tamaki siempre fue un mejor hombre! – Ella gritó.

– Tamaki antes era un buen chico. Sin embargo, tras la muerte de Yuyu, se volvió en un mentiroso, un mujeriego y un sinvergüenza. –

– ¡Cómo te atreves! –

Nejire se abalanzó sobre Himiko, buscando golpearla por decir eso. Himiko se hizo a un lado, evitando el puñetazo y sacando el pie para hacerla tropezar, haciendo que Nejire aterrizara de cara al suelo.

Izuku e Himiko: "La pareja casada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora